CIUDAD DEL VATICANO, 6 NOV 2006 (VIS).-El Papa recibió este mediodía a los participantes en la asamblea plenaria de la Pontificia Academia de las Ciencias, cuyo presidente es el profesor Nicola Cabibbo, que en estos días han afrontado el tema: "Posibilidad de predicción en la ciencia: precisión y limitaciones".
El Santo Padre puso de relieve que "algunos ven en el progreso de la ciencia y de la tecnología modernas una de las principales causas de secularización y materialismo: ¿por qué invocar el dominio de Dios sobre esos fenómenos, cuando la ciencia ha mostrado su propia capacidad de hacer lo mismo?", se preguntó.
Tras subrayar que "el cristianismo no plantea un conflicto inevitable entre la fe sobrenatural y el progreso científico", Benedicto XVI recordó que Dios creó al ser humano, dotándole de razón y le confió el dominio sobre todas las criaturas, llegando a ser "un "colaborador" de Dios en la creación. (...) Podemos decir que el trabajo de predecir, controlar y gobernar la naturaleza, que la ciencia hace hoy más factible que en el pasado, forma parte del plan del Creador".
"El ser humano -continuó- no puede depositar en la ciencia y en la tecnología una confianza tan radical e incondicional, como para creer que el progreso de la ciencia y la tecnología puede explicar todo y satisfacer plenamente sus necesidades existenciales y espirituales. La ciencia no puede sustituir a la filosofía y a la revelación, dando una respuesta exhaustiva a las cuestiones fundamentales del hombre, como las que conciernen al sentido de la vida y de la muerte, a los valores últimos y a la naturaleza del progreso".
Refiriéndose a las responsabilidades éticas de los científicos, el Papa señaló que "sus conclusiones deben guiarse por el respeto a la verdad y por el reconocimiento honesto de la precisión y de los límites inevitables del método científico. Claramente, esto significa evitar innecesariamente predicciones alarmantes cuando no están sostenidas por datos suficientes o exceden la capacidad actual de la ciencia para hacer previsiones. Al mismo tiempo, se debe evitar lo contrario, es decir, el callar, por temor, frente a los auténticos problemas. La influencia de los científicos en la formación de la opinión pública sobre la base de su conocimiento es muy importante como para ser socavada por una indebida precipitación o por una publicidad superficial".
El Papa recordó a los académicos que el mundo espera mucho de ellos "para comprender claramente algunas de las posibles consecuencias de muchos fenómenos naturales", y citó en particular "las constantes amenazas al medio ambiente que afectan a enteras poblaciones y la necesidad urgente de descubrir fuentes alternativas de energía, seguras y disponibles para todos".
"Los científicos -recalcó- encontrarán ayuda en la Iglesia a la hora de afrontar estos temas porque ha recibido de su divino fundador la tarea de encaminar a las conciencias hacia el bien, la solidaridad y la paz. Precisamente por eso, (...) insiste en que la capacidad científica de control y previsión no se debe emplear jamás contra la vida y la dignidad del ser humano, sino ponerse siempre a su servicio y al de las generaciones futuras".
Después, Benedicto XVI tocó otro de los temas discutidos por los académicos: las limitaciones inherentes del método científico que necesariamente restringen la predicción científica en determinados contextos y aspectos, por lo cual "la ciencia, no puede presumir de proporcionar una representación completa y determinista de nuestro futuro y del desarrollo de cada fenómeno que estudia" .
"La filosofía y la teología podrían aportar, en este sentido, una contribución importante a esta cuestión fundamentalmente epistemológica, ayudando por ejemplo a las ciencias empíricas a reconocer una diferencia entre la inhabilidad matemática de predecir ciertos acontecimientos y la validez del principio de causalidad, (...) o más radicalmente entre la evolución como el origen de una sucesión en el espacio y el tiempo, y la creación como el origen último de la participación del ser en el Ser esencial".
"Al mismo tiempo -dijo el Papa-, hay un nivel más alto que necesariamente supera todas las predicciones científicas: el mundo humano de la libertad y la historia. Mientras que el cosmos físico puede tener su propio desarrollo espacio-temporal, sólo la humanidad, en sentido estricto, tiene una historia, la historia de su libertad. La libertad, como la razón, es una parte preciosa de la imagen de Dios dentro de nosotros, y nunca se podrá reducir a un análisis determinista".
AC/CIENCIA:LIMITACIONES/CABIBBO VIS 20061106 (730)
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