CIUDAD DEL VATICANO, 21 OCT 2007 (VIS).-En una jornada lluviosa y fría, el Papa realizó hoy una visita pastoral a Nápoles (Italia), donde a las 10,00 celebró la Santa Misa ante más de 20.000 personas en la céntrica Plaza del Plebiscito y posteriormente inauguró el Encuentro Internacional por la paz organizado por la Comunidad de San Egidio.
Comentando en la homilía las lecturas bíblicas que hablan de la necesidad de rezar sin descanso, el Santo Padre dijo a los napolitanos: "Frente a realidades sociales difíciles y complejas como es seguramente la vuestra, es necesario reforzar la esperanza, que se funda en la fe y se expresa con una oración incansable".
"La fe -continuó- nos asegura que Dios escucha nuestra oración y accede a nuestro ruego en el momento oportuno, aunque a veces la experiencia cotidiana parece desmentir esta certeza".
Benedicto XVI subrayó que "ante algunos episodios de crónica negra o a tantos problemas cotidianos de la vida de los que ni siquiera hablan los periódicos, brota espontáneamente del corazón la súplica del antiguo profeta Habacuc: "¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio sin que me escuches? ¿Gritaré a Ti: ¡Violencia! sin que me salves?". La respuesta a esta invocación urgente es solo una: Dios no puede cambiar las cosas sin nuestra conversión, y nuestra verdadera conversión inicia con el "grito" del alma, que implora perdón y salvación".
Refiriéndose a la realidad de la ciudad partenopea, el Papa recordó "las situaciones de pobreza, de falta de vivienda, de desempleo y la falta de perspectivas futuras. Además -continuó- existe el triste fenómeno de la violencia. No se trata únicamente del despreciable número de delitos de la camorra, sino también del hecho de que la violencia tiende a convertirse por desgracia en una mentalidad difundida, penetrando en la vida social, en los barrios históricos del centro y en las periferias nuevas y anónimas, con el riesgo de atraer especialmente a la juventud, que crece en ambientes en los que prospera la ilegalidad, el mercado negro y la cultura de sobrevivir como se puede".
En este sentido, el Santo Padre pidió que se intensifiquen "los esfuerzos en favor de una estrategia de prevención dirigida a la escuela, al trabajo y a ayudar a los jóvenes a administrar el tiempo libre. Es necesaria una intervención que involucre a todos en la lucha contra toda forma de violencia, comenzando por la formación de las conciencias y transformando la mentalidad, las actitudes, los comportamientos de todos los días", añadió.
Benedicto XVI concluyó pidiendo a Dios que "haga crecer en la comunidad cristiana una fe auténtica y una sólida esperanza, capaz de contrastar con eficacia el desaliento y la violencia".
"Nápoles tiene necesidad de decisiones políticas adecuadas, pero sobre todo de una profunda renovación espiritual; necesita creyentes que tengan plena confianza en Dios y
que con su ayuda se empeñen en difundir en la sociedad los valores del Evangelio. Pidamos para ello la ayuda de María y vuestros santos protectores, en particular, de san Jenaro".
PV-ITALIA/MISA/NAPOLES VIS 20071022 (490)
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