CIUDAD DEL VATICANO, 16 MAR 2002 (VIS) - Ayer por la tarde se hizo público un mensaje del Papa al arzobispo Luigi de Magistris, pro-penitenciario mayor y a los prelados y oficiales de la Penitenciaría Apostólica.
En el mensaje de este año, el Santo Padre subraya la eficacia del Sacramento de la Penitencia como "precioso ejercicio de las virtudes", y exhorta a los sacerdotes "a acudir personalmente, como v lida ayuda en el propio camino de santificación, y por tanto, también como forma cualificada de dirección espiritual. A la santidad, y de modo especial a la santidad sacerdotal, se puede llegar en concreto solo con el recurso habitual, humilde y confiado al Sacramento de la Penitencia".
Tras recordar la enseñanza de Jesús de que el Sacramento de la Penitencia es "insustituible para la vida de la gracia", dice: "No es por tanto conforme a la fe querer reducir la remisión de los pecados a un contacto, por decir así, privado e individual entre la conciencia del fiel y Dios. Ciertamente, el pecado no se perdona si no existe arrepentimiento personal".
"Asimismo es errónea -continúa- la convicción de quien, aun no negando un valor positivo al Sacramento de la Penitencia, lo concibe como algo 'supererogatorio', porque el perdón del Señor habría sido concedido 'semel pro semper' en el Calvario y la aplicación sacramental de la misericordia divina no resultaría necesaria para recuperar la gracia".
Refiriéndose a "formas específicas de ascetismo" para orientar al penitente, estas, añade, no "deben estar inspiradas en conceptos filosóficos o religiosos contrarios a la verdad cristiana. Estos son, por ejemplo, los que reducen al ser humano a un elemento de la naturaleza, o por el contrario, lo exaltan como quien posee una libertad absoluta. Es fácil reconocer, sobre todo en este último caso, una renovada forma de pelagianismo".
"El Sacramento de la Penitencia es el instrumento principal para el discernimiento vocacional. Para proseguir hacia la meta del sacerdocio es necesaria una virtud madura y sólida, que garantice, en la medida de lo posible 'in humanis', una sólida perspectiva de perseverancia en el futuro. (...) Por eso -concluye- quien tiene la responsabilidad de autorizar a un candidato a seguir el camino del sacerdocio debe tener 'hic et nunc' la seguridad de su idoneidad actual. Si esto es válido para todas las virtudes y h bitos morales, está claro que es obligatorio con mayor motivo por cuanto concierne a la castidad, desde el momento en que, al recibir las Ordenes, el candidato debe vivir el celibato siempre".
MESS;CONFESION;...;PENITENCIARIA APOSTOLICA;VIS;20020318;400;
En el mensaje de este año, el Santo Padre subraya la eficacia del Sacramento de la Penitencia como "precioso ejercicio de las virtudes", y exhorta a los sacerdotes "a acudir personalmente, como v lida ayuda en el propio camino de santificación, y por tanto, también como forma cualificada de dirección espiritual. A la santidad, y de modo especial a la santidad sacerdotal, se puede llegar en concreto solo con el recurso habitual, humilde y confiado al Sacramento de la Penitencia".
Tras recordar la enseñanza de Jesús de que el Sacramento de la Penitencia es "insustituible para la vida de la gracia", dice: "No es por tanto conforme a la fe querer reducir la remisión de los pecados a un contacto, por decir así, privado e individual entre la conciencia del fiel y Dios. Ciertamente, el pecado no se perdona si no existe arrepentimiento personal".
"Asimismo es errónea -continúa- la convicción de quien, aun no negando un valor positivo al Sacramento de la Penitencia, lo concibe como algo 'supererogatorio', porque el perdón del Señor habría sido concedido 'semel pro semper' en el Calvario y la aplicación sacramental de la misericordia divina no resultaría necesaria para recuperar la gracia".
Refiriéndose a "formas específicas de ascetismo" para orientar al penitente, estas, añade, no "deben estar inspiradas en conceptos filosóficos o religiosos contrarios a la verdad cristiana. Estos son, por ejemplo, los que reducen al ser humano a un elemento de la naturaleza, o por el contrario, lo exaltan como quien posee una libertad absoluta. Es fácil reconocer, sobre todo en este último caso, una renovada forma de pelagianismo".
"El Sacramento de la Penitencia es el instrumento principal para el discernimiento vocacional. Para proseguir hacia la meta del sacerdocio es necesaria una virtud madura y sólida, que garantice, en la medida de lo posible 'in humanis', una sólida perspectiva de perseverancia en el futuro. (...) Por eso -concluye- quien tiene la responsabilidad de autorizar a un candidato a seguir el camino del sacerdocio debe tener 'hic et nunc' la seguridad de su idoneidad actual. Si esto es válido para todas las virtudes y h bitos morales, está claro que es obligatorio con mayor motivo por cuanto concierne a la castidad, desde el momento en que, al recibir las Ordenes, el candidato debe vivir el celibato siempre".
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