Ciudad
del Vaticano, 19 de noviembre de 2015 (Vis).-El Papa Francisco ha
recibido esta mañana en audiencia a los participantes en la
Conferencia Internacional ''La cultura de la salus y de la acogida al
servicio del hombre y del planeta'', organizada por el Pontificio
Consejo para los Agentes Sanitarios (para la Pastoral de la Salud) en
curso en el Vaticano, que coincide con los treinta años de ese
dicasterio y con el vigésimo aniversario de la publicación de la
carta encíclica Evangelium vitae de San Juan Pablo II.
En
ese documento, dijo el Santo Padre, encontramos ''los elementos
constitutivos de la "cultura de la salus": la hospitalidad,
la compasión, la comprensión y el perdón. Son las actitudes
habituales de Jesús hacia la multitud de personas necesitadas que se
le acercaban cada día: enfermos de todo tipo, pecadores públicos,
poseídos, marginados, pobres, extranjeros … Estas actitudes son
las que la encíclica llama "exigencias positivas" del
mandamiento de la inviolabilidad de la vida, que con Jesús se
revelan en toda su amplitud y profundidad, y que todavía pueden,
todavía mas, deben caracterizar la pastoral de salud y van desde
el cuidar de la vida del hermano (familiar, perteneciente al mismo
pueblo, forastero que vive en la tierra de Israel) a ocuparse del que
es ajeno, hasta amar al enemigo".
'Esta
cercanía al otro, hasta hacer que se sienta como alguien que me
pertenece, supera ''todas las barreras de nacionalidad, origen
social, religión ..., como nos enseña el "buen samaritano"
en la parábola evangélica. Supera también esa cultura negativa
según la cual tanto en los países ricos como en los pobres, los
seres humanos son aceptados o rechazados según criterios
utilitaristas, en particular, de utilidd social o económica. Esta
mentalidad es pariente de la "medicina de los deseos":
una costumbre cada vez más común en los países ricos, que se
caracteriza por la búsqueda de la perfección física a cualquier
precio, la ilusión de la eterna juventud; una costumbre que lleva
precisamente a descartar o marginar a los que no son "eficientes",
a los que son visto como una carga, una molestia, o a los que son
''feos''.
El
hacerse prójimo comporta también, como recordaba Francisco en su
encíclica Laudato si', asumir responsabilidades inderrogables hacia
la creación y la casa común, que pertenece y está confiada a
todos, también para las generaciones venideras. Esta conversión al
"evangelio de la creación" significa que ''hagamos
nuestro y nos volvamos intérpretes del grito por la dignidad
humana, que se eleva, sobre todo, de los más pobres y excluidos,
como lo son muchas veces las personas enfermas y las que sufren''.
''Espero
que en estos días de estudio y debate, en las que analizáis el
factor ambiental en sus aspectos más estrechamente relacionados con
la salud física, mental, espiritual y social de la persona
contribuyan a un nuevo paso hacia delante de la cultura de la
'salus', entendida en un sentido integral. Os animo, en esta
perspectiva, a tener siempre presente en vuestro trabajo la realidad
de aquellas poblaciones que sufren mayormente los daños causados
por la degradación del medio ambiente, que son daños graves y a
menudo permanentes para la salud'', finalizó el Papa.
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