AFRONTAR DESDE LA FE EL DESAFIO DE LA MOVILIDAD HUMANA

CIUDAD DEL VATICANO, 21 NOV 2003 (VIS).-La cuarta jornada de debate del V Congreso Mundial de la Pastoral para los Emigrantes y Refugiados, que se celebra del 17 al 22 de noviembre de este mes en el Vaticano, se abrió con la intervención del arzobispo africano L. Monsengwo Pasinya, ex-presidente del Simposio de las Conferencias Episcopales de Africa y Madagascar

"Generalmente, las migraciones (…) y el fenómeno de los refugiados están causados por conflictos armados y guerras (…) que se ensanchan y privatizan -afirmó el prelado-. Pero una de la formas más sutiles de esta violencia estructural es el orden político y socioecónomico mundializado, que provoca la depauperación de los países en desarrollo y el éxodo de sus hijos e hijas. La disparidad en el desarrollo económico de los pueblos (…) sigue siendo una bomba de relojería (..) y una causa potencial de conflictos. (…) Es necesario 'globalizar la caridad' con el fin de hacerse cargo y acoger dignamente a los prófugos y refugiados. Al mismo tiempo es esencial neutralizar (…) a los que 'crean las situaciones que producen refugiados' y a los 'señores de la guerra', movilizándose en un combate pacífico para 'instaurar sistemas políticos y socioeconómicos respetuosos de la dignidad humana y de los imperativos de la justicia social'".

"El mismo Jesús ha sufrido tantos obstáculos, como los pobres de hoy, que prosiguen sin saber 'donde apoyar la cabeza' -dijo en su intervención, el cardenal brasileño Geraldo Majella Agnelo-. Ha sufrido el cansancio, el hambre y la sed, ha sido víctima de violencia, como tantos emigrantes en el día de hoy: ha escapado de la masacre en los primeros años de su vida y ha encontrado refugio y hospitalidad fuera de su matriz nacional, religiosa y cultural. Esta interpretación de la historia de Jesús suscita atención y discernimiento (…) para que podamos descubrir la presencia amorosa y liberadora del Señor allí donde El se encuentra, (…) en la historia de la humanidad".

"La Eucaristía que hace de muchos un solo cuerpo -explicó el obispo Renato Ascencio León, presidente de la Comisión Episcopal para la Movilidad Humana de México -es un poderoso motivo evangélico para afrontar, con nuestra fe, el desafío planteado por la movilidad humana. (…) No en vano, en los diversos documentos en los cuales se habla de 'salir al encuentro de los emigrantes de Cristo', que van por el mundo llevando a cuestas su dolor y sus esperanzas, se insiste en la necesidad de que las parroquias se transformen en lugares de acogida como reflejo fiel del vivir eucarístico".
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