Ciudad
del Vaticano, 4 de marzo 2015 (Vis).-El Papa, antes de la audiencia
general, encontró esta mañana en el Aula Pablo VI a sesenta
prelados, procedentes de treinta y cinco países, que participan en
Castelgandolfo en el 38 Congreso de los Obispos Amigos del
Movimiento de los Focolares, inaugurado ayer y que concluirá el 6 de
marzo. El tema del congreso es ''Eucaristía, misterio de comunión''.
También estaban presentes en el Aula Pablo VI la presidenta de ese
Movimiento, Maria Voce, y el copresidente Jesús Morán. Tras el
saludo del cardenal Francis Xavier Kriengsak Kovithavanij, arzobispo
de Bangkok (Tailandia) el Santo Padre les dirigió unas breves
palabras.
''Os
ha reunido en Roma la amistad con este Movimiento y el interés por
la espiritualidad de comunión -dijo el Santo Padre- Efectivamente el
carisma de la unidad, propio de la Obra de María, está fuertemente
unido a la Eucaristía que le otorga su carácter cristiano y
eclesial. Sin la Eucaristía la unidad perdería su polo de atracción
divina y se reduciría a un sentimiento y a una dinámica meramente
humana, psicológica, sociológica. En cambio, la Eucaristía asegura
que en el centro esté Cristo y que sea su Espíritu, el Espíritu
Santo, el que mueva nuestros pasos y nuestras iniciativas de
encuentro y comunión''.
''Como
obispos -prosiguió- reunimos a nuestras comunidades en torno a la
Eucaristía, a la mesa doble de la Palabra y del Pan de vida. Este es
nuestro servicio y es fundamental. El obispo es principio de unidad
en la Iglesia, pero esto no sucede sin la Eucaristía: el obispo no
reúne al pueblo en torno a su persona, o a sus ideas, sino en torno
a Cristo presente en su Palabra y en el Sacramento de su Cuerpo y
Sangre. Y, siguiendo a Jesús, el buen pastor que se hizo cordero
inmolado y resucitado, el obispo reúne las ovejas que le han
confiado con la oferta de su vida, asumiendo él mismo una forma de
existencia eucarística''.
El
Santo Padre tuvo palabras de agradecimiento especial para los
prelados venidos a Roma ''desde las tierras ensangrentadas de Siria e
Iraq, así como de Ucrania''. ''En el sufrimiento que vivís con
vuestra gente experimentáis la fuerza que procede de Jesús
Eucaristía, fuerza de progresar unidos en la fe y en la esperanza.
En la celebración diaria de la Misa, estamos unidos a vosotros,
rezamos por vosotros ofreciendo el Sacrificio de Cristo y, a partir
de allí, adquieren también fuerza y significado las múltiples
iniciativas de solidaridad en favor de vuestras Iglesias''.
''Queridos
hermanos -terminó- os animo a continuar vuestro compromiso diario en
favor del camino ecuménico y del diálogo interreligioso. Y os doy
las gracias por la aportación que dáis a una mayor comunión entre
los diversos movimientos eclesiales''.
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