Ciudad
del Vaticano, 5 junio 2014
(VIS).- Nuevo enfoques en ámbito civil, cultural y social y también
en la estrategia pastoral de la Iglesia para combatir las nuevas
formas de persecución, de opresión y a veces de esclavitud. Es lo
que ha pedido el Papa para hacer frente a la situación de los
gitanos en todo el mundo durante la audiencia concedida esta mañana
a los participantes en el encuentro mundial “La Iglesia y los
gitanos: anunciar el Evangelio en las periferias'', organizado por el
Pontificio Consejo de la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes.
El
tema de la reunión, ha dicho Francisco, corresponde ''a la memoria
de una relación entre la comunidad eclesial y el pueblo gitano, a la
historia de un camino para conocerse, para encontrarse y, además, a
los retos de hoy, un reto que concierne a la pastoral ordinaria y
también a la nueva evangelización''.
El
Papa ha recordado que a menudo los gitanos se encuentran al margen de
la sociedad y a veces hasta ''se les mira con hostilidad y
sospecha''; además ''están escasamente involucrados en las
dinámicas políticas, económicas y sociales del territorio''.
Sabemos, ha proseguido que se trata de ''una realidad compleja pero,
ciertamente, también el pueblo gitano está llamado a contribuir al
bien común y esto es posible con itinerarios adecuados de
corresponsabilidad, en la observancia de los deberes y en el respeto
de los derechos de cada uno''.
Después,
notando, que entre las causas actuales de las situaciones de miseria
en varios sectores de la población se encuentran la carencia de
estructuras educativas para la formación cultural y profesional, la
dificultad de acceso a la asistencia sanitaria, la discriminación en
el mercado del trabajo y la falta de viviendas decentes, ha recalcado
que si estas plagas del tejido social afectan a todos, ''los grupos
más débiles son los que con más facilidad se vuelven víctimas de
nuevas formas de esclavitud'' porque '' de hecho son las personas
menos tuteladas las que caen en la trampa de la explotación, de la
mendicidad forzada y de diversas formas de abuso. Los gitanos se
encuentran entre los más vulnerables, sobre todo cuando no hay
ayudas para la integración y la promoción de la persona en las
diversas formas del vivir civil''.
Aquí
es donde se injerta la solicitud de la Iglesia ya que ''el Evangelio
es , efectivamente, anuncio de alegría para todos y de forma
especial para los más débiles y marginados. A ellos estamos
llamados a garantizar nuestra cercanía y nuestra solidaridad
siguiendo el ejemplo de Jesucristo que testimonió que son los
predilectos del Padre''. Pero es necesario que, junto a esta acción
solidaria en favor del pueblo gitano, ''esté también el empeño de
las instituciones locales y nacionales y el sostén de la comunidad
internacional para individuar proyectos e intervenciones destinadas a
mejorar la calidad de vida''.
Francisco
ha concluido animando al Pontificio Consejo a proseguir su tarea sin
desalentarse. ''Y que los gitanos - ha dicho- encuentren en vosotros
hermanos y hermanas que los aman con el mismo amor con el que Cristo
amó a los marginados. Sed para ellos el rostro acogedor y alegre de
la Iglesia''.
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