Ciudad
del Vaticano, 21 de enero 2016 (Vis).-El Santo Padre -con fecha 20 de
diciembre de 2014- y publicada hoy- escribió una carta al cardenal
Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la
Doctrina de los Sacramentos, en la que dispone que a partir de ahora,
las personas elegidas para que sus pies sean lavados en la liturgia
del Jueves Santo pertenezcan a todo el Pueblo de Dios y no sean
solamente hombres o muchachos.
El
Papa escribe al purpurado que desde hace tiempo reflexiona sobre ''el
rito del lavatorio de los pies contenido en la Liturgia de la Misa in
Coena Domini con el intento de mejorar la modalidad de actuación
para que exprese plenamente el significado del gesto efectuado por
Jesús en el Cenáculo, su entregarse 'hasta el final' por la
salvación del mundo, su caridad sin límites''.
''Después
de una atenta ponderación -continúa- he llegado a la deliberación
de aportar un cambio en las rúbricas del Misal Romano. Dispongo por
lo tanto que se modifique la rúbrica en la que las personas elegidas
para el lavatorio de los pies deban ser hombres o muchachos, de
manera que, a partir de ahora, los Pastores de la Iglesia puedan
elegir a los participantes en el rito entre todos los miembros del
Pueblo de Dios. Se recomienda, además, que a los elegidos se les de
una explicación adecuada del rito''.
Por
su parte, la Congregación para el Culto Divino y la Doctrina de los
Sacramentos -con fecha 6 de enero de 2016, y también publicado hoy-
ha emanado un decreto sobre dicho rito que publicamos a continuación.
''La
reforma de la Semana Santa, con decreto Maxima Redemptionis nostra
mysteria (30 de noviembre 1955) otorgó la facultad, allí donde lo
aconsejase un motivo pastoral, de efectuar el lavatorio de los pies a
doce hombres durante la Misa en la Cena del Señor, después de la
lectura del evangelio según san Juan, como para manifestar de forma
representativa la humildad y el amor de Cristo hacia sus discípulos.
En
la liturgia romana ese rito se transmitía con el nombre de Mandatum
del Señor sobre la caridad fraterna según las palabras de Jesús
(cfr Jn 13,34) cantadas en la antífona durante la celebración.
Al
cumplir ese rito, los obispos y sacerdotes están invitados a
conformarse profundamente a Cristo que ''no vino para ser servido,
sino para servir'' (Mat, 20, 28) y empujado por un amor ''hasta el
final'' (Jn 13,1), a dar su vida por la salvación de todo el género
humano.
Para
manifestar este significado pleno del rito a cuantos participan en
él, el Sumo Pontífice Francisco ha considerado oportuno cambiar la
norma que se lee en las rúbricas del Missale Romanun (p. 300 n.11)
''Los hombres elegidos son acompañados por los ministros''.. que
debe variar como sigue: ''Los elegidos entre el Pueblo de Dios son
acompañados por los ministros'' ..(y, en consecuencia, en el
Caeremoniale Episcoporum n.301 y n.229 b ''las sillas para los
designados'') de modo que los pastores puedan elegir a un grupo de
fieles que represente la variedad y la unidad de cada porción del
pueblo de Dios. Ese grupo puede estar formado por hombres y mujeres
y, convenientemente, por jóvenes y ancianos, sanos y enfermos,
clérigos, consagrados, laicos.
Esta
Congregación para el Culto Divino y la Doctrina de los Sacramentos,
en vigor de las facultades concedidas por el Sumo Pontífice,
introduce esa innovación en los libros litúrgicos del Rito Romano,
recordando a los pastores su tarea de instruir adecuadamente tanto a
los fieles elegidos como a los demás, para que participen en el rito
responsable, activa y fructuosamente''.
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