CIUDAD DEL VATICANO, 27 JUL 2006 (VIS).-El arzobispo Giovanni Lajolo, secretario para las Relaciones con los Estados, ha concedido esta mañana una entrevista a Radio Vaticano sobre la Conferencia Internacional para el Líbano, que tuvo lugar ayer en Roma, y en la que ha participado en calidad de observador.
En la entrevista, de la que reproducimos amplios párrafos, el arzobispo valora "positivamente" la rapidez con que se ha convocado la conferencia y el hecho de que "haya centrado la atención sobre los temas más urgentes del momento". Respecto a las conclusiones de la declaración final, que muchos han juzgado como una desilusión, el prelado opina que "las expectativas de la opinión pública eran grandes, pero para los adeptos a los trabajos, que conocen las dificultades, se podría decir que los resultados son apreciables".
El secretario para las Relaciones con los Estados enumera a continuación algunos aspectos positivos de la misma. En primer lugar, "el hecho de que tantos países (...) se hayan reunido conscientes de la gravedad de cuanto sucede en Líbano, reafirmando la necesidad de que el país recupere cuanto antes su soberanía plena y de que se hayan comprometido a brindarle ayuda". También "la petición de que se cree una fuerza internacional bajo el mandato de Naciones Unidas, que sostenga a las fuerzas regulares libanesas en materia de seguridad", así como "el compromiso de ayuda humanitaria inmediata al pueblo libanés y la garantía de un apoyo a la reconstrucción del país con la convocación inmediata de una Conferencia de Donantes" y "la promesa de los participantes en la conferencia de permanecer en contacto constante sobre las repercusiones de la acción de la comunidad internacional en Líbano".
La impresión de desilusión, para el arzobispo, puede haber sido causada ante todo "porque no se ha solicitado el cese inmediato de las hostilidades. No se ha llegado a la unanimidad porque algunos países afirmaban que el llamamiento no habría tenido el efecto deseado y han pensado que fuera más realista expresar" (a este fin) el propio compromiso que pueden sostener".
"También es problemático que se hayan limitado a invitar a Israel a la máxima moderación: una invitación que reviste, por su naturaleza, una ambigüedad inevitable, mientras el respeto por la población civil inocente es un deber preciso e inderogable".
El arzobispo Lajolo afirma que el primer ministro Siniora tuvo ayer la posibilidad de "exponer todo el dramatismo de la situación en la que se encuentra el país y presentó su plan para la superación inmediata y definitiva del conflicto con Israel; por otra parte, pudo constatar y alentar una vez más los esfuerzos positivos que la comunidad internacional está haciendo para socorrer a la población libanesa, para poner fin a las hostilidades y para reforzar el control de su gobierno en el país".
En el coloquio de ayer por la tarde con el cardenal secretario de Estado Angelo Sodano, Siniora "expresó gran aprecio por el empeño con que el Santo Padre y la Santa Sede siguen el conflicto que trastorna el Líbano, y pidió continuar apoyando a su país en el campo internacional. También recordó las palabras de Juan Pablo II, que definió el Líbano, no solo un país, sino "un mensaje", para todos los pueblos, de equilibrada convivencia entre diversas religiones y confesiones en un mismo Estado".
El secretario para las Relaciones con los Estados afirma que tras esta Conferencia de Roma, la posición de la Santa Sede "sigue siendo la de una suspensión inmediata de las hostilidades. Los problemas que tenemos delante son múltiples y extremamente complejos. Precisamente por eso, no se pueden afrontar todos juntos; aun teniendo presente el marco general y la solución global que hay que alcanzar, es necesario resolver los problemas por partes, comenzando por los que se pueden resolver inmediatamente. La posición de quien sostiene que se deban crear antes que nada las condiciones para que la tregua no se viole una vez más, es de un realismo solo aparente: porque estas condiciones pueden y deben ser creadas con otros medios que no sean la matanza de personas inocentes. El Papa está cerca de las poblaciones, víctimas de contraposiciones y de un conflicto que les es extraño. Benedicto XVI reza, y con él toda la Iglesia, para que el día de la paz sea hoy mismo y no mañana. Pide a Dios y suplica a los responsables políticos. El Papa llora con cada madre que llora a sus hijos, con cada persona que llora a sus seres queridos. Es posible una suspensión inmediata de las hostilidades, y por tanto es un deber".
.../ORIENTE MEDIO/LAJOLO VIS 20060727 (760)
En la entrevista, de la que reproducimos amplios párrafos, el arzobispo valora "positivamente" la rapidez con que se ha convocado la conferencia y el hecho de que "haya centrado la atención sobre los temas más urgentes del momento". Respecto a las conclusiones de la declaración final, que muchos han juzgado como una desilusión, el prelado opina que "las expectativas de la opinión pública eran grandes, pero para los adeptos a los trabajos, que conocen las dificultades, se podría decir que los resultados son apreciables".
El secretario para las Relaciones con los Estados enumera a continuación algunos aspectos positivos de la misma. En primer lugar, "el hecho de que tantos países (...) se hayan reunido conscientes de la gravedad de cuanto sucede en Líbano, reafirmando la necesidad de que el país recupere cuanto antes su soberanía plena y de que se hayan comprometido a brindarle ayuda". También "la petición de que se cree una fuerza internacional bajo el mandato de Naciones Unidas, que sostenga a las fuerzas regulares libanesas en materia de seguridad", así como "el compromiso de ayuda humanitaria inmediata al pueblo libanés y la garantía de un apoyo a la reconstrucción del país con la convocación inmediata de una Conferencia de Donantes" y "la promesa de los participantes en la conferencia de permanecer en contacto constante sobre las repercusiones de la acción de la comunidad internacional en Líbano".
La impresión de desilusión, para el arzobispo, puede haber sido causada ante todo "porque no se ha solicitado el cese inmediato de las hostilidades. No se ha llegado a la unanimidad porque algunos países afirmaban que el llamamiento no habría tenido el efecto deseado y han pensado que fuera más realista expresar" (a este fin) el propio compromiso que pueden sostener".
"También es problemático que se hayan limitado a invitar a Israel a la máxima moderación: una invitación que reviste, por su naturaleza, una ambigüedad inevitable, mientras el respeto por la población civil inocente es un deber preciso e inderogable".
El arzobispo Lajolo afirma que el primer ministro Siniora tuvo ayer la posibilidad de "exponer todo el dramatismo de la situación en la que se encuentra el país y presentó su plan para la superación inmediata y definitiva del conflicto con Israel; por otra parte, pudo constatar y alentar una vez más los esfuerzos positivos que la comunidad internacional está haciendo para socorrer a la población libanesa, para poner fin a las hostilidades y para reforzar el control de su gobierno en el país".
En el coloquio de ayer por la tarde con el cardenal secretario de Estado Angelo Sodano, Siniora "expresó gran aprecio por el empeño con que el Santo Padre y la Santa Sede siguen el conflicto que trastorna el Líbano, y pidió continuar apoyando a su país en el campo internacional. También recordó las palabras de Juan Pablo II, que definió el Líbano, no solo un país, sino "un mensaje", para todos los pueblos, de equilibrada convivencia entre diversas religiones y confesiones en un mismo Estado".
El secretario para las Relaciones con los Estados afirma que tras esta Conferencia de Roma, la posición de la Santa Sede "sigue siendo la de una suspensión inmediata de las hostilidades. Los problemas que tenemos delante son múltiples y extremamente complejos. Precisamente por eso, no se pueden afrontar todos juntos; aun teniendo presente el marco general y la solución global que hay que alcanzar, es necesario resolver los problemas por partes, comenzando por los que se pueden resolver inmediatamente. La posición de quien sostiene que se deban crear antes que nada las condiciones para que la tregua no se viole una vez más, es de un realismo solo aparente: porque estas condiciones pueden y deben ser creadas con otros medios que no sean la matanza de personas inocentes. El Papa está cerca de las poblaciones, víctimas de contraposiciones y de un conflicto que les es extraño. Benedicto XVI reza, y con él toda la Iglesia, para que el día de la paz sea hoy mismo y no mañana. Pide a Dios y suplica a los responsables políticos. El Papa llora con cada madre que llora a sus hijos, con cada persona que llora a sus seres queridos. Es posible una suspensión inmediata de las hostilidades, y por tanto es un deber".
.../ORIENTE MEDIO/LAJOLO VIS 20060727 (760)
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