Ciudad
del Vaticano, 11 de septiembre de 2015 (Vis).-''Testigos
y mensajeros de la alegría del Evangelio'' ha sido el tema del
Capítulo general de los Misioneros Hijos del Corazón Inmaculado de
María (Claretianos), a quienes el Papa ha recibido esta mañana en
audiencia en la Sala del Consistorio. Reproducimos
a continuación amplios fragmentos del discurso que el Pontífice
entregó a los participantes en el Capítulo general, a los que
también se dirigió improvisando unas palabras.
''Testigos'',
-escribe el Santo Padre comentando el título del encuentro- porque
la alegría no se puede comunicar si no está presente y
profundamente enraizada tanto en la propia vida como en la de la
comunidad. ''Mensajeros'', porque lo bueno hay que compartirlo y al
compartirla la alegría se purifica y se multiplica, haciéndose
verdaderamente ''evangélica''.
''¿Cómo
han encontrado la Congregación en el análisis capitular? En este
ejercicio de discernimiento, ¿Cómo les ha interpelado la voz del
Espíritu?'' se pregunta Francisco añadiendo que un camino muy
seguro para discernir sus llamadas ''es situarse a la escucha en las
diferentes periferias de nuestro mundo. En ellas su voz resuena con
mayor claridad. Esto es todavía más importante para una
Congregación misionera como la de ustedes''.
Después
recuerda que con motivo del Año de la Vida Consagrada, que se
está celebrando, había enviado una carta a todos los consagrados y
consagradas invitándoles a mirar al pasado con gratitud, vivir el
presente con pasión y abrazar el futuro con esperanza y explica
a los Claretianos cómo debían responder a esa invitación.
''Hacer
''memoria agradecida del pasado'' -señala- es dar gracias a Dios
por el testimonio de muchos de sus hermanos que, sostenidos por su
fe, vivieron con profundo gozo su vocación - algunos de ellos hasta
el martirio -. Es también, reconocer la misericordiosa mano del
Señor que a pesar de nuestra debilidad y nuestra inconstancia sigue
obrando maravillas en medio de su Pueblo. ''Vivir el presente con
pasión'' es fundamentar su programa misionero en el espíritu de san
Antonio María Claret que puso como lema en su escudo episcopal el
Caritas Christi urget nos. Amar como amó Jesús debe interpelar cada
una de nuestras opciones vitales y pastorales.''Abrazar el futuro con
esperanza'', significa no dejarse arrastrar por el desánimo. No
tener miedo. Es el Señor quien envía. Pongan siempre los ojos en
quienes esperan el anuncio, en quienes necesitan de Su testimonio
para sentir la presencia misericordiosa de Dios en sus vidas''.
El
Obispo de Roma da las gracias a los miembros de la congregación por
su vida y su trabajo misionero, pidiéndoles también que llevasen su
saludo a todos y cada uno de sus hermanos ''en particular a quienes,
por la enfermedad o por la edad avanzada, colaboran ahora con su
oración y su testimonio a la misión congregacional''.
''San
Antonio María Claret, como fundador, les dio un bello título:
''Hijos del Corazón de María'' -concluye el Pontífice- Dejen que
todas las dimensiones de sus vidas estén profundamente marcadas por
esta ''cordialidad'', que inspiró a María el hermoso canto del
Magnificat; y expresen la maternidad de la Iglesia, madre
misericordiosa, que nunca se cansa de esperar, acompañar y
perdonar''.
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