CIUDAD DEL VATICANO, 6 OCT 2007 (VIS).-El arzobispo Silvano M. Tomasi, observador permanente de la Santa Sede ante la Oficina de las Naciones Unidas e Instituciones Internacionales en Ginebra, intervino el pasado 2 de octubre durante la LVIII Sesión del Comité Ejecutivo del Programa del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
El arzobispo Tomasi lamentó que el número de refugiados haya aumentado de nuevo hasta alcanzar los 10 millones de personas y más de 24 millones de desplazados. "La tendencia de la estadística demuestra -afirmó- que desterrar a las personas de sus hogares es una enorme injusticia causada por la persistencia de conflictos que provocan esta condición inhumana".
"Otras formas de violencia -continuó- obligan a la gente a abandonar sus hogares y sus países nativos: la miseria extrema, la degradación medioambiental, la intolerancia y persecución religiosa, la falta de libertad, de respeto a las actividades legales en favor de los derechos humanos. Millones de seres humanos normales, ordinarios, se hallan en situaciones de humillación y sufrimiento increíbles".
El observador permanente señaló que "la opinión pública tiende a aceptar como algo normal el hecho de que millones de seres humanos sean desarraigados y relegados a condiciones miserables y dolorosas. Acoger a los refugiados y ofrecerles hospitalidad es para cada uno de nosotros un gesto vital de solidaridad humana para ayudarles a sentirse menos aislados por la intolerancia y el desinterés".
"Afrontar el problema de las personas desarraigadas desde su propia perspectiva, la de su dignidad y sus derechos, llevará a la comunidad internacional a buscar soluciones más humanas y comprensivas y a encontrar una motivación para dar pasos valientes para su puesta en práctica".
DELSS/REFUGIADOS:DESPLAZADOS/GINEBRA:TOMASI VIS 20071008 (280)
El arzobispo Tomasi lamentó que el número de refugiados haya aumentado de nuevo hasta alcanzar los 10 millones de personas y más de 24 millones de desplazados. "La tendencia de la estadística demuestra -afirmó- que desterrar a las personas de sus hogares es una enorme injusticia causada por la persistencia de conflictos que provocan esta condición inhumana".
"Otras formas de violencia -continuó- obligan a la gente a abandonar sus hogares y sus países nativos: la miseria extrema, la degradación medioambiental, la intolerancia y persecución religiosa, la falta de libertad, de respeto a las actividades legales en favor de los derechos humanos. Millones de seres humanos normales, ordinarios, se hallan en situaciones de humillación y sufrimiento increíbles".
El observador permanente señaló que "la opinión pública tiende a aceptar como algo normal el hecho de que millones de seres humanos sean desarraigados y relegados a condiciones miserables y dolorosas. Acoger a los refugiados y ofrecerles hospitalidad es para cada uno de nosotros un gesto vital de solidaridad humana para ayudarles a sentirse menos aislados por la intolerancia y el desinterés".
"Afrontar el problema de las personas desarraigadas desde su propia perspectiva, la de su dignidad y sus derechos, llevará a la comunidad internacional a buscar soluciones más humanas y comprensivas y a encontrar una motivación para dar pasos valientes para su puesta en práctica".
DELSS/REFUGIADOS:DESPLAZADOS/GINEBRA:TOMASI VIS 20071008 (280)
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