CIUDAD DEL VATICANO, 5 NOV 2002 (VIS) - Esta mañana en la basílica de San Pedro se ha celebrado una misa por los cardenales, arzobispos y obispos fallecidos durante el año en curso. El celebrante principal fue el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado y la homilía la pronunció Juan Pablo II.
El Papa observó que la solemnidad de Todos los Santos y la conmemoración de todos los Fieles Difuntos "estimulan en todos los fieles un clima de oración intenso y difuso", un clima "en el cual la consoladora certeza de la comunión de los santos calma el dolor, que nunca desaparece del todo, por las personas desaparecidas".
Juan Pablo II afirmó que estaba "ligado por lazos de amistad profunda con los prelados fallecidos" y citó en particular a los cardenales muertos en los doce últimos meses: Paolo Bertoli, Franjo Kuharic, Louis-Marie Billé, Alesandru Todea, Johannes Joachim Degenhardt, Lucas Moreira Neves, François-Xavier Nguyên Van Thuƒn y John Baptist Wu Cheng-Chung.
Después recordó que hubo un día en que cada uno de ellos, "lleno de energía pronunció su 'presente' en el momento de la ordenación sacerdotal. (...) En la hora de la muerte pronunciaron su último 'presente', unido al de Jesús, que murió confiando su espíritu en manos del Padre".
Juan Pablo II recordó que cuantos eran hoy conmemorados habían sido "pastores del rebaño de Cristo. (...) Predicando han insuflado en el corazón de los fieles la verdad desconcertante y consoladora del amor de Dios. (...) En nombre del Dios del amor, sus manos bendijeron, sus palabras consolaron, su presencia -aunque fuera silenciosa- fue un testimonio elocuente de que la misericordia de Dios no tiene fin, de que su compasión es inagotable".
"Algunos de ellos -subrayó el Papa- tuvieron la gracia de ofrecer ese testimonio de forma heroica, afrontando duras pruebas y persecuciones inhumanas".
HML;CONMEMORACION PRELADOS DIFUNTOS;...;...;VIS;20021105;310;
El Papa observó que la solemnidad de Todos los Santos y la conmemoración de todos los Fieles Difuntos "estimulan en todos los fieles un clima de oración intenso y difuso", un clima "en el cual la consoladora certeza de la comunión de los santos calma el dolor, que nunca desaparece del todo, por las personas desaparecidas".
Juan Pablo II afirmó que estaba "ligado por lazos de amistad profunda con los prelados fallecidos" y citó en particular a los cardenales muertos en los doce últimos meses: Paolo Bertoli, Franjo Kuharic, Louis-Marie Billé, Alesandru Todea, Johannes Joachim Degenhardt, Lucas Moreira Neves, François-Xavier Nguyên Van Thuƒn y John Baptist Wu Cheng-Chung.
Después recordó que hubo un día en que cada uno de ellos, "lleno de energía pronunció su 'presente' en el momento de la ordenación sacerdotal. (...) En la hora de la muerte pronunciaron su último 'presente', unido al de Jesús, que murió confiando su espíritu en manos del Padre".
Juan Pablo II recordó que cuantos eran hoy conmemorados habían sido "pastores del rebaño de Cristo. (...) Predicando han insuflado en el corazón de los fieles la verdad desconcertante y consoladora del amor de Dios. (...) En nombre del Dios del amor, sus manos bendijeron, sus palabras consolaron, su presencia -aunque fuera silenciosa- fue un testimonio elocuente de que la misericordia de Dios no tiene fin, de que su compasión es inagotable".
"Algunos de ellos -subrayó el Papa- tuvieron la gracia de ofrecer ese testimonio de forma heroica, afrontando duras pruebas y persecuciones inhumanas".
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