CIUDAD DEL VATICANO, 3 DIC 2005 (VIS).-El Papa recibió esta mañana al segundo grupo de prelados de la Conferencia Episcopal de Polonia, que acaban de realizar su visita "ad limina".
En su discurso, el Santo Padre se refirió al tema de la nueva evangelización, de la que habló en "una de sus primeras intervenciones mi gran predecesor", Juan Pablo II. "Bajo su guía hemos entrado en este nuevo milenio del cristianismo, conscientes de la constante actualidad de su exhortación a una nueva evangelización".
Tras poner de relieve que "el primer responsable" de la evangelización es el obispo, el Papa subrayó su deber de cuidar la "calidad de la formación" en los seminarios, teniendo en cuenta "no solo la preparación intelectual de los futuros sacerdotes, sino también su formación espiritual y emotiva". A este respecto, pidió a los prelados que pusieran en práctica las indicaciones del documento de la Congregación para la Educación Católica sobre la admisión de los candidatos a las órdenes sagradas, recientemente publicado.
"Es importante -continuó- que el proceso de formación intelectual y espiritual no termine con el seminario. Es necesaria una constante formación sacerdotal. (...) Sé que en las diócesis polacas se organizan días y cursos de retiro, ejercicios espirituales y otros encuentros durante los cuales, los sacerdotes pueden compartir sus problemas y sus éxitos pastorales".
Tras hacer hincapié en que el obispo debe "escuchar atentamente a los sacerdotes y ayudarles en sus dificultades", Benedicto XVI dio gracias a Dios por las numerosas vocaciones en Polonia, y pidió alentar a los presbíteros a "emprender el servicio misionero o el compromiso pastoral en los países donde haya escasez de clero".
"La diversidad de carismas y de servicios de los religiosos y religiosas, o de los miembros de los institutos laicos de vida consagrada -afirmó-, es una gran riqueza de la Iglesia". En este sentido, pidió a los prelados que cuidasen de las comunidades religiosas femeninas. "Las monjas que asumen diversos servicios eclesiales, merecen sumo respeto, y su trabajo debe ser reconocido y apreciado oportunamente. No deben ser privadas de un adecuado apoyo espiritual y de posibilidades de desarrollo intelectual y de crecimiento en la fe. (...) De modo particular, os pido que os preocupéis de las órdenes contemplativas".
Hablando del laicado, el Papa señaló que "uno de los objetivos principales de su actividad es la renovación moral de la sociedad, que no puede ser superficial, parcial e inmediata. (...) Una tarea específica del laicado -añadió- es la participación en la vida pública y política. (...) La Iglesia no se identifica con ningún partido, con ninguna comunidad política ni con un sistema político. Recuerda siempre sin embargo que los laicos comprometidos en la vida política deben ofrecer un testimonio valiente y claro de los valores cristianos, que deben ser afirmados y defendidos si se ven amenazados. Lo harán públicamente, tanto en los debates de carácter político como en los medios de comunicación".
"El diálogo del laicado católico en lo concerniente a las cuestiones políticas será eficaz y servirá al bien común -concluyó- cuando en la base se encuentren el amor a la verdad, el espíritu de servicio y la solidaridad en el compromiso a favor del bien común".
En las palabras de saludo al Papa en nombre de todos los prelados, el arzobispo de Cracovia, monseñor Stanislaw Dziwisz, señaló que uno de los motivos por los que "queremos manifestarle nuestro agradecimiento es por su adhesión a la persona y a la obra del Siervo de Dios Juan Pablo II. Antes de todo, queremos decirle gracias por su discreta, competente y fiel colaboración a lo largo de un pontificado tan rico y significativo. Podemos imaginar solamente lo precioso que era para Juan Pablo II su sabio consejo tanto en las cuestiones teológicas más difíciles como en las ligadas a la vida cotidiana de la Iglesia universal. Le damos las gracias por la delicadeza con que acompañó a su querido predecesor en los últimos días de agonía y por su testimonio como decano del colegio cardenalicio durante los solemnes funerales. Y no podemos olvidar su continua referencia a las enseñanzas y al ejemplo de Juan Pablo II en sus discursos y en sus acciones pastorales. Y ¿cómo no agradecerle la decisión de abreviar los tiempos para la apertura del proceso de beatificación de nuestro amado Papa? ¡Gracias, Santidad!".
Refiriéndose a una posible visita pastoral a Polonia el año que viene, el arzobispo Dziwisz dijo: "Este pueblo está ansioso por acogerle. Todos esperamos su llegada a nuestro país y la visita a la Iglesia que lo ama y sostiene con una oración constante. Puede estar seguro de estos sentimientos. Como sabe, el amado Papa Juan Pablo II no quiso que la gente se ligase a su persona sino siempre al Sucesor de Pedro. Nuestra gente ha adoptado con prontitud ese concepto. No cesa de amar al llorado Papa, pero ama de igual manera al que le ha sucedido. Siento el deber de comunicarle que han sido sobre todo los jóvenes quienes nos han pedido que digamos a Su Santidad que quieren encontrarle durante su viaje a Polonia. Para mí sería un honor si ese encuentro tuviera lugar en Cracovia".
AL/.../POLONIA VIS 20051205 (800)
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