Ciudad
del Vaticano, 10 de febrero 2015 (VIS).-El cardenal Robert Sarah,
Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de
los Sacramentos, ha presentado esta mañana en la Oficina de Prensa
de la Santa Sede el ''Directorio Homilético'', elaborado por ese
dicasterio bajo la prefectura de su predecedesor el cardenal Antonio
Cañizares Llovera. Han participado en el acto el arzobispo Arthur
Roche y el Padre Corrado Maggione, respectivamente Secretario y
Subsecretario de dicha congregación.
''A
menudo, para muchos fieles -explicó el purpurado- el momento de la
homilía,considerada buena o mala, interesante o aburrida, decide la
importancia de la celebración. Efectivamente, la misa no es la
homilía, pero ésta constituye un momento importante para la
participación en los santos misterios, es decir la escucha de la
Palabra de Dios y la comunión con el Cuerpo y la Sangre del Señor''.
''El
Directorio no nace sin una razón. Su objetivo es ofrecer una
respuesta a la necesidad de mejorar el servicio propio de los
ministros ordenados: la predicación litúrgica'', prosiguió el
cardenal, señalando que ya en el Sínodo de los Obispos de 2005 se
pedía a los ministros ordenados que preparasen la homilía con
esmero, basándose en un conocimiento adecuado de la Sagrada
Escritura . ''Este es un primer dato a tener en cuenta -subrayó- ya
que la homilía está directamente vinculada a las Sagradas
Escrituras, especialmente al Evangelio, e iluminado por ellas''. En
el mismo Sínodo se solicitaba que en la homilía resonasen, a lo
largo del año, los grandes temas de la fe y la vida de la Iglesia, y
que se evidenciase el lazo que une el mensaje de las lecturas
bíblicas con la doctrina de la fe mostrada en el Catecismo de la
Iglesia Católica. ''Sobre la base de estas expectativas, Benedicto
XVI, en la Exhortación Sacramentum Caritatis.., solicitaba una
reflexión sobre este tema''.
Los
Obispos retomaron la cuestión en el Sínodo sobre la Palabra de
Dios, y así Benedicto XVI, en la Exhortación Verbum Domini,
mientras recordaba que predicar adecuadamente en referencia al
Leccionario era ''realmente un arte que debe ser cultivado'', también
indicaba la oportunidad de elaborar "un Directorio sobre la
homilía, para que los predicadores encuentren en él una ayuda útil
para prepararse para el ejercicio del ministerio" .
''El
surco estaba trazado -dijo el cardenal Sarah- y siguendo esa línea,
la Congregación inició el proyecto, que recibió un fuerte impulso
por el acento que puso en la homilía el Papa Francisco, en su
exhortación apostólica "Evangelii gaudium'' donde toca ese
tema en 25 puntos : 10 dedicados a la homilía y 15 a su
preparación''.
''La
homilía -recalcó- es un servicio litúrgico reservado al ministro
ordenado, que está llamado por vocación a servir a la Palabra de
Dios según la fe de la Iglesia y no de forma personalista. No es un
discurso cualquiera, sino un hablar inspirado en la Palabra de Dios
que resuena en una asamblea de creyentes, en el contexto de una
acción litúrgica, con el fin de aprender a practicar el Evangelio
de Jesucristo''.
''Entre
los criterios mencionados en el Directorio, indico algunos: La
homilía está suscitada por las Escrituras dispuestas por la
Iglesia en el Leccionario, que es el libro que contiene para los días
del año las lecturas bíblicas de la Misa. La homilía está
suscitada por la celebración en la que se insertan "estas"
lecturas, es decir, por las oraciones y los ritos que conforman
"esta" liturgia, cuyo principal protagonista es Dios, por
Cristo, su Hijo, en la potencia del Espíritu Santo .
''Obviamente
-concluyó- la homilía llama en causa a quien la pronuncia. De ahí
la importancia de la preparación del homileta que requiere estudio
y oración, experiencia de Dios y conocimiento de la comunidad a la
que se dirige, amor por los santos misterios y amor por el Cuerpo
vivo de Cristo que es la Iglesia''.
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