CIUDAD DEL VATICANO, 23 JUN 2004 (VIS).-En la audiencia general de hoy celebrada en el Aula Pablo VI, el Papa habló sobre el Cántico del Capítulo 15 del Libro del Apocalipsis, "Himno de adoración y de alabanza".
Juan Pablo II dijo que este himno "es entonado por los salvados, los justos de la tierra. (...) Como los judíos en el Exodo, después de atravesar el mar cantaban el himno de Moisés, los elegidos elevan a Dios su 'canto de Moisés y del Cordero' tras haber vencido a la Bestia, enemiga de Dios".
Los salvados, continuó, con este himno "exaltan las 'grandes y admirables obras' del 'Señor Dios Omnipotente', es decir, sus gestos salvíficos en el gobierno del mundo y en la historia. La verdadera oración, además de petición, es alabanza, acción de gracias, bendición, celebración, profesión de fe en el Señor que salva".
El Santo Padre señaló que "es significativa en este canto la dimensión universal, que se expresa en los términos del Salmo 85: 'Todas las naciones que hiciste vendrán a postrarse ante Ti, Señor'. La mirada se extiende a todo el horizonte y se ven muchedumbres de pueblos que se dirigen al Señor para reconocer sus 'justos juicios', es decir, las intervenciones en la historia para aislar el mal y elogiar el bien. Por eso, el anhelo de justicia presente en todas las culturas, la necesidad de verdad y amor que se percibe en todas las espiritualidades, manifiestan el deseo de salvación, que sólo puede venir del Señor".
AG/CANTICO APOCALIPSIS/... VIS 20040623 (260)
Juan Pablo II dijo que este himno "es entonado por los salvados, los justos de la tierra. (...) Como los judíos en el Exodo, después de atravesar el mar cantaban el himno de Moisés, los elegidos elevan a Dios su 'canto de Moisés y del Cordero' tras haber vencido a la Bestia, enemiga de Dios".
Los salvados, continuó, con este himno "exaltan las 'grandes y admirables obras' del 'Señor Dios Omnipotente', es decir, sus gestos salvíficos en el gobierno del mundo y en la historia. La verdadera oración, además de petición, es alabanza, acción de gracias, bendición, celebración, profesión de fe en el Señor que salva".
El Santo Padre señaló que "es significativa en este canto la dimensión universal, que se expresa en los términos del Salmo 85: 'Todas las naciones que hiciste vendrán a postrarse ante Ti, Señor'. La mirada se extiende a todo el horizonte y se ven muchedumbres de pueblos que se dirigen al Señor para reconocer sus 'justos juicios', es decir, las intervenciones en la historia para aislar el mal y elogiar el bien. Por eso, el anhelo de justicia presente en todas las culturas, la necesidad de verdad y amor que se percibe en todas las espiritualidades, manifiestan el deseo de salvación, que sólo puede venir del Señor".
AG/CANTICO APOCALIPSIS/... VIS 20040623 (260)
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