CIUDAD DEL VATICANO, 3 NOV 2002 (VIS) - Juan Pablo II se asomó esta mañana al mediodía a la ventana que da a la Plaza de San Pedro para rezar el Angelus. Antes de la oración mariana el Papa se refirió a la conmemoración de todos los Fieles Difuntos, celebrada ayer, y pidió también oraciones para las víctimas del terremoto en Italia.
"De la Iglesia difundida en todo el mundo -dijo hablando de la conmemoración de los Fieles Difuntos- se ha elevado una invocación al Dios de la vida y de la paz, para que acoja en su reino de luz infinita a todas las almas, especialmente a las más abandonadas y necesitadas de su misericordia". "El mundo de hoy -agregó- necesita más que nunca volverá a descubrir el sentido de vivir y morir en la perspectiva de la vida eterna. Fuera de ella, la cultura moderna, nacida para exaltar al ser humano y su dignidad, se transforma paradójicamente en cultura de muerte".
El Santo Padre recordó entonces que mañana, 4 de noviembre, se conmemora San Carlos Borromeo, nombre con el que fue bautizado. Juan Pablo II manifestó su gratitud "a todos los que han recordado esta fecha -dijo- y me han manifestado sus mejores deseos para el día de mi santo". Posteriormente agradeció a todos las oraciones por él.
Después de rezar el Angelus, el Papa dedicó unas palabras a las víctimas del terremoto en Italia. "Hoy todos hemos participado espiritualmente -dijo- en el dolor de la comunidad de San Giuliano de Puglia, sometida a la dura prueba de la desaparición de tantos hijos suyos. Una vez más digo a esas familias que el Papa está cerca de ellos y que reza por ellos, implorando al Señor, por intercesión de María, Madre de misericordia, el consuelo de la fe y de la esperanza cristianas".
A primeras horas de la mañana, Juan Pablo II había enviado un mensaje, a través del arzobispo Paolo Romeo, nuncio apostólico en Italia, a los habitantes de San Giuliano de Puglia, que celebraban los funerales por las 29 víctimas, niños sobre todo, fallecidos cuando se derrumbó su escuela a consecuencia del terremoto.
"En esta hora de dolor profundo para tantas familias de San Giuliano de Puglia que, destrozadas por el dolor, se preparan a dar el último adiós a sus seres queridos, quiero manifestar de nuevo toda mi paternal cercanía, confiando a las manos del Padre que está en los cielos las jóvenes vidas de quienes nos han dejado e implorando para todos el auxilio de la fe y de la esperanza cristianas. Para la querida comunidad de San Giuliano pido al Señor el don de la serenidad y estoy seguro de que esta tr gica circunstancia suscitar en todos sentimientos de profunda solidaridad, que son un patrimonio atesorado por el pueblo italiano".
ANG;VICTIMAS TERREMOTO;...;...;VIS;20021105;500;
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