Ciudad
del Vaticano, 10 diciembre 2013
(VIS).-”Una sola familia humana, alimentos para todos”, es el
lema de la campaña mundial contra el hambre en el mundo lanzada hoy
por Caritas Internacional y a la que se ha sumado el Santo Padre con
un mensaje en vídeo visible en el sito de esa organización.
La
campaña de Caritas ha comenzado con una “ola de oraciones”,
partida de las Islas del Pacifico, en concreto Samoa, a las 12 de la
mañana, hora local, mientras las organizaciones Caritas participan,
en sus propios países, siempre a las 12.00, en un servicio religioso
con oraciones y reflexión, sobre el tema del hambre. El inicio ha
tenido lugar en Roma, con una conferencia de prensa en la basílica
de Santa Cecilia, a la 10.30 de la mañana que ha contado con la
participación, entre otros, del Secretario General de Caritas
Internationalis, Michel Roy, el director de Caritas Senegal, Abbé
Ambroise Tine, el director de la Caritas diocesana de Roma, Mons.
Enrico Feroci, y Ferruccio Ferrante, de Caritas Italiana. En el curso
de la conferencia se ha proyectado el vídeo del Papa cuyo texto
reproducimos integralmente:
“Queridos
hermanos y queridas hermanas:
Hoy
tengo el placer de anunciarles la “Campaña contra el hambre en el
mundo”, lanzada por nuestra Caritas Internationalis y comunicarles
que es mi intención darle todo mi apoyo.
Esta
Confederación, junto a sus 164 organizaciones miembros, está hoy
empeñada en 200 países y territorios de todo el mundo y su labor es
el corazón de la misión de la Iglesia y su atención hacia todos
aquellos que sufren por ese escándalo del hambre, con el que el
Señor se identificó cuando dijo: “Tuve hambre y me diste de
comer”. Cuando los apóstoles le dijeron a Jesús que las personas
que habían llegado para escuchar sus palabras también tenían
hambre, Él les animó a que fueran a buscar comida. Como ellos
también eran pobres, solo encontraron cinco panes y dos peces pero,
con la gracia de Dios, llegaron a dar de comer a una multitud de
personas, recogiendo incluso lo que había sobrado y evitando así
cualquier despilfarro.
Nos
encontramos ante un escándalo mundial de casi mil millones de
personas. Mil millones de personas que todavía sufren hambre hoy,
no podemos mirar a otra parte, fingiendo que el problema no exista.
Los alimentos que hay a disposición hoy en el mundo bastarían para
quitar el hambre a todos.
La
parábola de la multiplicación de los panes y los peces no enseña
precisamente eso: que cuando hay voluntad, lo que tenemos no se
termina, incluso sobra y no se pierde.
Por
eso, queridos hermanos y hermanas, les invito a que hagan un lugar en
sus corazones para esta urgencia, respetando ese derecho que Dios ha
concedió a todos, de tener acceso a un alimentación adecuada.
Compartamos
lo que tenemos, con caridad cristina, con todos aquellos que se ven
obligados a hacer frente a numerosos obstáculos para poder
satisfacer una necesidad tan primaria y, a la vez, seamos promotores
de una auténtica cooperación con los pobres, para que a través de
los frutos del trabajo de ellos y de nuestro trabajo podamos vivir
una vida digna.
Invito
a todas las instituciones del mundo, a toda la Iglesia y a cada unos
de nosotros mismos, como una sola familia humana, a dar voz a todas
las personas que sufren silenciosamente el hambre, para que esta voz
se convierta en un rugido capaz de sacudir al mundo.
Esta
campaña quiere ser también una invitación a todos nosotros, para
que seamos conscientes de la elección de nuestros alimentos, que
con frecuencia significa desperdiciar la comida y usar mal los
recursos a nuestra disposición. Es también una exhortación para
que dejemos de pensar que nuestras acciones cotidianas no tienen
repercusiones en la vida de quienes - cerca o lejos de nosotros –
sufren el hambre en su propia piel.
Les
pido de todo corazón, que apoyen a nuestra Caritas en esta noble
Campaña, para actuar como una sola familia, empeñada en asegurar
alimentos para todos.
Roguemos
al Señor para que nos conceda la gracia de ver un mundo en el nadie
deba morir de hambre. Y pidiendo esta gracia, les doy mi bendición”.
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