Ciudad
del Vaticano, 16 febrero 2016 (VIS).- Ayer tarde, después de visitar
la catedral de la Ascensión, el Papa se despidió de San Cristóbal
de las Casas para trasladarse en helicóptero a Tuxtla Gutiérrez
donde, en el estadio Victor Manuel Reyna tuvo lugar su encuentro con
las familias. A su llegada al estadio, en papamóvil, saludado por
miles de personas, recibió las llaves de la ciudad de manos del
gobernador del estado de Chiapas.
El
encuentro se abrió con los testimonios de Humberto y Lucy, una
familia formada por padres divorciados en una nueva unión, de
Manuel, un adolescente discapacitado, de Beatriz, una madre soltera y
de varias familias de la diócesis de Tapachula que llevaban muchos
años casadas.
Después
el Papa se dirigió a los presentes comenzando por dar gracias a Dios
por estar en tierra chiapaneca. ''Es bueno -dijo- estar en este
suelo, es bueno estar en esta tierra, es bueno estar en este lugar
que con ustedes tiene sabor a familia, a hogar.... Y también gracias
a ustedes, familias y amigos, que nos han regalado sus testimonios,
que nos han abierto las puertas de sus casas, las puertas de sus
vidas; nos han permitido estar en sus ''mesas'' compartiendo el pan
que los alimenta y el sudor frente a las dificultades cotidianas. El
pan de las alegrías, de la esperanza, de los sueños y el sudor
frente a las amarguras, la desilusión y las caídas''.
''Manuel
-prosiguió- gracias por tu testimonio y especialmente por tu
ejemplo. Me gustó esa expresión que usaste: ''Echarle
ganas''...echarle ganas a la vida, echarle ganas a tu familia, echar
ganas entre tus amigos; y nos has echado ganas a nosotros aquí
reunidos. Gracias. Creo que es lo que el Espíritu Santo siempre
quiere hacer en medio nuestro: echarnos ganas, regalarnos motivos
para seguir apostando a la familia, soñando, construyendo una vida
que tenga sabor a hogar y a familia''.
''Y
es lo que el Padre Dios siempre ha soñado y por lo que, desde los
tiempos lejanos, el Padre Dios ha peleado. Cuando parecía todo
perdido, esa tarde en el jardín del Edén, el Padre Dios le echó
ganas a esa joven pareja y le dijo que no todo estaba perdido. Y
cuando el Pueblo de Israel sentía que no daba más en el camino por
el desierto, el Padre Dios le echó ganas con el maná. Y cuando
llegó la plenitud de los tiempos, el Padre Dios le echó ganas a la
humanidad para siempre y nos mandó a su Hijo''.
''De
la misma manera, todos los que estamos acá hemos hecho experiencia
de eso, en muchos momentos y de diferentes formas: el Padre Dios le
ha echado ganas a nuestra vida. Podemos preguntarnos: ¿Por qué?
Porque no sabe hacer otra cosa. Nuestro Padre Dios no sabe hacer otra
cosa que querernos y echarnos ganas, y empujarnos, y llevarnos
adelante, no sabe hacer otra cosa, porque su nombre es amor, su
nombre es donación, su nombre es entrega, su nombre es misericordia.
Eso nos lo ha manifestado con toda fuerza y claridad en Jesús, su
Hijo, que se la jugó hasta el extremo para volver a hacer posible el
Reino de Dios. Un Reino que nos invita a participar de esa nueva
lógica, que pone en movimiento una dinámica capaz de abrir los
cielos, capaz de abrir nuestros corazones, nuestras mentes, nuestras
manos y desafiarnos con nuevos horizontes. Un reino que sabe de
familia, que sabe de vida compartida. En Jesús y con Jesús ese
reino es posible''.
Dirigiéndose
otra vez a Manuel, Francisco recordó que le había pedido que rezara
''por muchos adolescentes que están desanimados y andan por malos
pasos. Muchos adolescentes sin ánimo, sin fuerza, sin ganas. Y
muchas veces esa actitud nace porque se sienten solos, porque no
tienen con quien hablar. Piensen los padres, piensen las madres:
¿hablan con sus hijos y sus hijas o están siempre ocupados,
apurados?''.
''Y
eso me recordó el testimonio que nos regaló Beatriz -prosiguió-
Beatriz, vos dijiste: ''La lucha siempre ha sido difícil por la
precariedad y la soledad''. ¿Cuántas veces te sentiste señalada,
juzgada: ''esa''. Pensemos en toda la gente, todas las mujeres que
pasan por lo que pasó Beatriz. La precariedad, la escasez, el no
tener muchas veces lo mínimo nos puede desesperar... y más cuando
tenemos hijos a cargo. La precariedad no sólo amenaza el estómago
-y eso ya es decir mucho- sino que puede amenazar el alma, nos puede
desmotivar, sacar fuerza y tentar con caminos o alternativas de
aparente solución, pero que al final no solucionan nada... Existe
una precariedad que puede ser muy peligrosa y que se nos puede ir
colando sin darnos cuenta, es la precariedad que nace de la soledad y
el aislamiento. Y el aislamiento siempre es un mal consejero''.
''La
forma de combatir esta precariedad y aislamiento, que nos deja
vulnerables a tantas aparentes soluciones se tiene que dar a diversos
niveles -señaló- Una es por medio de legislaciones que protejan y
garanticen los mínimos necesarios para que cada hogar y para que
cada persona pueda desarrollarse por medio del estudio y un trabajo
digno. Por otro lado, como bien lo resaltaba el testimonio de
Humberto y Claudia, cuando nos decían que buscaban la manera de
transmitir el amor de Dios que habían experimentado en el servicio y
en la entrega a los demás. Leyes y compromiso personal son un buen
binomio para romper la espiral de la precariedad. Y ustedes se
animaron, y ustedes rezan, y ustedes están con Jesús, y ustedes
están integrados en la vida de la Iglesia. Usaron una linda
expresión: ''Comulgamos con el hermano débil, el enfermo, el
necesitado, el preso''. Gracias, gracias''.
''Hoy
en día vemos, y vivimos por distintos frentes, cómo la familia está
siendo debilitada, cómo está siendo cuestionada. Cómo se cree que
es un modelo que ya pasó y que no tiene espacio en nuestras
sociedades y que, bajo la pretensión de modernidad, propician cada
vez más un modelo basado en el aislamiento....Es cierto, vivir en
familia no siempre es fácil muchas veces es doloroso y fatigoso,
pero creo que se puede aplicar a la familia lo que más de una vez he
referido a la Iglesia: prefiero una familia herida, que intenta todos
los días conjugar el amor, a una familia y sociedad enferma por el
encierro o la comodidad del miedo a amar. Prefiero una familia que
una y otra vez intenta volver a empezar a una familia y sociedad
narcisista y obsesionada por el lujo y el confort. ... Prefiero una
familia con rostro cansado por la entrega a una familia con rostros
maquillados, que no han sabido de ternura y compasión. Prefiero un
hombre y una mujer, don Aniceto y señora, con el rostro arrugado
por las luchas de todos los días, que después de más de 50 años
se siguen queriendo, y ahí los tenemos''.
''Y,
hablando de arrugas...recuerdo el testimonio de una gran actriz.. de
cine latinoamericana...cuando comenzaba a mostrarse las arrugas de
la cara y le aconsejaron un ''arreglo''.. para poder seguir
trabajando bien, su respuesta fue muy clara: ''Estas arrugas me
costaron mucho trabajo, mucho esfuerzo, mucho dolor y una vida plena,
ni soñando las quiero tocar, son las huellas de mi historia''. Y
siguió siendo una gran actriz. En el matrimonio pasa lo mismo. La
vida matrimonial tiene que renovarse todos los días. Y como dije
antes, prefiero familias arrugadas, con heridas, con cicatrices pero
que sigan andando, porque esas heridas, esas cicatrices, esas arrugas
son fruto de la fidelidad de un amor que no siempre les fue fácil.
El amor no es fácil; no es fácil, no, pero es lo más lindo que un
hombre y una mujer se pueden dar entre sí, el verdadero amor, para
toda la vida''.
''Me
han pedido que rezara por ustedes y quiero empezar a hacerlo ahora
mismo. Ustedes, queridos mexicanos... corren con ventaja. Tienen a la
madre: la Guadalupana. La Guadalupana quiso visitar estas tierras y
esto nos da la certeza de tener su intercesión para que este sueño
llamado familia no se pierda por la precariedad y la soledad. Ella es
madre y está siempre dispuesta a defender nuestras familias, a
defender nuestro futuro; está siempre dispuesta a ''echarle ganas'',
dándonos a su Hijo. Por eso, los invito –como están, sin moverse
mucho–, a tomarse de las manos y decirle juntos a Ella: Dios te
salve María…''.
Después
de que todo el estadio rezase, tomados de la mano el Ave María, el
Papa agregó: ''Y no nos olvidemos de San José, calladito,
trabajador, pero siempre al frente, siempre cuidando la familia.
Gracias, que Dios los bendiga, y recen por mí. Y ahora -concluyó-
los quiero invitar, en este marco de fiesta familiar, a que los
matrimonios aquí presentes, en silencio, renueven sus promesas
matrimoniales. Y los que están de novios, pidan la gracia de una
familia fiel y llena de amor. En silencio, renovar las promesas
matrimoniales y los novios pedir la gracia de una familia fiel y
llena de amor''.
A
última hora de la tarde Francisco regresó en avión a Ciudad de
México desde donde hoy se desplazará a Morelia para celebrar la
eucaristía con los sacerdotes, religiosas, religiosos, consagrados y
seminaristas de esa ciudad y encontrar en la catedral a los rectores
de varias universidades mexicanas y a los líderes de otras
confesiones cristianas. La jornada del Papa concluirá con un
encuentro con los jóvenes en el estadio Morelos y Pavón, acabado el
cual regresará a Ciudad de México.
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