CIUDAD DEL VATICANO, 25 SEP 2011 (VIS).-El Santo Padre celebró esta mañana la Santa Misa en la explanada del aeropuerto turístico de Friburgo, junto a los Obispos de las 27 diócesis de la República Federal Alemana y miles de fieles venidos de todo el país y de los Estados vecinos. Ofrecemos a continuación algunos extractos de la homilía pronunciada por Benedicto XVI:
“‘Oh Dios, que revelas tu omnipotencia sobre todo con la misericordia y el perdón…’, hemos dicho en la colecta de hoy. (…) Hay teólogos que, frente a todas las cosas terribles que suceden hoy en el mundo, dicen que Dios no puede ser omnipotente. Por el contrario, nosotros creemos en Dios, el Omnipotente, el Creador del cielo y de la tierra. (…) Pero, al mismo tiempo, hemos de darnos cuenta de que Él ejerce su poder de modo diverso a como suelen hacerlo los hombres. Él mismo ha puesto un límite a su poder reconociendo la libertad de sus criaturas. Estamos contentos y agradecidos por el don de la libertad”.
“Sin embargo, cuando vemos las cosas tremendas que suceden a causa de este don, nos asustamos. Fiémonos de Dios, cuyo poder se manifiesta, sobre todo, en la misericordia y el perdón. Y estad seguros, queridos fieles: (…) Dios desea nuestra salvación. Siempre, y sobre todo en tiempos de peligro y cambio radical, Él permanece cerca de nosotros, su corazón se conmueve por nosotros, se inclina hacia nosotros. Para que el poder de su misericordia pueda tocar nuestros corazones, es necesaria la apertura a Él, la disponibilidad a abandonar el mal, a salir de la indiferencia y dar espacio a su palabra. Dios respeta nuestra libertad. No nos obliga”.
“Jesús en el Evangelio de hoy retoma este tema fundamental”. Cuenta la parábola de los dos hijos enviados por el padre a trabajar en la viña. El primero se niega, pero luego se arrepiente y va; el segundo responde afirmativamente al padre, pero no le obedece. Solo el primer hijo cumple la voluntad del padre. “Traducida en el lenguaje de hoy (…) podría sonar más o menos así: los agnósticos que a causa de la cuestión de Dios no encuentran paz; las personas que sufren por nuestros pecados y sienten el deseo de un corazón puro, están más cerca del Reino de Dios que los fieles ‘por rutina’, que en la Iglesia ven solo el aparato sin que su corazón sea tocado por la fe”.
“Así, la palabra de Dios debe hacer reflexionar, es más, debe sacudirnos a todos (…) Interroguémonos: ¿cómo es mi relación personal con Dios en la oración, la participación en la Misa dominical, en la profundización en la fe mediante la meditación sobre la Sagrada Escritura y el estudio del catecismo? Queridos amigos, la renovación de la Iglesia (…) puede realizarse solamente a través de la disponibilidad a la conversión, y a través de una fe renovada”.
“La vida cristiana debe medirse continuamente con Cristo. (…) Como Cristo estaba totalmente unido al Padre y le obedecía, así sus discípulos han de obedecer a Dios y tener un mismo sentir. (…) La Iglesia en Alemania superará los grandes desafíos del presente y del futuro y será levadura de la sociedad si los sacerdotes, las personas consagradas y los laicos creyentes en Cristo, fieles a su propia vocación específica, colaboran unidos (…) La Iglesia en Alemania continuará siendo una bendición para la comunidad católica mundial si permanece fielmente unida a los sucesores de San Pedro y de los Apóstoles, si cuida de diversos modos la colaboración con los países de misión y se deja también contagiar por la alegría en la fe de las jóvenes Iglesias”.
“La existencia cristiana es (…) un esfuerzo humilde por el prójimo y por el bien común (…) Pidamos a Dios el valor y la humildad de caminar por la vía de la fe, de recurrir a la riqueza de su misericordia y de tener la mirada fija en Cristo, (…) que es nuestro futuro”.
PV/ALEMANIA VIS 20110925 (670)
“‘Oh Dios, que revelas tu omnipotencia sobre todo con la misericordia y el perdón…’, hemos dicho en la colecta de hoy. (…) Hay teólogos que, frente a todas las cosas terribles que suceden hoy en el mundo, dicen que Dios no puede ser omnipotente. Por el contrario, nosotros creemos en Dios, el Omnipotente, el Creador del cielo y de la tierra. (…) Pero, al mismo tiempo, hemos de darnos cuenta de que Él ejerce su poder de modo diverso a como suelen hacerlo los hombres. Él mismo ha puesto un límite a su poder reconociendo la libertad de sus criaturas. Estamos contentos y agradecidos por el don de la libertad”.
“Sin embargo, cuando vemos las cosas tremendas que suceden a causa de este don, nos asustamos. Fiémonos de Dios, cuyo poder se manifiesta, sobre todo, en la misericordia y el perdón. Y estad seguros, queridos fieles: (…) Dios desea nuestra salvación. Siempre, y sobre todo en tiempos de peligro y cambio radical, Él permanece cerca de nosotros, su corazón se conmueve por nosotros, se inclina hacia nosotros. Para que el poder de su misericordia pueda tocar nuestros corazones, es necesaria la apertura a Él, la disponibilidad a abandonar el mal, a salir de la indiferencia y dar espacio a su palabra. Dios respeta nuestra libertad. No nos obliga”.
“Jesús en el Evangelio de hoy retoma este tema fundamental”. Cuenta la parábola de los dos hijos enviados por el padre a trabajar en la viña. El primero se niega, pero luego se arrepiente y va; el segundo responde afirmativamente al padre, pero no le obedece. Solo el primer hijo cumple la voluntad del padre. “Traducida en el lenguaje de hoy (…) podría sonar más o menos así: los agnósticos que a causa de la cuestión de Dios no encuentran paz; las personas que sufren por nuestros pecados y sienten el deseo de un corazón puro, están más cerca del Reino de Dios que los fieles ‘por rutina’, que en la Iglesia ven solo el aparato sin que su corazón sea tocado por la fe”.
“Así, la palabra de Dios debe hacer reflexionar, es más, debe sacudirnos a todos (…) Interroguémonos: ¿cómo es mi relación personal con Dios en la oración, la participación en la Misa dominical, en la profundización en la fe mediante la meditación sobre la Sagrada Escritura y el estudio del catecismo? Queridos amigos, la renovación de la Iglesia (…) puede realizarse solamente a través de la disponibilidad a la conversión, y a través de una fe renovada”.
“La vida cristiana debe medirse continuamente con Cristo. (…) Como Cristo estaba totalmente unido al Padre y le obedecía, así sus discípulos han de obedecer a Dios y tener un mismo sentir. (…) La Iglesia en Alemania superará los grandes desafíos del presente y del futuro y será levadura de la sociedad si los sacerdotes, las personas consagradas y los laicos creyentes en Cristo, fieles a su propia vocación específica, colaboran unidos (…) La Iglesia en Alemania continuará siendo una bendición para la comunidad católica mundial si permanece fielmente unida a los sucesores de San Pedro y de los Apóstoles, si cuida de diversos modos la colaboración con los países de misión y se deja también contagiar por la alegría en la fe de las jóvenes Iglesias”.
“La existencia cristiana es (…) un esfuerzo humilde por el prójimo y por el bien común (…) Pidamos a Dios el valor y la humildad de caminar por la vía de la fe, de recurrir a la riqueza de su misericordia y de tener la mirada fija en Cristo, (…) que es nuestro futuro”.
PV/ALEMANIA VIS 20110925 (670)
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