Ciudad
del Vaticano, 17 febrero 2016
(VIS).- A las 16.00 hora local, (23.00 en Roma), llegó Francisco al
Estadio José María Morelos y Pavón de Morelia. Allí le estaban
esperando unos 50.000 jóvenes que quisieron participar a un
encuentro festivo lleno de cantos, danzas y testimonios de Daniela,
Alberto, Roberto y Rosario, jóvenes que contaron al Papa cómo es la
realidad de sus vidas. La problemática del trabajo, las dificultades
de las familias y la necesidad de esperanza fueron los temas clave.
''Hoy los jóvenes de México vemos en ti el rostro de la Esperanza
que necesitamos'', afirmaron.
''Yo
conocía las inquietudes de ustedes porque me habían hecho llegar el
borrador de lo que más o menos iban a decir -les dijo el Papa-, es
verdad, ¡para qué les voy a mentir! Pero a medida que hablaban
también iba tomando nota de cosas que me parecían importantes para
que no quedaran en el aire, si no aparecen en lo que yo resumí de lo
que ustedes me habían dicho y como respuesta. Les cuento que cuando
llegué a esta tierra fui recibido con una calurosa bienvenida, y
pude constatar ahí mismo algo que sabía desde hace tiempo: la
vitalidad, la alegría, el espíritu festivo del Pueblo mexicano.
Ahorita, después de escucharlos, pero especialmente después de
verlos, constato nuevamente otra certeza, algo que le dije al
Presidente de la Nación en mi primer saludo. Uno de los mayores
tesoros de esta tierra mexicana tiene rostro joven, son sus jóvenes.
Sí, son ustedes la riqueza de esta tierra. ¡Cuidado! no dije la
esperanza de esta tierra, dije: Su riqueza''.
''La
montaña puede tener minerales ricos que van a servir para el
progreso de la humanidad, es su riqueza, pero esa riqueza hay que
transformarla en esperanza con el trabajo como hacen los mineros
cuando van sacando esos minerales. Ustedes son la riqueza, hay que
transformarla en esperanza. Y Daniela al final echó un desafío y
además, también nos dio la pista, sobre la esperanza pero todos los
que hablaron cuando marcaban las dificultades, las cosas que pasaban
afirmaban una verdad muy grande que ''todos podemos vivir pero no
podemos vivir sin esperanza''. Sentir el mañana, no podemos sentir
el mañana si uno primero uno no logra valorarse, si no logra sentir
que su vida, sus manos, su historia vale la pena''.
''Sentir
eso que Alberto decía que ''con mis manos, con mi corazón y con mi
mente puedo construir esperanza; si yo no siento eso la esperanza no
podrá entrar en mi corazón''. La esperanza -continuó- nace cuando
se puede experimentar que no todo está perdido, y para eso es
necesario el ejercicio de empezar ''por casa'', empezar por sí
mismo. No todo está perdido. No estoy perdido, yo valgo, y yo valgo
mucho. Les pido silencio ahora, cada uno se contesta en su corazón:
¿Es verdad que no todo está perdido? ¿Yo estoy perdido o estoy
perdida? ¿Yo valgo? ¿Valgo poco, valgo mucho? La principal amenaza
a la esperanza son los discursos que te desvalorizan, te van como
chupando el valor y terminás como caído, ¿no es cierto?, como
arrugado con el corazón triste, discursos que te hacen sentir de
segunda, sino de cuarta. La principal amenaza a la esperanza es
cuando sentís que no le importás a nadie o que estás dejado de
lado. Esa es la gran dificultad para la esperanza: cuando en una
familia o en una sociedad o en una escuela o en un grupo de amigos te
hacen sentir que no les importás. Y eso es duro es doloroso, pero
eso sucede, ¿o no sucede? Si o no. (Responden: si) ¡Sucede! Eso
mata, eso nos aniquila y esa es la puerta de ingreso a para tanto
dolor''.
''Pero
también hay otra principal amenaza a la esperanza – a la esperanza
de que esa riqueza, que son ustedes, crezca y de su fruto- y es
hacerte creer que empezás a ser valioso cuando te disfrazás de
ropas, marcas de último grito de la moda, o cuando te volves
prestigio, importante por tener dinero pero, en el fondo, tu corazón
no cree que seas digno de cariño, digno de amor y eso tu corazón lo
intuye. La esperanza está amordazada por lo que te hacen creer, no
te la dejan surgir. La principal amenaza es cuando uno siente que
tiene que tener plata para comprar todo, incluso el cariño de los
demás. La principal amenaza es creer que por tener un gran ''carro''
sos feliz. ¿Es verdad esto que por tener un gran carro sos feliz?
(Responden: No)
''Ustedes
-añadió- son la riqueza de México, ustedes son la riqueza de la
Iglesia. Permítanme que les diga una frase de mi tierra: “No les
estoy sobando el lomo”. ¡No los estoy adulando! Y entiendo que
muchas veces se vuelve difícil sentirse la riqueza cuando nos vemos
continuamente expuestos a la pérdida de amigos o de familiares en
manos del narcotráfico, de las drogas, de organizaciones criminales
que siembran el terror. Es difícil sentirse la riqueza de una nación
cuando no se tienen oportunidades de trabajo digno –Alberto, lo
expresaste claramente-posibilidades de estudio y capacitación,
cuando no se sienten reconocidos los derechos que después terminan
impulsándolos a situaciones límites. Es difícil sentirse la
riqueza de un lugar cuando, por ser jóvenes, se los usa para fines
mezquinos seduciéndolos con promesas que al final no son tales
reales, son pompas de jabón. Y es difícil sentirse ricos así. La
riqueza la llevan adentro y la esperanza la llevan adentro pero no es
fácil, por todo esto que les estoy diciendo, que es lo que dijeron
ustedes: faltan oportunidades de trabajo y de estudio- dijeron
Roberto y Alberto-''.
''Pero,
pese a todo, esto no me voy a cansar de decirlo: ustedes son la
riqueza de México. Roberto, vos dijiste una frase – que o se me
escapó cuando leí tu apunte o… - pero que quiero detenerme. Vos
hablaste que perdiste algo, y no dijiste: “Perdí el celular, perdí
la billetera con plata, perdí el tren porque llegué tarde”.
Dijiste: “Perdimos el encanto de disfrutar del encuentro”.
Perdimos el encanto de caminar juntos, perdimos el encanto de soñar
juntos y para que esta riqueza, movida por la esperanza vaya
adelante, hay que caminar juntos, hay que encontrarse, hay que soñar.
¡No pierdan el encanto de soñar! ¡Atrévanse a soñar! Soñar, que
no es lo mismo que ser dormilones, eso no, ¿eh?''.
''Y
no crean que les digo esto de que ustedes son la riqueza de México y
que esa riqueza con la esperanza va adelante porque soy bueno, o
porque la tengo clara, no queridos amigos, no es así. Les digo esto
y estoy convencido, y ¿saben por qué? Porque como ustedes creo en
Jesucristo. Y creo que Daniela fue muy fuerte cuando nos habló de
esto. Yo creo en Jesucristo, y por eso les digo esto. Él es quien
renueva continuamente en mí la esperanza, es Él quien renueve
continuamente mi mirada. Es Él quien despierta en mí, o sea, en
cada uno de nosotros el encanto de disfrutar, el encanto de soñar,
el encanto de trabajar juntos. Es Él quien continuamente me invita a
convertir el corazón. Sí, amigos míos, les digo esto porque en
Jesús yo encontré a Aquel que es capaz de encender lo mejor de mí
mismo. Y es de su mano que podamos hacer camino, es de su mano que
una y otra vez podamos volver a empezar, es de su mano que podamos a
decir: Es mentira que la única forma de vivir, de poder ser joven es
dejando la vida en manos del narcotráfico o de todos aquellos que lo
único que están haciendo es sembrar destrucción y muerte. Eso es
mentira y lo decimos de la mano de Jesús. Es también de la mano de
Jesús, de Jesucristo el Señor que podemos decir que es mentira que
la única forma que tienen de vivir los jóvenes aquí es la pobreza
la marginación; en la marginación de oportunidades, en la
marginación de espacios, en la marginación de la capacitación y
educación, en la marginación de la esperanza. Es Jesucristo el que
desmiente todos los intentos de hacerlos inútiles, o meros
mercenarios de ambiciones ajenas. Son las ambiciones ajenas las que a
ustedes los marginan, para usarlos en todas estas cosas que yo dije,
que saben, y que terminan en la destrucción. Y el único que me
puede tener bien fuerte de la mano es Jesucristo, Él hace que ésta
riqueza se transforme en esperanza''.
''Me
han pedido una palabra de esperanza, la que tengo para decirles, la
que está en la base de todo, se llama Jesucristo. Cuando todo
parezca pesado, cuando parezca que se nos viene el mundo encima,
abracen su cruz, abrácenlo a Él y, por favor, nunca se suelten de
su mano aunque los esté llevando adelante arrastrando, y si se caen
una vez, déjense levantar por Él. Los alpinistas tienen una canción
muy linda, que a mí me gusta repetírsela a los jóvenes –
mientras suben van cantando-: ''En el arte de ascender el triunfo no
está en no caer sino en no permanecer caído''. Ese es el arte, y
¿quién es el único que te puede agarrar de la mano para que no
permanezcas caído: Jesucristo, el único. Jesucristo que, a veces,
te manda un hermano para que te hable y te ayude. No escondas tu mano
cuando estás caído, no le digas: ''No me mires que estoy embarrado
o embarrada. No me mires que ya no tengo remedio''. Solamente, dejáte
agarrar la mano y agarráte a esa mano, y la riqueza que tenés
adentro, sucia, embarrada, dada por perdida va a empezar, a través
de la esperanza, a dar su fruto pero siempre agarrado de la mano de
Jesucristo''.
''Ese
es el camino, no se olviden: ''En el arte de ascender el triunfo no
está en no caer sino en no permanecer caído''. ¡No se permitan
permanecer caídos! ¡Nunca! ¿De acuerdo! Y si ven un amigo o una
amiga que se pegó un resbalón en la vida y se cayó, andá y
ofrecéle la mano pero ofrecésela con dignidad. Ponete al lado de
él, al lado de ella, escuchálo, no le digas: ''Te traigo la
receta''. No, como amigo, despacito, dale fuerza con tus palabras,
dale fuerza con la escucha, esa medicina que se va olvidando: la
“escuchoterapia”. Dejalo hablar, dejalo que te cuente, y entonces
poquito a poco te va ir extendiendo la mano y vos lo vas a ayudar en
nombre de Jesucristo. Pero si vas de golpe y el empezás a predicar y
a darle y a darle, pues pobrecito lo vas a dejar peor que como
estaba. ¿Está claro? (Responden: Si). Nunca se suelten de la mano
de Jesucristo, nunca se aparten de Él; y si se apartan, se levantan
y sigan adelante, Él comprende lo que son éstas cosas. Porque de la
mano de Jesucristo es posible vivir a fondo, de su mano es posible
creer que la vida vale la pena, que vale la pena dar lo mejor de sí,
ser fermento, ser sal y luz en medio de los amigos, en medio del
barrios, de su en medio de la comunidad, en medio de la familia''.
''Después
Rosario voy a hablar un poquito de esto que vos dijiste de la
familia-continuó Francisco- En medio de la familia. Por eso esto,
queridos amigos, de la mano de Jesús les pido que no se dejen
excluir, no se dejen desvalorizar, no se dejen tratar como mercancía.
Jesús nos dio un consejo para esto, para no dejarnos excluir, para
no dejarnos desvalorizar, para no dejarnos tratar como una mercancía:
“Sean astutos como serpientes y humildes como palomas”. Las dos
virtudes juntas. A los jóvenes viveza no les falta, a veces, les
falta la astucia para que no sean ingenuos. Las dos cosas: astutos
pero sencillos, bondadosos. Es cierto, que por este camino quizás
que no tendrán el último carro en la puerta, no tendrán los
bolsillos llenos de plata, pero tendrán algo que nadie nunca podrá
sacarles que es la experiencia de sentirse amados, abrazados,
acompañados. Es el encanto de disfrutar del encuentro, el encanto de
soñar en el encuentro de todos. Es la experiencia de sentirse
familia, de sentirse comunidad. Y es la experiencia de poder mirar al
mundo a la cara, con la frente alta, sin el carro, sin la plata, pero
con la frente alta, la dignidad. Tres palabras que las vamos a
repetir: Riqueza -porque se la dieron-; Esperanza – porque queremos
abrirnos a la esperanza-; Dignidad. Repetimos: Riqueza, esperanza y
dignidad. La riqueza que Dios les dio a ustedes. Ustedes son la
riqueza de México. La esperanza que les da Jesucristo y la dignidad
que les da el no dejarse “sobar el lomo” y ser mercadería para
los bolsillos de otros''.
''Hoy
el Señor los sigue llamando, los sigue convocando, al igual que lo
hizo con el indio Juan Diego. Los invita a construir un santuario. Un
santuario que no es un lugar físico, sino una comunidad, un
santuario llamado parroquia, un santuario llamado Nación. La
comunidad, la familia, el sentirnos ciudadanos, es uno de los
principales antídotos contra todo lo que nos amenaza, porque nos
hace sentir parte de esta gran familia de Dios. No para refugiarnos,
no para encerrarnos, para escaparnos de las amenazas de la vida o de
los desafíos, al contrario, para salir a invitar a otros; para salir
a anunciar a otros que ser joven en México es la mayor riqueza y por
lo tanto, no puede ser sacrificada. Y porque riqueza es capaz de
tener esperanza y no da dignidad. Otra vez las tres palabras:
riqueza, esperanza y dignidad. Pero riqueza, esa que Dios nos dio y
que tenemos que hacer crecer''.
''Jesús,
el que nos da la esperanza, nunca nos invitaría a ser sicarios, sino
que nos llama discípulos, nos llama amigos. Él Jesús nunca nos
mandaría al muere, sino que todo en Él es invitación a la vida.
Una vida en familia, una vida en comunidad; una familia y una
comunidad a favor de la sociedad. Y aquí Rosario retomo lo que vos
dijiste, una cosa tan linda: ''En la familia se aprende cercanía''.
Se aprende solidaridad, se aprende a compartir, a discernir, a llevar
adelante los problemas unos de otros, a pelearse y a arreglarse, a
discutir y a abrazarse y a besarse, la familia es la primera escuela
de la Nación, y en la familia está esa riqueza que tienen ustedes.
La familia es como quien custodia esa riqueza, en la familia van a
encontrar esperanza porque está Jesús y en la familia van a tener
dignidad. Nunca, nunca dejen de lado la familia, la familia es la
piedra de base de la construcción de una gran Nación. Ustedes son
riqueza, tienen esperanza y sueñan, también Rosario habló de
soñar. ¿Ustedes sueñan con tener una familia? (Responden: Si)''.
''Queridos
hermanos, -concluyó- ustedes son la riqueza de este País y, cuando
duden de eso, miren a Jesucristo, que es la esperanza, el que
desmiente todos los intentos de hacerlos inútiles, o meros
mercenarios de ambiciones ajenas. Les agradezco este encuentro y les
pido que recen por mí. Gracias''.
Al
finalizar, el Papa regresó en avión a Ciudad del México para
pernoctar en la Nunciatura Apostólica donde llegó a las 19,40
horas local (02,40 hora de Roma).
Hoy
a las 7,30 hora local (14.30 hora de Roma), el Santo Padre se
trasladará en avión hasta Ciudad Juárez, última etapa de su viaje
en México. Allí visitará el Centro de Readaptación Social Estatal
N.3 donde encontrará algunos reclusos y a sus familias. Desde allí
se dirigirá al Colegio de Bachilleres del Estado de Chihuahua para
encontrarse con el Mundo del Trabajo. Almorzará en el Seminario
Archidiocesano de Ciudad Juárez sobre las 13,15 horas local (21.15
en Roma) y tres horas más tarde, celebrará una Misa en el recinto
ferial de Ciudad Juarez, cerca de la frontera internacional entre
México y E.E.U.U. Al finalizar, el Papa se dirigirá directamente al
aeropuerto donde a las 19,15 horas local (03.15 Roma) partirá de
regreso a Italia. Se espera que aterrice en Roma mañana a las 15,15
horas.
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