CIUDAD DEL VATICANO, 19 MAR 2011 (VIS).-Esta mañana, solemnidad de San José, en la capilla “Redemptoris Mater” del Vaticano, han concluido los ejercicios espirituales del Santo Padre y la Curia romana. Las meditaciones de este año corrieron a cargo del padre François-Marie Léthel, O.C.D., prelado secretario de la Academia Pontificia de Teología y profesor de Pontificia Facultad Teológica Teresianum y su tema fue: “La luz de Cristo en el corazón de la Iglesia: Juan Pablo II y la teología de los santos”.
Al final de los ejercicios Benedicto XVI dirigió unas palabras a los participantes, agradeciendo asimismo al padre Léthel la “guía segura“ y la “riqueza espiritual” demostrada en estos días. “Nos ha mostrado los santos -dijo- como estrellas en el firmamento de la historia, (...) demostrándonos que los santos “pequeños” son los Santos “grandes” (...) que la scientia fidei y la scientia amoris (...) se complementan, que la razón grande y el gran amor van juntos, incluso que el gran amor ve más allá que la razón sola”.
El Papa recordó que los ejercicios habían acabado en la fiesta de San José, su Patrón personal y Patrón de la Santa Iglesia: “un humilde santo, un humilde trabajador, que fue considerado digno de ser Custodio del Redentor”
“San Mateo -prosiguió el pontífice- define a San José con una palabra: “Era un justo (...) y en la visión del Antiguo Testamento (...) “justo” es el hombre que está inmerso en la Palabra de Dios, que vive en la Palabra de Dios, que vive la Ley no como un “yugo”, sino como “alegría”, vive -podemos decir- la Ley como “Evangelio”. San José era justo, estaba inmerso en la Palabra de Dios, escrita, transmitida en la sabiduría de su pueblo y de esta manera estaba preparado y llamado a conocer al Verbo Encarnado -el Verbo venido a nosotros como hombre- y predestinado a custodiar, a proteger este Verbo Encarnado; está es su misión para siempre, custodiar a la Santa Iglesia y a Nuestro Señor”.
A continuación, en la Sala Clementina, el Santo Padre recibió la felicitación de los miembros de la Curia con motivo de su onomástica. El discurso fue pronunciado por el cardenal Angelo Sodano, decano del colegio cardenalicio.
Por su parte, Benedicto XVI escribió al padre Léthel una carta expresando su gratitud por la predicación de los ejercicios espirituales. “Nos ha hecho recorrer a través de las meditaciones -escribe el Papa- un camino espiritual inspirado en el testimonio de mi Venerable predecesor Juan Pablo II, cuya próxima beatificación sugirió el tema de la santidad. (...) Con este enfoque se ha ajustado muy bien al programa de catequesis desarrollado por mí estos años durante las Audiencias Generales, con el propósito de conocer mejor y amar a la Iglesia, tal y como se muestra en la vida, en las obras y en las enseñanzas de los Santos. (...) Esta línea de reflexión y de contemplación sobre el misterio de Cristo reflejado, por decir de alguna manera, en la existencia de sus más fieles imitadores, constituye un elemento fundamental que heredé del Papa Juan Pablo II y que he continuado con plena convicción y con gran alegría”.
BXVI-EJERCICIOS/ VIS 20110321 (530)
Al final de los ejercicios Benedicto XVI dirigió unas palabras a los participantes, agradeciendo asimismo al padre Léthel la “guía segura“ y la “riqueza espiritual” demostrada en estos días. “Nos ha mostrado los santos -dijo- como estrellas en el firmamento de la historia, (...) demostrándonos que los santos “pequeños” son los Santos “grandes” (...) que la scientia fidei y la scientia amoris (...) se complementan, que la razón grande y el gran amor van juntos, incluso que el gran amor ve más allá que la razón sola”.
El Papa recordó que los ejercicios habían acabado en la fiesta de San José, su Patrón personal y Patrón de la Santa Iglesia: “un humilde santo, un humilde trabajador, que fue considerado digno de ser Custodio del Redentor”
“San Mateo -prosiguió el pontífice- define a San José con una palabra: “Era un justo (...) y en la visión del Antiguo Testamento (...) “justo” es el hombre que está inmerso en la Palabra de Dios, que vive en la Palabra de Dios, que vive la Ley no como un “yugo”, sino como “alegría”, vive -podemos decir- la Ley como “Evangelio”. San José era justo, estaba inmerso en la Palabra de Dios, escrita, transmitida en la sabiduría de su pueblo y de esta manera estaba preparado y llamado a conocer al Verbo Encarnado -el Verbo venido a nosotros como hombre- y predestinado a custodiar, a proteger este Verbo Encarnado; está es su misión para siempre, custodiar a la Santa Iglesia y a Nuestro Señor”.
A continuación, en la Sala Clementina, el Santo Padre recibió la felicitación de los miembros de la Curia con motivo de su onomástica. El discurso fue pronunciado por el cardenal Angelo Sodano, decano del colegio cardenalicio.
Por su parte, Benedicto XVI escribió al padre Léthel una carta expresando su gratitud por la predicación de los ejercicios espirituales. “Nos ha hecho recorrer a través de las meditaciones -escribe el Papa- un camino espiritual inspirado en el testimonio de mi Venerable predecesor Juan Pablo II, cuya próxima beatificación sugirió el tema de la santidad. (...) Con este enfoque se ha ajustado muy bien al programa de catequesis desarrollado por mí estos años durante las Audiencias Generales, con el propósito de conocer mejor y amar a la Iglesia, tal y como se muestra en la vida, en las obras y en las enseñanzas de los Santos. (...) Esta línea de reflexión y de contemplación sobre el misterio de Cristo reflejado, por decir de alguna manera, en la existencia de sus más fieles imitadores, constituye un elemento fundamental que heredé del Papa Juan Pablo II y que he continuado con plena convicción y con gran alegría”.
BXVI-EJERCICIOS/ VIS 20110321 (530)
La cuaresma es tiempo de meditación, ejercicios espirituales y rectificación: 1) La paideía griega tenía como propósito educar a la juventud en la virtud mediante la práctica continua de ejercicios espirituales. El educador, más que informar trataba de motivar a los participantes a ejercitarse en la virtud mediante discusión de casos y ejemplos prácticos de los diferentes aspectos o categorías axiológicas, para prevenir y curar las enfermedades del alma. La paideía griega enriqueció al cristianismo con los ejercicios espirituales y la metodología necesaria para inducir transformaciones buenas y convenientes para si mismo y la sociedad practicando las virtudes opuestas a los defectos encontrados en el fondo del alma a fin de adquirir el perfil de humanidad perfecta (cero defectos). 2) Por lo contrario, el Antiguo Testamento y su teología fantástica, al abrogar la fe de la razón, castra mentalmente a sus seguidores, extraviándolos de la paideía de Cristo al desviarlos hacia la ecumene abrahámiaca que conduce al precipicio de la perdición eterna (muerte espiritual) Es tiempo de rectificar y retomar la paideía de Cristo sin judaísmo, separando el Antiguo Testamento de nuestra fe, que ha impedido a los cristianos alcanzar la trascendencia humana patente en Cristo y la sociedad perfecta (reino de Dios). Pierre Hadot: Ejercicios Espirituales y Filosofía Antigua. Editorial Siruela. . http://www.scribd.com/doc/33094675/BREVE-JUICIO-SUMARIO-AL-JUDEO-CRISTIANISMO-EN-DEFENSA-DEL-ESTADO-LA-IGLESIA-Y-LA-SOCIEDAD
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