CIUDAD DEL VATICANO, 14 ABR 2006 (VIS).-A las 17,00 de hoy, Viernes Santo, el Papa presidió en la basílica vaticana la celebración de la Pasión del Señor. Tras la lectura de la Pasión, el padre Raniero Cantalamessa, O.F.M. Cap., predicador de la Casa Pontificia, dijo en la homilía que mientras se conmemora la Pasión y Muerte del Salvador, millones de personas son inducidas "por hábiles manipuladores de antiguas leyendas a creer que Jesús de Nazaret nunca fue, en realidad, crucificado".
A las 21,15, el Santo Padre se desplazó al Coliseo para encabezar el Vía Crucis. La pérdida del sentido del pecado y sus dramáticas consecuencias para la humanidad fueron los temas centrales de las meditaciones, que este año han sido preparadas por el arzobispo Angelo Comastri, vicario general del Papa para la Ciudad del Vaticano.
Benedicto XVI llevó la cruz en las estaciones primera y última. En el resto, la llevaron el cardenal Camillo Ruini, vicario general para la diócesis de Roma, una familia de esa ciudad, un seminarista estadounidense, dos religiosas, tres mujeres jóvenes de México, Angola y Nigeria y dos frailes de la Custodia de Tierra Santa.
Al terminar la ceremonia, el Santo Padre improvisó unas palabras. "La Cruz del Señor -afirmó- abraza al mundo, su Vía Crucis atraviesa los continentes y los tiempos. En el Vía Crucis no podemos ser sólo espectadores. Estamos involucrados y tenemos que buscar nuestro lugar".
"En la Cruz de Cristo -dijo- hemos visto hoy el sufrimiento de los niños abandonados, sometidos a abusos, las amenazas contra la familia, la división del mundo entre la soberbia de los ricos, que no ven a Lázaro ante la puerta, y la pobreza de tantos que sufren hambre y sed".
Ahora bien, añadió, junto al sufrimiento del Vía Crucis, también hay consuelo: "Hemos visto a la Madre, cuya bondad permanece fiel hasta la muerte y después de la muerte. Hemos visto a la mujer valiente que se presenta ante el Señor y que no tiene miedo de mostrar solidaridad por el que sufre. Hemos visto a Simón de Cirene, un africano, que lleva la Cruz con Jesús".
"De este modo -añadió- hemos comprendido que el Vía Crucis no es simplemente una colección de las cosas oscuras y tristes del mundo, ni tampoco un moralismo inútil, y no es un grito de protesta que no cambia nada; por el contrario, el Vía Crucis es el camino de la misericordia, la misericordia que pone un límite al mal, como hemos aprendido del Papa Juan Pablo II".
"Es el camino de la misericordia y de este modo el camino de la salvación -concluyó-. Nos invita a emprender el camino de la misericordia y a poner con Jesús un límite al mal".
BXVI-SEMANA SANTA/VIERNES SANTO/… VIS 20060420 (460)
A las 21,15, el Santo Padre se desplazó al Coliseo para encabezar el Vía Crucis. La pérdida del sentido del pecado y sus dramáticas consecuencias para la humanidad fueron los temas centrales de las meditaciones, que este año han sido preparadas por el arzobispo Angelo Comastri, vicario general del Papa para la Ciudad del Vaticano.
Benedicto XVI llevó la cruz en las estaciones primera y última. En el resto, la llevaron el cardenal Camillo Ruini, vicario general para la diócesis de Roma, una familia de esa ciudad, un seminarista estadounidense, dos religiosas, tres mujeres jóvenes de México, Angola y Nigeria y dos frailes de la Custodia de Tierra Santa.
Al terminar la ceremonia, el Santo Padre improvisó unas palabras. "La Cruz del Señor -afirmó- abraza al mundo, su Vía Crucis atraviesa los continentes y los tiempos. En el Vía Crucis no podemos ser sólo espectadores. Estamos involucrados y tenemos que buscar nuestro lugar".
"En la Cruz de Cristo -dijo- hemos visto hoy el sufrimiento de los niños abandonados, sometidos a abusos, las amenazas contra la familia, la división del mundo entre la soberbia de los ricos, que no ven a Lázaro ante la puerta, y la pobreza de tantos que sufren hambre y sed".
Ahora bien, añadió, junto al sufrimiento del Vía Crucis, también hay consuelo: "Hemos visto a la Madre, cuya bondad permanece fiel hasta la muerte y después de la muerte. Hemos visto a la mujer valiente que se presenta ante el Señor y que no tiene miedo de mostrar solidaridad por el que sufre. Hemos visto a Simón de Cirene, un africano, que lleva la Cruz con Jesús".
"De este modo -añadió- hemos comprendido que el Vía Crucis no es simplemente una colección de las cosas oscuras y tristes del mundo, ni tampoco un moralismo inútil, y no es un grito de protesta que no cambia nada; por el contrario, el Vía Crucis es el camino de la misericordia, la misericordia que pone un límite al mal, como hemos aprendido del Papa Juan Pablo II".
"Es el camino de la misericordia y de este modo el camino de la salvación -concluyó-. Nos invita a emprender el camino de la misericordia y a poner con Jesús un límite al mal".
BXVI-SEMANA SANTA/VIERNES SANTO/… VIS 20060420 (460)
No hay comentarios:
Publicar un comentario