CIUDAD DEL VATICANO, 21 NOV 2002 (VIS) - El Santo Padre recibió esta mañana a los participantes en la asamblea plenaria de la Congregación para las Iglesias Orientales.
En su discurso, el Papa se refirió a los temas que están tratando estos días de reunión, la actividad desarrollada por el dicasterio en los cuatro últimos años, la elección de los obispos en las iglesias patriarcales y el estado de las iglesias orientales.
Hablando del primer tema, Juan Pablo II puso de relieve "la prioridad reservada por la congregación a la renovación litúrgica y catequística, así como a la formación de los diferentes miembros del Pueblo de Dios, a partir de los candidatos a las órdenes sagradas y a la vida consagrada".
Por lo que respecta al procedimiento de la elección de los obispos en las Iglesias patriarcales, el Santo Padre dijo: "Tomaré con mucho gusto en consideración vuestras propuestas a la luz de las relativas normas del Código de Canones de las Iglesias Orientales. (...) En cualquier caso -añadió-, cuando se señalen a la Santa Sede dificultades en la aplicación de las normas canónicas vigentes, se ayudar a superarlas, con espíritu de colaboración activa".
El Papa afirmó en lo concerniente al estado de las iglesias orientales y sus perspectivas de renovación pastoral que conocía las dificultades que encuentran las comunidades orientales en muchos lugares: "Pocas personas, penuria de medios, aislamiento, condiciones de minoría, impiden frecuentemente una serena y provechosa acción pastoral, educativa, asistencial y caritativa. Además hay un incesante flujo migratorio hacia Occidente por parte de los miembros más preparados de vuestras Iglesias".
"¿Y qué decir -preguntó- de los sufrimientos en Tierra Santa y en otros países orientales, arrastrados por una peligrosa espiral que parece humanamente imparable? ¡Que Dios haga cesar cuanto antes este hurac n de violencia!". Juan Pablo II hizo un llamamiento a la paz por intercesión del beato Juan XXIII, que "vivió durante mucho tiempo en Oriente, y tanto amó a las Iglesias Orientales". "Que también interceda -añadió- para que estas Iglesias no se cierran a las fórmulas del pasado y se abran a aquella sana actualización que él mismo deseó en la línea de la sabia armonía entre 'nova et vetera'".
El Santo Padre concluyó invocando la protección de la Virgen para los miembros de las comunidades que van desde Oriente Medio a Africa y desde Europa a la India, "en particular por aquellos que en Tierra Santa y en Irak atraviesan momentos difíciles de grandes sufrimientos".
AC;IGLESIAS ORIENTALES;...;...;VIS;20021121;400;
En su discurso, el Papa se refirió a los temas que están tratando estos días de reunión, la actividad desarrollada por el dicasterio en los cuatro últimos años, la elección de los obispos en las iglesias patriarcales y el estado de las iglesias orientales.
Hablando del primer tema, Juan Pablo II puso de relieve "la prioridad reservada por la congregación a la renovación litúrgica y catequística, así como a la formación de los diferentes miembros del Pueblo de Dios, a partir de los candidatos a las órdenes sagradas y a la vida consagrada".
Por lo que respecta al procedimiento de la elección de los obispos en las Iglesias patriarcales, el Santo Padre dijo: "Tomaré con mucho gusto en consideración vuestras propuestas a la luz de las relativas normas del Código de Canones de las Iglesias Orientales. (...) En cualquier caso -añadió-, cuando se señalen a la Santa Sede dificultades en la aplicación de las normas canónicas vigentes, se ayudar a superarlas, con espíritu de colaboración activa".
El Papa afirmó en lo concerniente al estado de las iglesias orientales y sus perspectivas de renovación pastoral que conocía las dificultades que encuentran las comunidades orientales en muchos lugares: "Pocas personas, penuria de medios, aislamiento, condiciones de minoría, impiden frecuentemente una serena y provechosa acción pastoral, educativa, asistencial y caritativa. Además hay un incesante flujo migratorio hacia Occidente por parte de los miembros más preparados de vuestras Iglesias".
"¿Y qué decir -preguntó- de los sufrimientos en Tierra Santa y en otros países orientales, arrastrados por una peligrosa espiral que parece humanamente imparable? ¡Que Dios haga cesar cuanto antes este hurac n de violencia!". Juan Pablo II hizo un llamamiento a la paz por intercesión del beato Juan XXIII, que "vivió durante mucho tiempo en Oriente, y tanto amó a las Iglesias Orientales". "Que también interceda -añadió- para que estas Iglesias no se cierran a las fórmulas del pasado y se abran a aquella sana actualización que él mismo deseó en la línea de la sabia armonía entre 'nova et vetera'".
El Santo Padre concluyó invocando la protección de la Virgen para los miembros de las comunidades que van desde Oriente Medio a Africa y desde Europa a la India, "en particular por aquellos que en Tierra Santa y en Irak atraviesan momentos difíciles de grandes sufrimientos".
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