CIUDAD DEL VATICANO, 1 NOV 2006 (VIS).-Antes de rezar el Angelus con los peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro, Benedicto XVI dedicó una breve reflexión a la solemnidad de Todos los Santos, que se celebra hoy y a la conmemoración de los fieles difuntos (2 de noviembre). Dos celebraciones que "nos brindan una oportunidad singular para meditar sobre la vida eterna".
"El hombre moderno -se preguntó el Papa -¿sigue esperando esta vida eterna o piensa que pertenezca a una mitología superada? En nuestro tiempo, más que en el pasado, estamos tan absorbidos por las cosas terrenas, que a veces es difícil pensar en Dios como protagonista de la historia y de nuestra vida. Sin embargo, la existencia humana aspira por su naturaleza a algo más grande, que la trascienda; no se puede suprimir en el ser humano el anhelo de justicia, de verdad, de felicidad plena".
"Ante el enigma de la muerte, muchos desean y esperan reencontrarse en el más allá con sus seres queridos" y creen en "un juicio final que restablezca la justicia, esperando en una confrontación definitiva que dé a cada uno cuanto le corresponde".
Para los cristianos, explicó Benedicto XVI, la "vida eterna" no indica solamente una vida que dura para siempre, sino también una nueva calidad de la existencia, plenamente inmersa en el amor de Dios, que libera del mal y de la muerte y nos pone en comunión sin fin con todos los hermanos y hermanas que participan en el mismo Amor. La eternidad, por eso, puede estar ya presente en la vida terrena y temporal, cuando el alma, mediante la gracia, se une a Dios, su fundamento último".
"Meditemos en estas realidades -concluyó el Papa- pensando en nuestro último y definitivo destino que da sentido a las situaciones cotidianas. Renovemos el gozoso sentimiento de la comunión de los santos, dejando que nos atraigan hacia la meta de nuestra existencia: el encuentro, cara a cara, con Dios".
ANG/TODOS LOS SANTOS:DIFUNTOS/... VIS 20061103 (340)
"El hombre moderno -se preguntó el Papa -¿sigue esperando esta vida eterna o piensa que pertenezca a una mitología superada? En nuestro tiempo, más que en el pasado, estamos tan absorbidos por las cosas terrenas, que a veces es difícil pensar en Dios como protagonista de la historia y de nuestra vida. Sin embargo, la existencia humana aspira por su naturaleza a algo más grande, que la trascienda; no se puede suprimir en el ser humano el anhelo de justicia, de verdad, de felicidad plena".
"Ante el enigma de la muerte, muchos desean y esperan reencontrarse en el más allá con sus seres queridos" y creen en "un juicio final que restablezca la justicia, esperando en una confrontación definitiva que dé a cada uno cuanto le corresponde".
Para los cristianos, explicó Benedicto XVI, la "vida eterna" no indica solamente una vida que dura para siempre, sino también una nueva calidad de la existencia, plenamente inmersa en el amor de Dios, que libera del mal y de la muerte y nos pone en comunión sin fin con todos los hermanos y hermanas que participan en el mismo Amor. La eternidad, por eso, puede estar ya presente en la vida terrena y temporal, cuando el alma, mediante la gracia, se une a Dios, su fundamento último".
"Meditemos en estas realidades -concluyó el Papa- pensando en nuestro último y definitivo destino que da sentido a las situaciones cotidianas. Renovemos el gozoso sentimiento de la comunión de los santos, dejando que nos atraigan hacia la meta de nuestra existencia: el encuentro, cara a cara, con Dios".
ANG/TODOS LOS SANTOS:DIFUNTOS/... VIS 20061103 (340)
No hay comentarios:
Publicar un comentario