CIUDAD DEL VATICANO, 13 OCT 2004 (VIS).-En la audiencia general de este miércoles, celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa habló sobre el Cántico de la Carta a los Efesios (1,3-10), "Dios Salvador".
Juan Pablo II afirmó ante 16.000 personas que con este himno "el fiel puede contemplar y gustar este grandioso icono de Cristo, centro de la espiritualidad y del culto cristiano, pero también principio de unidad y del sentido del universo y de toda la historia".
El cántico, dijo, encierra "la revelación del designio eterno de Dios. En este plan se resalta ante todo nuestra elección a ser 'santos e inmaculados en su presencia, por el amor'. Se trata de una santidad y de una pureza moral, existencial, interior".
Dios Padre, continuó, "por medio de Cristo nos destina a acoger el don de la dignidad filial, llegando a ser hijos en el Hijo y hermanos de Jesús. (...) Por este camino, el Padre realiza en nosotros una transformación radical: una liberación plena del mal mediante 'la sangre' de Cristo, la 'remisión de los pecados' a través de 'las riquezas de su gracia'. (...) Somos criaturas transfiguradas: borrado nuestro pecado, conocemos en plenitud al Señor", que nos introduce "en el 'misterio' de su voluntad".
El Papa concluyó poniendo de relieve que este "'misterio' es un proyecto trascendental y perfecto; un admirable plan salvífico, que tiene como objeto 'recapitular en Cristo todas las cosas, las de los cielos y las de la tierra'".
AG/CANTICO CARTA EFESIOS/... VIS 20041013 (260)
Juan Pablo II afirmó ante 16.000 personas que con este himno "el fiel puede contemplar y gustar este grandioso icono de Cristo, centro de la espiritualidad y del culto cristiano, pero también principio de unidad y del sentido del universo y de toda la historia".
El cántico, dijo, encierra "la revelación del designio eterno de Dios. En este plan se resalta ante todo nuestra elección a ser 'santos e inmaculados en su presencia, por el amor'. Se trata de una santidad y de una pureza moral, existencial, interior".
Dios Padre, continuó, "por medio de Cristo nos destina a acoger el don de la dignidad filial, llegando a ser hijos en el Hijo y hermanos de Jesús. (...) Por este camino, el Padre realiza en nosotros una transformación radical: una liberación plena del mal mediante 'la sangre' de Cristo, la 'remisión de los pecados' a través de 'las riquezas de su gracia'. (...) Somos criaturas transfiguradas: borrado nuestro pecado, conocemos en plenitud al Señor", que nos introduce "en el 'misterio' de su voluntad".
El Papa concluyó poniendo de relieve que este "'misterio' es un proyecto trascendental y perfecto; un admirable plan salvífico, que tiene como objeto 'recapitular en Cristo todas las cosas, las de los cielos y las de la tierra'".
AG/CANTICO CARTA EFESIOS/... VIS 20041013 (260)
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