Ciudad
del Vaticano, 3 diciembre 2014
(VIS).- El Papa Francisco dedicó la catequesis de la audiencia
general de los miércoles a su reciente visita a Turquía, tierra muy
querida por todos los cristianos, entre otras cosas por ser el lugar
de nacimiento del apóstol Pablo, por haber acogido los primeros
siete concilios, y por la presencia, cerca de Efeso, de la "casa
de María" . Al igual que había pedido a los fieles, antes del
viaje, que lo acompañasen con la oración, el Santo Padre los invitó
esta vez a rezar para que diera frutos de diálogo, tanto en la
relación con los hermanos ortodoxos, como con los musulmanes y en el
camino hacia la paz entre los pueblos.
Francisco
habló en primer lugar de su encuentro con las autoridades, el
viernes 29, para agradecerles la atención y el respeto con que lo
acogieron. En un país donde la mayoría de la población es
musulmana pero la Constitución sanciona la laicidad del Estado, el
Papa, recordó que no es la glorificación de Dios sino su olvido lo
que engendra la violencia e insistió ante los responsables de la
nación en la importancia de que ''cristianos y musulmanes se
comprometan en la solidaridad, la paz y la justicia'' reafirmando la
necesidad de que los Estados aseguren a los ciudadanos y las
comunidades religiosas la verdadera libertad de culto.
El
segundo día, el Papa visitó el Museo de Santa Sofía, la Mezquita
Azul y la catedral católica del Espíritu Santo, lugares altamente
simbólicos para las diferentes religiones que conviven en Turquía.
''Lo hice -reveló- sintiendo en el corazón, la invocación al
Señor, Dios del cielo y de la tierra y Padre misericordioso de toda
la humanidad''. El centro de la jornada fue la misa en la catedral a
la que asistieron pastores y fieles de los diversos ritos católicos
en Turquía, junto con representantes de otras confesiones para
invocar juntos al Espíritu Santo, ''que construye la unidad de la
Iglesia: la unidad en la fe, la unidad en la caridad, la unidad en la
cohesión interna'' para que el Pueblo de Dios, ''en la riqueza de
sus tradiciones'' crezca en la apertura y la obediencia a su acción
divina''.
La
fiesta de San Andrés Apóstol, patrono de la Iglesia de
Constantinopla, el día 30, ofreció el contexto ideal para
consolidar las relaciones fraternales entre el Obispo de Roma y el
Patriarca Ecuménico Bartolomé I que renovaron el compromiso mutuo
de proseguir el camino hacia el restablecimiento de la plena comunión
entre católicos y ortodoxos y firmaron una declaración común que
representa una etapa significativa de ese camino. El Papa manifestó
su alegría por haber participado en la Divina Liturgia y por la
doble bendición impartida por ambos al final. ''La oración es la
base -afirmó- de cualquier diálogo ecuménico fructífero bajo la
guía del Espíritu Santo''.
El
último encuentro de Francisco, del que habló con emoción y dolor,
fue con un grupo de jóvenes refugiados de las zonas de guerra de
Oriente Medio, huéspedes de los Salesianos. ''Fue muy importante
para mí conocerlos -dijo- tanto para expresarles mi cercanía y la
de la Iglesia, como para poner de relieve el valor de la
hospitalidad; un valor con el que Turquía está comprometida''. El
Papa agradeció de nuevo al país su labor en en este ámbito y
elogió el trabajo de los salesianos con los jóvenes refugiados,
para pedir después a todos oraciones por los prófugos y los
desplazados internos y para que se remuevan '' las causas de este
doloroso flagelo''.
''Que
Dios Omnipotente y misericordioso -terminó- siga protegiendo al
pueblo turco, a sus gobernantes y a los representantes de las
diversas religiones. Ojalá construyan un futuro de paz para que
Turquía represente un lugar de convivencia pacífica entre
religiones y culturas diversas. Y recemos para que por intercesión
de la Virgen María, el Espíritu Santo haga fecundo este viaje
apostólico y favorezca en la Iglesia el fervor misionero, para
anunciar a todos los pueblos, con respeto y con diálogo fraterno,
que el Señor Jesús es verdad, paz y amor''.
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