CIUDAD DEL VATICANO, 22 ENE 2002 (VIS) - Hoy se hizo público el mensaje de Juan Pablo II para la XXXVI Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que se celebrará el próximo 12 de mayo y cuyo tema es "Internet: un nuevo foro para la proclamación del Evangelio".
Ofrecemos a continuación extractos del mensaje, que ha sido publicado en español, inglés, francés, italiano, alemán y portugués:
"La Iglesia prosigue en todas las épocas la tarea comenzada el día de Pentecostés, cuando los Apóstoles, con el poder del Espíritu Santo, salieron a las calles de Jerusalén a anunciar el Evangelio de Jesucristo en diversas lenguas. (...) A lo largo de los siglos sucesivos, esta misión evangelizadora se extendió a todos los rincones de la tierra, a medida que el cristianismo arraigaba en muchos lugares y aprendía a hablar las diferentes lenguas del mundo.
"Pero la historia de la evangelización no es sólo una cuestión de expansión geográfica, ya que la Iglesia también ha tenido que cruzar muchos umbrales culturales. (...) La era de los grandes descubrimientos, el Renacimiento y la invención de la imprenta, la Revolución industrial y el nacimiento del mundo moderno: estos fueron también momentos críticos, que exigieron nuevas formas de evangelización. Ahora, con la revolución de las comunicaciones y la información en plena transformación, la Iglesia se encuentra indudablemente ante otro camino decisivo. Por tanto, es conveniente que en esta Jornada mundial de las comunicaciones de 2002 reflexionemos en el tema: 'Internet: un nuevo foro para la proclamación del Evangelio'.
"Internet es ciertamente un nuevo 'foro', entendido en el antiguo sentido romano de lugar público, (...) un lugar de la ciudad muy concurrido y animado, que no sólo reflejaba la cultura del ambiente, sino que también creaba una cultura propia. Esto mismo sucede con el ciberespacio, que es, por decirlo así, una nueva frontera que se abre al inicio de este nuevo milenio. (...) Para la Iglesia, el nuevo mundo del ciberespacio es una llamada a la gran aventura de usar su potencial para proclamar el mensaje evangélico.
"La Iglesia afronta este nuevo medio con realismo y confianza. Como otros medios de comunicación, se trata de un medio, no de un fin en sí mismo. Internet puede ofrecer magníficas oportunidades para la evangelización si se usa con competencia y con una clara conciencia de sus fuerzas y sus debilidades. Sobre todo, al proporcionar información y suscitar interés, hace posible un encuentro inicial con el mensaje cristiano, especialmente entre los jóvenes, que se dirigen cada vez más al mundo del ciberespacio como una ventana abierta al mundo. Por esta razón, es importante que las comunidades cristianas piensen en medios muy pr cticos de ayudar a los que se ponen en contacto por primera vez a través de Internet, para pasar del mundo virtual del ciberespacio al mundo real de la comunidad cristiana.
"En una etapa posterior, Internet también puede facilitar el tipo de seguimiento que requiere la evangelización. (...) Ya existen en la red innumerables fuentes de información, documentación y educación sobre la Iglesia, su historia y su tradición, su doctrina y su compromiso en todos los campos en todas las partes del mundo. Por tanto, es evidente que (...) puede proporcionar un suplemento y un apoyo únicos para preparar el encuentro con Cristo en la comunidad y sostener a los nuevos creyentes en el camino de fe que comienza entonces.
"Sin embargo, hay ciertas cuestiones necesarias (...) que se plantean al usar Internet para la causa de la evangelización. De hecho, la esencia de Internet consiste en suministrar un flujo casi continuo de información, gran parte de la cual pasa en un momento. En una cultura que se alimenta de lo efímero puede existir fácilmente el riesgo de considerar que lo que importa son los datos, más que los valores. Internet ofrece amplios conocimientos, pero no enseña valores. (...) A pesar de su enorme potencial benéfico, ya resultan evidentes para todos algunos modos degradantes y perjudiciales de usar Internet, y las autoridades públicas tienen seguramente la responsabilidad de garantizar que este maravilloso instrumento contribuya al bien común y no se convierta en una fuente de daño.
"Además, Internet redefine radicalmente la relación psicológica de la persona con el tiempo y el espacio. La atención se concentra en lo que es tangible, útil e inmediatamente asequible; puede faltar el estímulo a profundizar más el pensamiento y la reflexión. (...) El entendimiento y la sabiduría son fruto de una mirada contemplativa sobre el mundo, y no derivan de una mera acumulación de datos. (...) Son el resultado de una visión que penetra el significado más profundo de las cosas en su relación recíproca y con la totalidad de la realidad. Además, como foro en el que prácticamente todo se acepta y casi nada perdura, Internet favorece un medio relativista de pensar y a veces fomenta la evasión de la responsabilidad y del compromiso personales.
"El hecho de que a través de Internet la gente multiplique sus contactos de modos hasta ahora impensables abre maravillosas posibilidades de difundir el Evangelio. Pero también es verdad que las relaciones establecidas mediante la electrónica jamás pueden tomar el lugar de los contactos humanos directos, necesarios para una auténtica evangelización, pues la evangelización depende siempre del testimonio personal del que ha sido enviado a evangelizar. ¿Cómo guía la Iglesia, desde el tipo de contacto que permite Internet, a la comunicación más profunda que exige el anuncio cristiano? ¿Cómo entablamos el primer contacto y el intercambio de información que permite Internet?
"No cabe duda de que la revolución electrónica entraña la promesa de grandes y positivos avances con vistas al desarrollo mundial; pero existe también la posibilidad de que agrave efectivamente las desigualdades existentes al ensanchar la brecha de la información y las comunicaciones. ¿Cómo podemos asegurar que la revolución de la información y las comunicaciones, que tiene en Internet su primer motor, promueva la globalización del desarrollo y de la solidaridad del hombre, objetivos vinculados íntimamente con la misión evangelizadora de la Iglesia? (...) ¿Cómo podemos garantizar que este magnífico instrumento, concebido primero en el ámbito de operaciones militares, contribuya ahora a la causa de la paz? ¿Puede fomentar la cultura del diálogo, de la participación, de la solidaridad y de la reconciliación, sin la cual la paz no puede florecer? La Iglesia cree que sí; y para lograr que esto suceda, está decidida a entrar en este nuevo foro, armada con el Evangelio de Cristo, el Príncipe de la paz.
"Internet produce un número incalculable de imágenes que aparecen en millones de pantallas de ordenadores en todo el planeta. En esta galaxia de imágenes y sonidos, ¿aparecer el rostro de Cristo y se oir su voz? Porque sólo cuando se vea su rostro y se oiga su voz el mundo conocer la buena nueva de nuestra redención. Esta es la finalidad de la evangelización. (...) Por tanto, en esta Jornada Mundial de las Comunicaciones, quiero exhortar a toda la Iglesia a cruzar intrépidamente este nuevo umbral, para entrar en lo más profundo de la red, de modo que ahora, como en el pasado, el gran compromiso del Evangelio y la cultura muestre al mundo 'la gloria de Dios que está en la faz de Cristo'".
MESS;JORNADA COMUNICACIONES SOCIALES;...;...;VIS;20020122;1200;
Ofrecemos a continuación extractos del mensaje, que ha sido publicado en español, inglés, francés, italiano, alemán y portugués:
"La Iglesia prosigue en todas las épocas la tarea comenzada el día de Pentecostés, cuando los Apóstoles, con el poder del Espíritu Santo, salieron a las calles de Jerusalén a anunciar el Evangelio de Jesucristo en diversas lenguas. (...) A lo largo de los siglos sucesivos, esta misión evangelizadora se extendió a todos los rincones de la tierra, a medida que el cristianismo arraigaba en muchos lugares y aprendía a hablar las diferentes lenguas del mundo.
"Pero la historia de la evangelización no es sólo una cuestión de expansión geográfica, ya que la Iglesia también ha tenido que cruzar muchos umbrales culturales. (...) La era de los grandes descubrimientos, el Renacimiento y la invención de la imprenta, la Revolución industrial y el nacimiento del mundo moderno: estos fueron también momentos críticos, que exigieron nuevas formas de evangelización. Ahora, con la revolución de las comunicaciones y la información en plena transformación, la Iglesia se encuentra indudablemente ante otro camino decisivo. Por tanto, es conveniente que en esta Jornada mundial de las comunicaciones de 2002 reflexionemos en el tema: 'Internet: un nuevo foro para la proclamación del Evangelio'.
"Internet es ciertamente un nuevo 'foro', entendido en el antiguo sentido romano de lugar público, (...) un lugar de la ciudad muy concurrido y animado, que no sólo reflejaba la cultura del ambiente, sino que también creaba una cultura propia. Esto mismo sucede con el ciberespacio, que es, por decirlo así, una nueva frontera que se abre al inicio de este nuevo milenio. (...) Para la Iglesia, el nuevo mundo del ciberespacio es una llamada a la gran aventura de usar su potencial para proclamar el mensaje evangélico.
"La Iglesia afronta este nuevo medio con realismo y confianza. Como otros medios de comunicación, se trata de un medio, no de un fin en sí mismo. Internet puede ofrecer magníficas oportunidades para la evangelización si se usa con competencia y con una clara conciencia de sus fuerzas y sus debilidades. Sobre todo, al proporcionar información y suscitar interés, hace posible un encuentro inicial con el mensaje cristiano, especialmente entre los jóvenes, que se dirigen cada vez más al mundo del ciberespacio como una ventana abierta al mundo. Por esta razón, es importante que las comunidades cristianas piensen en medios muy pr cticos de ayudar a los que se ponen en contacto por primera vez a través de Internet, para pasar del mundo virtual del ciberespacio al mundo real de la comunidad cristiana.
"En una etapa posterior, Internet también puede facilitar el tipo de seguimiento que requiere la evangelización. (...) Ya existen en la red innumerables fuentes de información, documentación y educación sobre la Iglesia, su historia y su tradición, su doctrina y su compromiso en todos los campos en todas las partes del mundo. Por tanto, es evidente que (...) puede proporcionar un suplemento y un apoyo únicos para preparar el encuentro con Cristo en la comunidad y sostener a los nuevos creyentes en el camino de fe que comienza entonces.
"Sin embargo, hay ciertas cuestiones necesarias (...) que se plantean al usar Internet para la causa de la evangelización. De hecho, la esencia de Internet consiste en suministrar un flujo casi continuo de información, gran parte de la cual pasa en un momento. En una cultura que se alimenta de lo efímero puede existir fácilmente el riesgo de considerar que lo que importa son los datos, más que los valores. Internet ofrece amplios conocimientos, pero no enseña valores. (...) A pesar de su enorme potencial benéfico, ya resultan evidentes para todos algunos modos degradantes y perjudiciales de usar Internet, y las autoridades públicas tienen seguramente la responsabilidad de garantizar que este maravilloso instrumento contribuya al bien común y no se convierta en una fuente de daño.
"Además, Internet redefine radicalmente la relación psicológica de la persona con el tiempo y el espacio. La atención se concentra en lo que es tangible, útil e inmediatamente asequible; puede faltar el estímulo a profundizar más el pensamiento y la reflexión. (...) El entendimiento y la sabiduría son fruto de una mirada contemplativa sobre el mundo, y no derivan de una mera acumulación de datos. (...) Son el resultado de una visión que penetra el significado más profundo de las cosas en su relación recíproca y con la totalidad de la realidad. Además, como foro en el que prácticamente todo se acepta y casi nada perdura, Internet favorece un medio relativista de pensar y a veces fomenta la evasión de la responsabilidad y del compromiso personales.
"El hecho de que a través de Internet la gente multiplique sus contactos de modos hasta ahora impensables abre maravillosas posibilidades de difundir el Evangelio. Pero también es verdad que las relaciones establecidas mediante la electrónica jamás pueden tomar el lugar de los contactos humanos directos, necesarios para una auténtica evangelización, pues la evangelización depende siempre del testimonio personal del que ha sido enviado a evangelizar. ¿Cómo guía la Iglesia, desde el tipo de contacto que permite Internet, a la comunicación más profunda que exige el anuncio cristiano? ¿Cómo entablamos el primer contacto y el intercambio de información que permite Internet?
"No cabe duda de que la revolución electrónica entraña la promesa de grandes y positivos avances con vistas al desarrollo mundial; pero existe también la posibilidad de que agrave efectivamente las desigualdades existentes al ensanchar la brecha de la información y las comunicaciones. ¿Cómo podemos asegurar que la revolución de la información y las comunicaciones, que tiene en Internet su primer motor, promueva la globalización del desarrollo y de la solidaridad del hombre, objetivos vinculados íntimamente con la misión evangelizadora de la Iglesia? (...) ¿Cómo podemos garantizar que este magnífico instrumento, concebido primero en el ámbito de operaciones militares, contribuya ahora a la causa de la paz? ¿Puede fomentar la cultura del diálogo, de la participación, de la solidaridad y de la reconciliación, sin la cual la paz no puede florecer? La Iglesia cree que sí; y para lograr que esto suceda, está decidida a entrar en este nuevo foro, armada con el Evangelio de Cristo, el Príncipe de la paz.
"Internet produce un número incalculable de imágenes que aparecen en millones de pantallas de ordenadores en todo el planeta. En esta galaxia de imágenes y sonidos, ¿aparecer el rostro de Cristo y se oir su voz? Porque sólo cuando se vea su rostro y se oiga su voz el mundo conocer la buena nueva de nuestra redención. Esta es la finalidad de la evangelización. (...) Por tanto, en esta Jornada Mundial de las Comunicaciones, quiero exhortar a toda la Iglesia a cruzar intrépidamente este nuevo umbral, para entrar en lo más profundo de la red, de modo que ahora, como en el pasado, el gran compromiso del Evangelio y la cultura muestre al mundo 'la gloria de Dios que está en la faz de Cristo'".
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