Ciudad
del Vaticano, 10 de diciembre 2015 (VIS).-''Los dones y la llamada de
Dios son irrevocables. Una reflexión sobre cuestiones teológicas en
torno a las relaciones entre católicos y judíos en el 50°
aniversario de ''Nostra Aetate'' (num. 4)'' es el título del
documento publicado por la Comisión para las Relaciones Religiosas
con el Judaísmo, que se ha presentado esta mañana en la Oficina de
Prensa de la Santa Sede. Han participado en el acto el cardenal Kurt
Koch, Presidente de ese dicasterio, el rabino David Rosen del
American Jewish Committee Jerusalén, Israel; el profesor y teólogo
judío Edward Kessler, Founder Director of the Woolf Institute,
Cambridge (Reino Unido) y el P. Norbert Hoffmann. SDB, Secretario de
la Comisión para las Relaciones Religiosas con el Judaismo
En
su intervención el cardenal Koch recordó que el 28 de octubre de
este año, según el deseo del Papa Francisco, se organizó una
audiencia general especial con motivo de la promulgación ese mismo
día, hace cincuenta años, de la Declaración Nostra Aetate del
Concilio Vaticano, en la que participaron representantes de diversas
religiones en señal de que aquel documento representó una piedra
angular en el cambio de actitud de la Iglesia Católica hacia los
otros credos. De ahí que la Comisión que el purpurado preside haya
elegido este año para presentar un nuevo documento que retoma los
principios teológicos de Nostra Aetate, ampliándolos y
profundizando en los puntos que interesan a las relaciones entre la
Iglesia católica y el Judaísmo.
''Se
trata-dijo- de un documento explícitamente teológico que pretende
retomar y aclarar las cuestiones afrontadas en las últimas décadas
en el diálogo católico-judío. Nunca antes nuestra Comisión había
presentado un documento de signo teológico en sentido estricto: los
tres documentos precedentes ''Orientaciones y sugerencias para la
Aplicación de la Declaración Conciliar Nostra Aetate (n.4)'',
(1974), ''Sobre una correcta presentación de los judíos y el
judaísmo en la predicación y la catequesis de la Iglesia Católica''
(1985) y ''Nosotros recordamos : una reflexión sobre la Shoah''
(1998), se referían sobre todo a temas concretos, útiles para el
diálogo con el judaísmo desde un punto de vista práctico''.
El
nuevo documento -del que ofrecemos sea una breve síntesis, que el
link al contenido completo- quiere destacar que el diálogo con el
judaísmo, después de cincuenta años, se asienta ahora sobre un
terreno sólido, porque en este arco de tiempo se han obtenido muchos
resultados. ''Estamos muy agradecidos por todos los esfuerzos
llevados a cabo tanto por parte judía como por parte católica para
la promoción de nuestro diálogo -concluyó el cardenal- Pero
también es muy importante recordar, como evidencia el documento, que
sobre todo desde el punto de vista teológico, estamos solo ante un
nuevo principio: quedan muchas cuestiones abiertas que requieren
ulteriores estudios''.
Por
su parte el rabino Rosen subrayó que el nuevo documento revela no
sólo los avances en las directrices propuestas por Nostra Aetate de
apreciar y respetar la autocomprensión judía sino también un
profundo reconocimiento del lugar de la Torá en la vida del pueblo
judío y, de acuerdo con el trabajo de la Pontificia Comisión
Bíblica, un reconocimiento de la integridad de la lectura judía de
la Biblia que es diferente de la cristiana. ''De hecho -señaló- el
mismo hecho de que el documento también cita extensamente fuentes
rabínicas judías es un testimonio más de este aspecto''.
El
rabino mencionó también, que como el cardenal Koch y el Padre
Hofmann ya habían dicho el documento es un documento católico que
refleja la teología católica, y en ese sentido recordó que para la
comprensión del pueblo judío era necesario apreciar también la
importancia que la Tierra de Israel desempeña en su vida religiosa
histórica y contemporánea.
''Efectivamente,
incluso en términos del estudio histórico de los hitos a lo largo
de este extraordinario viaje desde Nostra Aetate -afirmó- el
establecimiento de relaciones bilaterales plenas entre el Estado de
Israel y la Santa Sede (muy deseadas y promovidas por san Juan Pablo
II) fue uno de ellos. Por otra parte, el preámbulo y el artículo
primero del Acuerdo Fundamental entre las dos partes, reconoce
precisamente este significado. Sin ''Nostra Aetat'', el
establecimiento de estas relaciones seguramente no habría sido
posible. El Acuerdo Fundamental no sólo allanó el camino a las
históricas peregrinaciones papales a Tierra Santa y por lo tanto a
la creación de la comisión bilateral con el Gran Rabinato de
Israel, sino que podría decirse que refleja ante todo el hecho de
que la Iglesia Católica repudió verdaderamente su representación
del pueblo judío como vagabundos condenados a no tener hogar hasta
el final de los tiempos''.
''La
referencia a la paz en Tierra Santa en lo pertinente a la relación
entre católicos y judíos también es importante -observó- Los
pueblos viven allí en la alienación mutua y el descontento, y creo
que la Iglesia católica puede desempeñar un papel importante en la
reconstrucción de la confianza, como por ejemplo hizo el Papa
Francisco con su iniciativa de oración por la paz. Permítanme
expresar la esperanza de que pronto habrá nuevas iniciativas que
permitan a la religión ser una fuente de curación en lugar de
conflictos y de asegurar que éstas se coordinen con los que tienen
la autoridad política para allanar el camino para que la tierra y la
ciudad de la paz obedezcan a su nombre''.
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