CIUDAD DEL VATICANO, 19 DIC 2010 (VIS).-Hoy a mediodía, cuarto domingo de Adviento, el Papa se asomó a la ventana de su estudio para rezar el Ángelus con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
Benedicto XVI explicó que el evangelio de San Mateo narra “el nacimiento de Jesús desde el punto de vista de san José”, del desposado de María, la cual “antes de que conviviesen se encontró con que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo”.
En el texto, “San José es presentado como hombre justo fiel a la ley de Dios, dispuesto a cumplir su voluntad. Por eso entra en el misterio de la Encarnación después de que un ángel del Señor se le apareció en sueños y le anunció: “José, hijo de David, no temas recibir a María tu esposa porque lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. Abandonado el pensamiento de repudiar en secreto a María, la toma consigo, porque ahora sus ojos ven en ella la obra de Dios”.
A pesar de haberse sentido turbado, observó el Santo Padre, “José actúa como le había ordenado el ángel del Señor, seguro de hacer lo que es justo. También poniendo el nombre de Jesús a ese Niño que rige todo el universo, se sitúa en las filas de los servidores humildes y fieles, parecidos a los ángeles y a los profetas, a los mártires y a los apóstoles. (...) San José anuncia los prodigios del Señor, atestiguando la virginidad de María, la acción gratuita de Dios, y custodiando la vida terrena del Mesías. Veneremos al “padre legal” de Jesús, porque en él se perfila el hombre nuevo, que mira con fe y valor al futuro, no sigue su propio proyecto, sino que se confía totalmente a la infinita misericordia de Aquel que cumple las profecías y abre el tiempo de la salvación”.
El Papa terminó su reflexión confiando a San José, patrono universal de la Iglesia, “a todos los Pastores,” exhortándoles a ofrecer “a los fieles cristianos y al mundo entero la humilde y cotidiana propuesta de las palabras y de los gestos de Cristo. (...) Invoquemos con fe a la Virgen María, la llena de gracia “adornada por Dios”, para que, en la Navidad que ya está a las puertas, nuestros ojos se abran y vean a Jesús, y el corazón se alegre en este admirable encuentro de amor”.
ANG/ VIS 20101220 (430)
Benedicto XVI explicó que el evangelio de San Mateo narra “el nacimiento de Jesús desde el punto de vista de san José”, del desposado de María, la cual “antes de que conviviesen se encontró con que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo”.
En el texto, “San José es presentado como hombre justo fiel a la ley de Dios, dispuesto a cumplir su voluntad. Por eso entra en el misterio de la Encarnación después de que un ángel del Señor se le apareció en sueños y le anunció: “José, hijo de David, no temas recibir a María tu esposa porque lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. Abandonado el pensamiento de repudiar en secreto a María, la toma consigo, porque ahora sus ojos ven en ella la obra de Dios”.
A pesar de haberse sentido turbado, observó el Santo Padre, “José actúa como le había ordenado el ángel del Señor, seguro de hacer lo que es justo. También poniendo el nombre de Jesús a ese Niño que rige todo el universo, se sitúa en las filas de los servidores humildes y fieles, parecidos a los ángeles y a los profetas, a los mártires y a los apóstoles. (...) San José anuncia los prodigios del Señor, atestiguando la virginidad de María, la acción gratuita de Dios, y custodiando la vida terrena del Mesías. Veneremos al “padre legal” de Jesús, porque en él se perfila el hombre nuevo, que mira con fe y valor al futuro, no sigue su propio proyecto, sino que se confía totalmente a la infinita misericordia de Aquel que cumple las profecías y abre el tiempo de la salvación”.
El Papa terminó su reflexión confiando a San José, patrono universal de la Iglesia, “a todos los Pastores,” exhortándoles a ofrecer “a los fieles cristianos y al mundo entero la humilde y cotidiana propuesta de las palabras y de los gestos de Cristo. (...) Invoquemos con fe a la Virgen María, la llena de gracia “adornada por Dios”, para que, en la Navidad que ya está a las puertas, nuestros ojos se abran y vean a Jesús, y el corazón se alegre en este admirable encuentro de amor”.
ANG/ VIS 20101220 (430)
Los mensajes de su Santidad Benedicto XVI, son un viento fresco y particularmente si se refieren al Señor San José, son de lo mas tierno, dulce, amoroso y paternal. Dios lo siga bendiciendo
ResponderEliminar