JUAN PABLO II HABLA DE SU RECIENTE VIAJE APOSTOLICO A ESPAÑA

CIUDAD DEL VATICANO, 7 MAY 2003 (VIS) - En la audiencia general de hoy, celebrada en la Plaza de San Pedro, Juan Pablo II habló de su reciente viaje apostólico a España, los pasados 3 y 4 de mayo, cuyo tema fue "Seréis mis testigos".

El Papa recordó que los dos momentos principales de su peregrinación fueron el encuentro con los jóvenes el sábado por la tarde y la misa con la canonización de cinco beatos el domingo por la mañana.

Durante el encuentro con los jóvenes en la Base Aérea de Cuatro Vientos, a las afueras de Madrid, "volví a proponer sintéticamente -dijo- el mensaje de la carta apostólica 'Rosarium Virginis Mariae'. (...) Invité a los jóvenes a ser cada vez más hombres y mujeres de robusta vida interior, contemplando asiduamente, junto con María, a Cristo y sus misterios. Precisamente este es el antídoto más eficaz contra los peligros del consumismo, a los que se encuentra expuesto el mundo actual. Frente a la sugestión de valores efímeros del mundo visible, que algunos medios de comunicación proponen, es urgente contraponer los valores estables del espíritu, que sólo se pueden alcanzar mediante la contemplación y la oración. También constaté con alegría -añadió- que los jóvenes saben ser protagonistas entre sus iguales de la nueva evangelización".

El Santo Padre, tras recordar que el domingo canonizó a los beatos Pedro Poveda Castroverde, José María Rubio y Peralta, Genoveva Torres Morales, Angela de la Cruz y María Maravillas de Jesús, afirmó: "Estos auténticos discípulos de Cristo y testigos de su Resurrección -afirmó- son un ejemplo para los cristianos del mundo entero. (...) Que los creyentes y las comunidades eclesiales de España se inspiren en ellos -pidió- para que también en nuestros días aquella tierra bendita de Dios siga produciendo frutos abundantes de perfección evangélica. Para ello, he exhortado a los cristianos de España a permanecer fieles al Evangelio, a defender y promoverá la unidad de la familia, a custodiar y renovar continuamente la identidad católica de la que se siente orgullosa esta Nación".

"Este quinto viaje apostólico a España -terminó- ha confirmado en mí una profunda convicción: las antiguas naciones de Europa conservan un alma cristiana, que constituye una cosa única con el 'genio' y la historia de los respectivos pueblos".

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