CIUDAD DEL VATICANO, 20 ENE 2007 (VIS).-Benedicto XVI recibió hoy en el Vaticano a 50 participantes en la reunión plenaria de la Pontificia Comisión para América Latina, que preside el Cardenal Giovanni Battista Re, prefecto de la Congregación para los Obispos. La plenaria tiene como tema "La familia y la educación cristiana en América Latina".
"La Iglesia en América Latina -dijo el Santo Padre- afronta enormes desafíos: el cambio cultural generado por una comunicación social que marca los modos de pensar y las costumbres de millones de personas; los flujos migratorios, con tantas repercusiones en la vida familiar y en la práctica religiosa en los nuevos ambientes; la reaparición de interrogantes sobre cómo los pueblos han de asumir su memoria histórica y su futuro democrático; la globalización, el secularismo, la pobreza creciente y el deterioro ecológico, sobre todo en las grandes ciudades, así como la violencia y el narcotráfico".
Por eso, el continente latinoamericano necesita con urgencia "una nueva Evangelización, que nos impulse a profundizar en los valores de nuestra fe, para que sean savia y configuren la identidad de esos amados pueblos".
"Los hombres y mujeres de América Latina tienen una gran sed de Dios", afirmó el Papa, y explicó que "cuando en la vida de las comunidades se produce un sentimiento como de orfandad respecto a Dios Padre, es vital la labor de los Obispos, sacerdotes y demás agentes de pastoral, que den testimonio, como Cristo, de que el Padre es siempre Amor providente que se ha revelado en su Hijo".
"Cuando la fe no se alimenta de la oración y meditación de la Palabra divina; cuando la vida sacramental languidece, entonces prosperan las sectas y los nuevos grupos pseudoreligiosos, provocando el alejamiento de la Iglesia por parte de muchos católicos. Al no recibir éstos respuestas a sus aspiraciones más hondas, que podrían encontrarse en la vida de fe compartida, se producen también situaciones de vacío espiritual. (...) Por eso es importante el sentido de pertenencia eclesial, donde el cristiano crece y madura en la comunión con sus hermanos".
Para el futuro de la Iglesia en Latinoamérica y el Caribe "es importante que los cristianos profundicen y asuman el estilo de vida propio de los discípulos de Jesús" y anuncien "la persona de Cristo y su Evangelio en todos los ambientes. (...) De modo especial, los frecuentes fenómenos de explotación e injusticia, de corrupción y violencia, son una llamada apremiante para que los cristianos vivan con coherencia su fe y se esfuercen por recibir una sólida formación doctrinal y espiritual, contribuyendo así a la construcción de una sociedad más justa, más humana y cristiana".
En este sentido, el Papa recordó que la familia cristiana era un "lugar privilegiado para vivir y transmitir la fe y las virtudes" y que "en el hogar se custodia el patrimonio de la fe" y "se aprenden los valores" que ayudarán a sus miembros a vivir como hijos de Dios.
Benedicto XVI concluyó su discurso pidiendo la intercesión de la Virgen María para que las comunidades eclesiales de Latinoamérica y el Caribe encontrasen "los caminos más apropiados a fin de que aquellos pueblos tengan vida en Cristo y construyan, en el llamado "Continente de la esperanza", un futuro digno para todo hombre y mujer".
AC/PLENARIA PCAL/RE VIS 20070122 (550)
"La Iglesia en América Latina -dijo el Santo Padre- afronta enormes desafíos: el cambio cultural generado por una comunicación social que marca los modos de pensar y las costumbres de millones de personas; los flujos migratorios, con tantas repercusiones en la vida familiar y en la práctica religiosa en los nuevos ambientes; la reaparición de interrogantes sobre cómo los pueblos han de asumir su memoria histórica y su futuro democrático; la globalización, el secularismo, la pobreza creciente y el deterioro ecológico, sobre todo en las grandes ciudades, así como la violencia y el narcotráfico".
Por eso, el continente latinoamericano necesita con urgencia "una nueva Evangelización, que nos impulse a profundizar en los valores de nuestra fe, para que sean savia y configuren la identidad de esos amados pueblos".
"Los hombres y mujeres de América Latina tienen una gran sed de Dios", afirmó el Papa, y explicó que "cuando en la vida de las comunidades se produce un sentimiento como de orfandad respecto a Dios Padre, es vital la labor de los Obispos, sacerdotes y demás agentes de pastoral, que den testimonio, como Cristo, de que el Padre es siempre Amor providente que se ha revelado en su Hijo".
"Cuando la fe no se alimenta de la oración y meditación de la Palabra divina; cuando la vida sacramental languidece, entonces prosperan las sectas y los nuevos grupos pseudoreligiosos, provocando el alejamiento de la Iglesia por parte de muchos católicos. Al no recibir éstos respuestas a sus aspiraciones más hondas, que podrían encontrarse en la vida de fe compartida, se producen también situaciones de vacío espiritual. (...) Por eso es importante el sentido de pertenencia eclesial, donde el cristiano crece y madura en la comunión con sus hermanos".
Para el futuro de la Iglesia en Latinoamérica y el Caribe "es importante que los cristianos profundicen y asuman el estilo de vida propio de los discípulos de Jesús" y anuncien "la persona de Cristo y su Evangelio en todos los ambientes. (...) De modo especial, los frecuentes fenómenos de explotación e injusticia, de corrupción y violencia, son una llamada apremiante para que los cristianos vivan con coherencia su fe y se esfuercen por recibir una sólida formación doctrinal y espiritual, contribuyendo así a la construcción de una sociedad más justa, más humana y cristiana".
En este sentido, el Papa recordó que la familia cristiana era un "lugar privilegiado para vivir y transmitir la fe y las virtudes" y que "en el hogar se custodia el patrimonio de la fe" y "se aprenden los valores" que ayudarán a sus miembros a vivir como hijos de Dios.
Benedicto XVI concluyó su discurso pidiendo la intercesión de la Virgen María para que las comunidades eclesiales de Latinoamérica y el Caribe encontrasen "los caminos más apropiados a fin de que aquellos pueblos tengan vida en Cristo y construyan, en el llamado "Continente de la esperanza", un futuro digno para todo hombre y mujer".
AC/PLENARIA PCAL/RE VIS 20070122 (550)
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