CARTA A LOS EFESIOS: DIOS SALVADOR

CIUDAD DEL VATICANO, 23 NOV 2005 (VIS).-Benedicto XVI dedicó la catequesis de la audiencia general de los miércoles, celebrada en la Plaza de San Pedro, al himno que abre la Carta a los Efesios, que pertenece "al género de las bendiciones que aparecen ya en el Antiguo Testamento y que tendrán una ulterior difusión en la tradición judía".

"Se trata -explicó el Papa- de una alabanza constante elevada a Dios, que en la fe cristiana es aclamado como "Padre de nuestro Señor Jesucristo". Por eso, en nuestra alabanza es central la figura de Cristo, en el que se revela y se cumple el designio del Padre".

El Santo Padre se refirió a los verbos utilizados en el himno de San Pablo, el primero de los cuales es "elegir". "En El hemos sido elegidos -dijo-: es nuestra vocación a la santidad y a la filiación adoptiva y por tanto a la fraternidad con Cristo. (...) El segundo verbo designa el don de la gracia. (...) La gracia que Dios Padre nos da en su Hijo Unigénito es, por lo tanto, epifanía de su amor que nos envuelve y transforma".

"Llegamos al tercer verbo fundamental del Cántico paulino que tiene siempre por objeto a la gracia divina que ha sido "abundantemente derramada" en nosotros. Estamos ante un verbo de plenitud, podríamos decir -respetando su origen- de exceso, de entrega sin límites ni reservas".

"Nos encontramos así con la profundidad infinita y gloriosa del misterio de Dios, abierto y desvelado por la gracia a quienes han sido llamados por gracia y por amor. (...) El misterio de la voluntad divina tiene un centro que está destinado a coordinar todo el ser y toda la historia, conduciéndolos a la plenitud deseada por Dios: es el designio de recapitular todas las cosas en Cristo".

"Es un grandioso fresco de la historia de la creación y de la salvación que podríamos (...) profundizar a través de las palabras de San Ireneo, (...) cuando afirma que la fe cristiana reconoce que "en el Verbo encarnado la antigua imagen se hace visible, recapitulando la antigua criatura, que es el hombre, para destruir el pecado y darle nueva vida".

Al final, el Papa saludó a los representantes de la Consulta Nacional Italiana contra la Usura, que celebran el décimo aniversario de su creación. "Vuestra numerosa presencia -dijo- me ofrece la oportunidad de expresar mi vivo aprecio por la generosa y valiente tarea que lleváis a cabo ayudando a las familias y a las personas víctimas de la deplorable plaga social de la usura. Auspicio que colaboren muchos con vosotros para sostener vuestro encomiable compromiso en el ámbito de la prevención, la solidaridad y la educación a la legalidad".

También dirigió unas palabras a los peregrinos polacos, recordando la celebración hace pocos días de una jornada dedicada a las congregaciones contemplativas. "Son una gran riqueza para la Iglesia -concluyó-. Damos las gracias a las monjas y monjes por sus oraciones y su silencioso acompañamiento a este agitado mundo".
AG/CARTA EFESIOS/... VIS 20051123 (510)