CIUDAD DEL VATICANO, 16 FEB 2002 (VIS) - El Papa recibió esta mañana a las participantes en el XIV capítulo general de las Hijas de la Caridad Canosianas que están reflexionando sobre el tema "Transmitir el amor de Dios a los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo".
Santa Magdalena de Canossa propuso a sus hijas espirituales "un ideal de vida consagrada basado en la humildad". Tras poner de relieve que el estilo misionero caracteriza a las canosianas, Juan Pablo II recordó a las hermanas que en Timor Oriental "han pagado recientemente con el precio de su sangre su fidelidad a Cristo Señor. Que su heroico sacrificio os estimule y os aliente para caminar con confianza y empuje apostólico".
El Santo Padre afirmó que "el gran desafío de la inculturación exige anunciar la Buena Nueva con lenguajes y modos comprensibles a los hombres de nuestro tiempo, inmersos en procesos sociales y culturales en rápida transformación. ¡Por eso, el campo de apostolado que se abre ante vosotras es vasto!".
"En el mundo muchos esperan todavía conocer a Jesús y su Evangelio. Las diversas situaciones de injusticia, de malestar moral y material afectan a las poblaciones en inmensas regiones de la tierra". Y terminó subrayando que para "poder responder a estos desafíos es necesario en primer lugar tender con todas las fuerzas a la santidad, a la medida más alta de la santidad, manteniendo un contacto ininterrumpido con Cristo en la oración incesante y fervorosa".
AC;CAPITULO GENERAL;...;CANOSIANAS;VIS;20020218;250;
Santa Magdalena de Canossa propuso a sus hijas espirituales "un ideal de vida consagrada basado en la humildad". Tras poner de relieve que el estilo misionero caracteriza a las canosianas, Juan Pablo II recordó a las hermanas que en Timor Oriental "han pagado recientemente con el precio de su sangre su fidelidad a Cristo Señor. Que su heroico sacrificio os estimule y os aliente para caminar con confianza y empuje apostólico".
El Santo Padre afirmó que "el gran desafío de la inculturación exige anunciar la Buena Nueva con lenguajes y modos comprensibles a los hombres de nuestro tiempo, inmersos en procesos sociales y culturales en rápida transformación. ¡Por eso, el campo de apostolado que se abre ante vosotras es vasto!".
"En el mundo muchos esperan todavía conocer a Jesús y su Evangelio. Las diversas situaciones de injusticia, de malestar moral y material afectan a las poblaciones en inmensas regiones de la tierra". Y terminó subrayando que para "poder responder a estos desafíos es necesario en primer lugar tender con todas las fuerzas a la santidad, a la medida más alta de la santidad, manteniendo un contacto ininterrumpido con Cristo en la oración incesante y fervorosa".
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