EL SANTO PADRE RECIBE A LOS OBISPOS DE INDIA

CIUDAD DEL VATICANO, 3 JUL 2003 (VIS) - El Papa recibió esta mañana a 19 obispos de las provincias eclesiásticas de Bangalore, Hyderabad y Visakhapatnam (India), al final de su visita "ad limina". En su discurso, en inglés, el Papa recordó que "hoy se celebra la festividad del apóstol Santo Tomás, tan venerado por vuestro pueblo".

El Santo Padre comenzó refiriéndose a la llamada a la "nueva evangelización y a la actividad misionera renovada", que dirigió a toda la Iglesia, y en particular subrayó que "la comprensión acertada de la relación entre cultura y fe cristiana es vital para una evangelización eficaz. En el subcontinente hindú os confrontáis con culturas ricas de tradiciones religiosas y filosóficas". Sin embargo, dijo, "cualquier teología de la misión que excluya la llamada a una conversión radical a Cristo y niegue la transformación cultural que necesariamente entraña, tergiversa la realidad de nuestra fe, que es siempre un comienzo nuevo en la vida del Unico que es 'el camino, la verdad y la vida'".

"A este respecto, reafirmamos que el diálogo interreligioso no sustituye a la 'missio ad gentes' sino que forma parte de ella. Del mismo modo hay que tener en cuenta que las explicaciones relativistas del pluralismo religioso que afirman que la fe cristiana no tiene un valor diferente al de cualquier otra creencia, de hecho vacían al cristianismo de su esencia cristológica: la fe separada de nuestro Señor Jesús, como único salvador, no es ni fe cristiana ni teológica. Cuando el relativismo lleva al sincretismo se tergiversa aún más nuestra fe: una 'construcción espiritual' artificial que manipula y en consecuencia distorsiona la naturaleza esencial, objetiva y de revelación del cristianismo".

Después Juan Pablo II habló de la situación de la Iglesia en India y recordó que entre los datos positivos se encuentran los numerosos bautismos de adultos, a pesar de los obstáculos, el gran número de católicos que van a misa los domingos, el aumento de los laicos que participan en la liturgia y otros signos de "crecimiento y madurez" en las diócesis: la entrega de los sacerdotes, religiosos y catequistas.

Entre los retos que la Iglesia debe afrontar, dijo, se encuentra la necesidad de un aprecio más profundo del Sacramento de la Reconciliación y "un programa global de preparación al matrimonio para cuantos quieren recibir este sacramento".

"Individualmente sois la fuente visible y la base de la unidad en vuestras iglesias particulares -dijo el Santo Padre a los obispos-. Junto con el Papa, todos los obispos representan a la Iglesia entera en el vínculo de paz, amor y unidad. Por eso un obispo no puede considerarse nunca un simple delegado de un grupo social o lingístico particular; debe ser reconocido siempre como el sucesor de los apóstoles, cuya misión procede del Señor. El repudio de un obispo, tanto individualmente como por parte de un grupo, es siempre una transgresión de la comunión eclesial y por tanto, un escándalo para los fieles y un testimonio desfavorable para los fieles de otras religiones".

Al final, Juan Pablo II afirmó que el desarrollo en las diócesis de los prelados "ha dependido a menudo del ministerio de los misioneros y de la generosidad financiera de los donantes extranjeros". Sin embargo, agregó, "es necesario recordar también que las Iglesias particulares, entre ellas las de los países en desarrollo, deben intentar contar con recursos propios para promoverá la evangelización local y construir centros e instituciones de educación y obras de caridad".

El Santo Padre dijo a los obispos que debían "garantizar que la administración de los 'bienes necesarios para todos' no se empañe nunca con la tentación del materialismo o el favoritismo, sino que se lleve a cabo con sensatez en respuesta a las necesidades de los pobres espirituales o materiales".

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