Ciudad
del Vaticano, 18 septiembre 2014
(VIS).- El Santo Padre ha recibido esta mañana a los obispos
nombrados durante el año, que participan en el congreso promovido
por la Congregación para los Obispos y por la Congregación para las
Iglesias Orientales. Francisco ha manifestado su alegría al
encontrarles diciendo: ''Sois el fruto del trabajo duro y la
incansable oración de la Iglesia que cuando tiene que elegir a sus
pastores recuerda aquella noche que el Señor pasó en el monte, en
presencia de su Padre, antes de llamar a aquellos que quería que
estuvieran con él y que fueran enviados al mundo''.
El
Papa ha pedido a los obispos, ahora que han superado los primeros
miedos y las emociones de la consagración, que no dieran 'nunca por
sentado el ministerio del que habéis sido investidos, no dejad de
asombraros ante el diseño de Dios ni el temor de caminar en
conciencia hacia su presencia y hacia la presencia de la Iglesia que
es ante todo suya''. También les ha recordado ''el vínculo
irrompible entre la presencia estable del obispo y el crecimiento del
rebaño''. ''Cuando el pastor falta o no se le encuentra, están en
juego el cuidado pastoral y la salvación de las almas. De hecho, en
los pastores que Cristo da a la Iglesia, Él mismo ama a su Esposa y
da su vida por ella''.
Francisco
ha mencionado que ''no necesitamos obispos felices en la superficie;
hay que cavar hondo para rastrear lo que el Espíritu sigue
inspirando a vuestra Esposa. No sois obispos con fecha de caducidad,
que tienen que cambiar siempre de dirección, como medicamentos que
pierden la capacidad de curar, o como esos alimentos insípidos que
acabarán en la basura porque han perdido sabor. Es importante no
bloquear la fuerza salvífica que fluye desde la intimidad del don
que habéis recibido: os defiende de la tentación de ir y venir sin
un objetivo, porque ''no hay viento favorable para quien no sabe a
dónde va''. Nosotros hemos aprendido dónde vamos: siempre vamos
hacia Jesús''. ''Que en vuestra mirada -ha añadido- el rebaño
encuentre siempre la llama del Resucitado''.
''Por
favor -ha continuado- no os dejéis engañar por la tentación de
cambiar a la gente. Amad a las personas que Dios os ha dado, aun
cuando hayan cometido ''grandes pecados'', sin cansaros de ''acudir
al Señor'' para obtener el perdón y un nuevo comienzo, aún a costa
de ver eliminadas tantas falsas imágenes vuestras del rostro
divino o fantasías que habéis alimentado de cómo despertar su
comunión con Dios''. ''Acoged a todos, sin discriminación,
ofreciendo la firmeza de la autoridad que hace crecer y la dulzura de
la paternidad que genera. Y no caigáis en la tentación de
sacrificar vuestra libertad rodeándoos de cortes, facciones o coros
de consenso, ya que en los labios del obispo, la Iglesia y el mundo
tienen el derecho de encontrar siempre el Evangelio que nos hace
libres''.
Imitar
la paciencia de Moisés para guiar a la gente, ha sido la
recomendación final del Obispo de Roma, porque ''nada es más
importante que acercar a las personas a Dios'' empezando con los
jóvenes y los ancianos ''porque los primeros son nuestras alas -ha
dicho-, y los segundos nuestras raíces. Alas y raíces sin las
cuales non sabemos quines somos y mucho menos hacia dónde vamos''.
Antes de concluir Francisco los ha definido como ''centinelas,
capaces de despertar sus Iglesias...hombres capaces de cultivar y de
hacer madurar los campos de Dios y pastores en grado de recomponer la
unidad'..No perdáis energías para oponeros y enfrentaros, sino para
construir y amar'' y ha finalizado deseándoles fecundidad,
paciencia, humildad y mucha oración.
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