CIUDAD DEL VATICANO, 20 FEB 2004 (VIS).-Hoy se hizo público un mensaje del Papa a los participantes en la Jornada conmemorativa por el décimo aniversario de la fundación de la Pontificia Academia para la Vida. El texto, fechado el 17 de febrero, fue leído ayer por la tarde por el obispo Elio Sgreccia, vicepresidente de la Academia, a los asistentes en la décima asamblea general.
Juan Pablo II escribe que "con el paso de los años es cada vez más evidente la importancia de la Academia para la Vida. Los progresos de las ciencias biomédicas, mientras hacen entrever perspectivas prometedoras para el bien de la humanidad y la cura de enfermedades graves y dolorosas, a menudo presentan serios problemas en relación con el respeto de la vida humana y de la dignidad de la persona".
"El dominio creciente de la tecnología médica sobre los procesos de la procreación humana, los descubrimientos en el campo de la genética y de la biología molecular, los cambios en la gestión terapéutica de los pacientes graves, junto a la difusión de corrientes de pensamiento de inspiración utilitarista y hedonista, son factores que pueden llevar a conductas aberrantes, así como a la creación de leyes injustas en relación con la dignidad de la persona y el respeto exigido por la inviolabilidad de la vida inocente".
Tras hacer hincapié en que la aportación de los académicos "es preciosa para los intelectuales, especialmente católicos", el Santo Padre se refiere a la responsabilidad que tienen en el campo de la bioética. "Os doy las gracias por el esfuerzo en examinar cuestiones específicas de gran interés, y en favorecer el diálogo entre la investigación científica y la reflexión filosófica y teológica guiada por el magisterio. Es necesario -termina- sensibilizar cada vez más a los investigadores, especialmente a los que trabajan en el ámbito biomédico, sobre el enriquecimiento beneficioso que puede derivar de conjugar el rigor científico con las exigencias de la antropología y de la ética cristianas".
MESS/CIENCIAS BIOMEDICAS/ACAD-V VIS 20040220 (320)
Juan Pablo II escribe que "con el paso de los años es cada vez más evidente la importancia de la Academia para la Vida. Los progresos de las ciencias biomédicas, mientras hacen entrever perspectivas prometedoras para el bien de la humanidad y la cura de enfermedades graves y dolorosas, a menudo presentan serios problemas en relación con el respeto de la vida humana y de la dignidad de la persona".
"El dominio creciente de la tecnología médica sobre los procesos de la procreación humana, los descubrimientos en el campo de la genética y de la biología molecular, los cambios en la gestión terapéutica de los pacientes graves, junto a la difusión de corrientes de pensamiento de inspiración utilitarista y hedonista, son factores que pueden llevar a conductas aberrantes, así como a la creación de leyes injustas en relación con la dignidad de la persona y el respeto exigido por la inviolabilidad de la vida inocente".
Tras hacer hincapié en que la aportación de los académicos "es preciosa para los intelectuales, especialmente católicos", el Santo Padre se refiere a la responsabilidad que tienen en el campo de la bioética. "Os doy las gracias por el esfuerzo en examinar cuestiones específicas de gran interés, y en favorecer el diálogo entre la investigación científica y la reflexión filosófica y teológica guiada por el magisterio. Es necesario -termina- sensibilizar cada vez más a los investigadores, especialmente a los que trabajan en el ámbito biomédico, sobre el enriquecimiento beneficioso que puede derivar de conjugar el rigor científico con las exigencias de la antropología y de la ética cristianas".
MESS/CIENCIAS BIOMEDICAS/ACAD-V VIS 20040220 (320)
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