Ciudad
del Vaticano, 3 octubre 2013 (VIS).- El arzobispo Dominique Mamberti,
Secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede,
intervino el 1 de octubre, en el curso del debate general de la
LXVIII sesión de la Asamblea General de la ONU celebrada en Nueva
York. Monseñor Mamberti hizo público su deseo de que la sesión de
la Asamblea general se inspirase en el mismo espíritu de solidaridad
universal que animó el día de oración por la paz convocada por el
Papa el pasado 7 de septiembre “para que así todas las naciones
comiencen a trabajar para resolver los conflictos abiertos y curar
las heridas de la humanidad”.
Centrándose
en la determinación de nuevos y adecuados objetivos para el 2015, el
prelado destacó que -haciendo referencia al G20- "si se quiere
asegurar la futura actuación de los objetivos comunes de desarrollo
para después de 2015, es urgente diseñar mecanismos jurídicos
internacionales que consientan la participación de todos los Estados
en el diseño y la aplicación de las decisiones económicas
comunes". Asimismo Mamberti señaló las palabras de la carta
que el Papa envió el pasado septiembre a los líderes del G20
reunidos en San Petersburgo, reiterando la responsabilidad de la
Comunidad Internacional sobre la situación en Siria. Igualmente
dirigió un llamamiento a estos líderes para que ayudasen a
“encontrar caminos para superar los diferentes contrastes abandonen
cualquier pretexto que les lleve a una solución militar".
Monseñor
Mamberti destacó que la tragedia en Siria constituye un desafío y
una oportunidad para que la Organización de la Naciones Unidas, de
forma creativa y positiva, de un nuevo vigor a todos sus organismos,
mecanismos y procedimientos. "Una solución pacífica y duradera
del conflicto en Siria marcaría un precedente significativo para el
actual siglo, -dijo- señalaría el camino para afrontar el resto de
conflictos que la comunidad internacional no ha conseguido hasta
ahora resolver, facilitaría la inclusión del principio de la
"responsabilidad de proteger" de la Carta de las Naciones
Unidas y desde el punto de vista más general... sería la
manifestación más clara y evidente para emprender con honestidad y
eficacia un camino de desarrollo sostenible para después del 2015".
“La Santa Sede -concluyó- cree que se debe hacer todo lo
razonablemente posible para evitar la guerra, los males y las
injusticias que esta causa".
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