CIUDAD DEL VATICANO, 8 OCT 2004 (VIS).-Los obispos de la provincia eclesiástica de Nueva York fueron recibidos esta mañana por el Papa al final de su visita "ad limina". Juan Pablo II centró el discurso que dirigió a los prelados en el "munus regendi", "la gran responsabilidad de gobernar a los fieles", y recordó las palabras pronunciadas durante la ordenación episcopal: "El episcopado es un servicio, no un honor y por tanto el obispo debe servir a los demás en vez dominarlos. Este es el precepto del Maestro".
"Vuestra función inmediata como pastores -dijo- no puede aislarse de vuestra responsabilidad más amplia en la iglesia universal; como miembros del Colegio de Obispos 'cum et sub Petro', de hecho compartís la solicitud por todo el pueblo de Dios". El Santo Padre subrayó que la guía "es algo más que la mera 'administración' o el ejercicio organizativo; es un medio de construir el reino de Dios", dando ejemplo y evangelizando a los fieles para que a su vez puedan evangelizar.
Juan Pablo II habló del "profundo afecto de los católicos americanos por el sucesor de Pedro, así como su sensibilidad ante las necesidades de la Santa Sede y la Iglesia Universal. (...) Estos sentimientos son fruto de la comunicación jerárquica que une a todos los miembros del colegio episcopal con el Papa" y "constituyen un recurso espiritual de primer orden para la renovación de la Iglesia en Estados Unidos".
Refiriéndose después al tema de la colegialidad episcopal, el Papa mencionó la actividad de las conferencias episcopales. "Hoy en día los obispos pueden cumplir su labor fructíferamente cuando trabajan en estrecho contacto y en armonía con sus hermanos en el episcopado. (...) Os pido que trabajéis diligentes unos con otros, con ese espíritu de cooperación y unanimidad que debería caracterizar siempre a la comunidad de discípulos". Citando a San Pablo, agregó: 'Os exhorto, hermanos, por el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, a que todos tengáis un mismo lenguaje y a que no haya divisiones entre vosotros; a que viváis unidos en un mismo pensar y en un mismo sentir'". Debe haber "unidad de praxis" y "consenso esencial" a los que se llega mediante "diálogo franco y discusiones puntuales basadas en sólidos principios teológicos y pastorales".
El Santo Padre manifestó a los obispos su aprecio por "todo lo que estáis llevando a cabo juntos -dijo-, sobre todo por vuestras declaraciones sobre los temas de la vida, la educación y la paz". Después les invitó a dirigir su atención a "las tantas otras cuestiones que afectan directamente a la misión y la integridad espiritual de la Iglesia, por ejemplo la escasa presencia en las misas y el también escaso recurso al Sacramento de la Reconciliación, las amenazas al matrimonio y las necesidades religiosas de los inmigrantes. ¡Que vuestra voz se escuche con claridad!".
AL/.../EE.UU. VIS 20041008 (480)
"Vuestra función inmediata como pastores -dijo- no puede aislarse de vuestra responsabilidad más amplia en la iglesia universal; como miembros del Colegio de Obispos 'cum et sub Petro', de hecho compartís la solicitud por todo el pueblo de Dios". El Santo Padre subrayó que la guía "es algo más que la mera 'administración' o el ejercicio organizativo; es un medio de construir el reino de Dios", dando ejemplo y evangelizando a los fieles para que a su vez puedan evangelizar.
Juan Pablo II habló del "profundo afecto de los católicos americanos por el sucesor de Pedro, así como su sensibilidad ante las necesidades de la Santa Sede y la Iglesia Universal. (...) Estos sentimientos son fruto de la comunicación jerárquica que une a todos los miembros del colegio episcopal con el Papa" y "constituyen un recurso espiritual de primer orden para la renovación de la Iglesia en Estados Unidos".
Refiriéndose después al tema de la colegialidad episcopal, el Papa mencionó la actividad de las conferencias episcopales. "Hoy en día los obispos pueden cumplir su labor fructíferamente cuando trabajan en estrecho contacto y en armonía con sus hermanos en el episcopado. (...) Os pido que trabajéis diligentes unos con otros, con ese espíritu de cooperación y unanimidad que debería caracterizar siempre a la comunidad de discípulos". Citando a San Pablo, agregó: 'Os exhorto, hermanos, por el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, a que todos tengáis un mismo lenguaje y a que no haya divisiones entre vosotros; a que viváis unidos en un mismo pensar y en un mismo sentir'". Debe haber "unidad de praxis" y "consenso esencial" a los que se llega mediante "diálogo franco y discusiones puntuales basadas en sólidos principios teológicos y pastorales".
El Santo Padre manifestó a los obispos su aprecio por "todo lo que estáis llevando a cabo juntos -dijo-, sobre todo por vuestras declaraciones sobre los temas de la vida, la educación y la paz". Después les invitó a dirigir su atención a "las tantas otras cuestiones que afectan directamente a la misión y la integridad espiritual de la Iglesia, por ejemplo la escasa presencia en las misas y el también escaso recurso al Sacramento de la Reconciliación, las amenazas al matrimonio y las necesidades religiosas de los inmigrantes. ¡Que vuestra voz se escuche con claridad!".
AL/.../EE.UU. VIS 20041008 (480)
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