Ciudad
del Vaticano, 11 octubre 2013
(VIS).-Publicamos a continuación
el mensaje que el Santo Padre ha entregado a Riccardo Di Segni,
rabino jefe de la comunidad judía de Roma, con motivo del 70
aniversario de la deportación de los judíos romanos (16 de octubre
1943).
“Quiero
unirme, con mi cercanía espiritual y mi oración, a la conmemoración
del 70 aniversario de la deportación de los judíos de Roma.
Mientras volvemos con la memoria a aquellas trágicas horas de
octubre de 1943 nuestro deber es tener presente ante nuestros ojos el
destino de aquellos deportados, percibir su miedo, su dolor, su
desesperación, para no olvidarles, para tenerlos vivos en nuestro
recuerdo y en nuestra oración, junto a sus familias, a sus parientes
y amigos que lloraron su perdida y se horrorizaron ante la barbarie a
la que puede llegar el ser humano”.
“Conservar
la memoria de un acontecimiento no significa simplemente recordarlo;
significa, también y sobre todo, esforzarse por comprender que
mensaje representa hoy, de modo que la memoria del pasado enseñe al
presente y sea luz que ilumine la senda del futuro. El beato Juan
Pablo II escribía que la memoria está llamada a jugar un papel
necesario 'en el proceso de construcción de un futuro en que la
indecible iniquidad de la Shoah jamás vuelva a ser posible' y
Benedicto XVI en el campo de concentración de Auschwitz afirmaba:
“El pasado no es nunca solo pasado. Se refiere a nosotros y nos
indica los caminos que hay que seguir y los que no”.
“La
conmemoración actual podría definirse como una 'memoria futuri', un
llamamiento a las nuevas generaciones para que no envilezcan su
existencia, para que no se dejen arrastrar por ideologías, para que
no justifiquen jamás el mal que encontramos, para que no bajen la
guardia contra el antisemitismo y contra el racismo, vengan de donde
vengan. Espero que con iniciativas como éstas se entrelacen y
crezcan redes de fraternidad entre judíos y católicos en esta amada
ciudad nuestra, Roma”.
“Dice
el Señor por boca del profeta Jeremías: “Bien se Yo los
designios que me he propuesto en favor vuestros designios de paz y no
de desgracia, de daros un porvenir de esperanza. “El
recuerdo de las tragedias del pasado se convierta para todos
en el compromiso de adherirnos con todas nuestras fuerzas al futuro
que Dios quiere preparar y construir para nosotros y con nosotros.
Shalom.”
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