CIUDAD DEL VATICANO, 1 NOV 2002 (VIS) - Hoy, solemnidad de Todos los Santos, el Papa se asomó a la ventana de su estudio que da a la Plaza de San Pedro para rezar el Angelus con los fieles presentes. Por la tarde oró en las grutas vaticanas por todos los difuntos.
"Hoy la Iglesia, como dice la liturgia -afirmó el Santo Padre-, tiene 'la alegría de celebrar en una única fiesta los méritos y la gloria de todos los santos': no solo de aquellos que ha proclamado a lo largo de los siglos, sino también de los innumerables hombres y mujeres cuya santidad, escondida en este mundo, es bien conocida a Dios y resplandece en su Reino eterno".
Juan Pablo II afirmó que la fiesta de hoy "nos invita a dirigir la mirada al cielo, meta de nuestra peregrinación terrena. Allí nos espera la festiva comunidad de los santos. Allí nos encontraremos con nuestros queridos difuntos, por los que se elevar la oración en la gran conmemoración litúrgica de mañana".
"El 2 de noviembre nos exige sin embargo que no nos olvidemos y que más bien privilegiemos en la oración las almas de tantos difuntos que nadie recuerda. (...) Rezo sobre todo por las víctimas del terrorismo, que en los meses pasados y también en estos días ha seguido afligiendo a la humanidad. La conmemoración de todos los difuntos debe ser una coral invocación de paz: paz para quien ha vivido, paz para quien vive, paz para quien vivir ".
Después de rezar el Angelus, el Santo Padre se refirió a los terremotos en Sicilia y en otras zonas de Italia centro-meridional, "que han provocado -dijo- graves sufrimientos y problemas a aquellas queridas poblaciones".
El Papa expresó su "profunda cercanía espiritual a las personas afectadas por estos trágicos eventos, especialmente a los niños implicados en el derrumbamiento de un edificio escolar en San Giuliano de Puglia. Mientras elevo al Señor mi oración por las víctimas y por sus familiares, dirijo una afectuosa palabra de aliento a los que han sobrevivido y a cuantos trabajan en las labores de rescate, deseando que sean sostenidos por la solidaridad de toda la Nación".
Siguiendo su costumbre anual, Juan Pablo II bajó por la tarde a las grutas vaticanas para rezar por los Sumos Pontífices y por todos los difuntos, y pronunció una oración. "En estas grutas vaticanas -dijo el Papa- confiamos a la misericordia del Padre ante todo a las víctimas del terremoto que ha afectado el sur de Italia, y en particular a los numerosos niños que han perdido la vida, a sus padres y a sus familias. También rezamos por aquellos que tienen aquí su sepulcro y esperan la resurrección de la carne; en particular, los Sumos Pontífices, que han desarrollado el servicio de pastores de la Iglesia Universal, para que participen de la eterna liturgia del cielo".
ANG;SANTOS; DIFUNTOS;...;...;VIS;20021105;470;
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