Ciudad
del Vaticano, 16 septiembre 2013
(VIS).- El Santo Padre se ha desplazado esta mañana a la basílica
de San Juan de Letrán en Roma, después de celebrar la habitual Misa
matutina en Santa Marta, para encontrar al clero de Roma.
Para
prepararse al encuentro y a petición del Papa, el cardenal vicario
Agostino Vallini, envió a los sacerdotes de la diócesis de Roma una
reflexión escrita de 2008 con las palabras, con las que el entonces
cardenal Bergoglio, presentó la identidad sacerdotal a la luz del
Documento de Aparecida , en la V Conferencia del Episcopado
Latinoamericano.
En
el documento se habla de cómo en Aparecida se toma conciencia de los
cambios de época, “no como múltiples sentidos parciales que cada
uno puede encontrar en las acciones cotidianas que realiza, sino al
sentido que da la unidad a todo lo que existe”.
“Lo
propio del “cambio de época” -escribía el entonces arzobispo de
Buenos Aires- es que ya las cosas no están en su sitio. Lo que
antes servía para explicar el mundo, las relaciones, el bien y el
mal, ya parece que no funciona más. La manera de ubicarnos en la
historia cambió. Cosas que pensamos que nunca iban a pasar, o que
por lo menos no las íbamos a ver, las estamos viviendo y delante
del futuro no nos animamos ni siquiera a pensar. Probablemente lo
que nos parecía normal de la familia, la Iglesia, la sociedad y el
mundo, parecería que ya no volverá a ser de ese modo. Lo que
vivimos no es algo que ilusoriamente tenemos que esperar que pase
para que las cosas vuelvan a ser como siempre fueron”.
En
el documento Bergoglio presenta la misión como propuesta y desafío
ante estos cambios y anima a los párrocos a ser “un ardoroso
misionero que vive el constante anhelo de buscar a los alejados y no
se contenta con la simple administración” y reitera que “una
transformación de la acción pastoral y una consecuente acción
pastoral transformadora sólo podrá producirse cuando haya sido
mediada por la transformación interior de los agentes de pastoral y
miembros de la comunidad que la componen... Para convertirnos en una
Iglesia llena de ímpetu y audacia evangelizadora, tenemos que ser de
nuevo evangelizados y fieles discípulos”.
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