CIUDAD DEL VATICANO, 2 OCT 2005 (VIS).-Finalizada la Misa de apertura del Sínodo, Benedicto XVI se asomó a la ventana de su estudio para rezar el Angelus con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
"La doctrina católica sobre la Eucaristía, definida en el Concilio de Trento -dijo-, debe ser recibida, vivida y transmitida por la comunidad eclesial de forma siempre nueva y adecuada a los tiempos. La Eucaristía podría considerarse como una "lente" a través de la cual verificar continuamente el rostro y el camino de la Iglesia".
Notando después que la clausura del Sínodo, el 23 de octubre, coincide con la Jornada Misionera Mundial, subrayó que esa coincidencia "nos ayuda a contemplar mejor el misterio eucarístico en la perspectiva misionera", ya que "la Eucaristía es, en efecto, el centro propulsor de la acción evangelizadora de la Iglesia, casi como el corazón lo es del cuerpo humano. Sin la celebración eucarística, las comunidades cristianas (...) perderían su verdadera naturaleza: solo si son "eucarísticas" pueden transmitir a los seres humanos a Cristo y no solamente ideas o valores, aunque sean nobles e importantes".
El Papa concluyó recordando que la Eucaristía ha plasmado "insignes apóstoles misioneros" tanto religiosos como laicos, activos o contemplativos y citó en particular a San Francisco Javier, "a quien el amor de Cristo hizo llegar hasta Extremo Oriente para anunciar el Evangelio" y a Santa Teresa de Lisieux, que "vivió en clausura su ardiente espíritu apostólico, mereciendo ser proclamada junto a Francisco Javier patrona de la actividad misionera de la Iglesia"
ANG/EUCARISTIA:MISIONES/... VIS 20051003 (270)
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