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El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

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lunes, 25 de octubre de 2010

MENSAJE FINAL DEL SINODO

CIUDAD DEL VATICANO, 23 OCT 2010 (VIS).-Durante la decimotercera Congregación General, celebrada ayer viernes por la tarde, los padres sinodales aprobaron el Mensaje final de la Asamblea Especial para Oriente Medio.

Ofrecemos a continuación extractos del Mensaje:



I. LA IGLESIA EN ORIENTE MEDIO: COMUNIÓN Y TESTIMONIO A TRAVÉS DE LA HISTORIA.

“En Oriente nació la primera comunidad cristiana. De Oriente salieron los Apóstoles después de Pentecostés para evangelizar al mundo entero. (…) Nos encontramos hoy ante un cambio histórico: Dios que nos ha dado la fe en nuestro Oriente, desde hace 2.000 años, nos invita a perseverar con valor, constancia y firmeza y a llevar el mensaje de Cristo y el testimonio de su Evangelio que es un Evangelio de amor y de paz.

“Nos enfrentamos hoy a numerosos desafíos. (…) Lo que Cristo nos pide es que aceptemos nuestra fe y que la vivamos en todos los aspectos de la vida. Lo que Él pide a nuestras Iglesias es que refuercen la comunión en cada Iglesia “sui iuris” y entre las Iglesias católicas de distintas tradiciones, y que hagamos todo lo posible en la oración y la caridad para conseguir la unidad de todos los cristianos”.

“Hemos analizado lo referente a la situación social y la seguridad en todos nuestros países de Oriente Medio. Hemos sido conscientes del impacto del conflicto palestino-israelí sobre toda la región, especialmente sobre el pueblo palestino, que sufre las consecuencias de la ocupación israelí: la falta de libertad de movimiento, el muro de separación y las barreras militares, los prisioneros políticos, la demolición de las casas, la perturbación de la vida económica y social y los millares de refugiados. También hemos reflexionado sobre el sufrimiento y la inseguridad en los que viven los israelíes. Hemos meditado sobre la situación de la ciudad santa de Jerusalén. Estamos preocupados por las iniciativas unilaterales que podrían cambiar su demografía y su estatuto. Frente a todo esto, vemos que una paz justa y definitiva es el único medio de salvación para todos, para el bien de la región y sus pueblos”.

“Hemos recordado en nuestras reuniones y nuestras oraciones los sufrimientos sangrientos del pueblo iraquí. También hemos recordado a los cristianos asesinados en Irak, los sufrimientos permanentes de la iglesia de Irak y de sus hijos desplazados y dispersos por el mundo llevando con ellos las preocupaciones de su tierra y de su patria. Los Padres sinodales han expresado su solidaridad con el pueblo y las Iglesias en Irak y han manifestado el deseo de que los emigrantes, obligados a abandonar su país, puedan encontrar allí, donde lleguen, los auxilios necesarios, para que puedan regresar a sus países y vivir seguros en ellos”.

“Nuestra misión, basada en nuestra fe y nuestro deber hacia nuestras patrias, nos obliga a contribuir a la construcción de nuestros países con todos los ciudadanos, musulmanes, judíos y cristianos”.

II. COMUNIÓN Y TESTIMONIO EN EL SENO DE LAS IGLESIAS CATÓLICAS DE ORIENTE MEDIO.

“Os saludamos, cristianos de Oriente Medio, y os damos las gracias por todo lo que habéis llevado a cabo en vuestras familias y vuestras sociedades, en vuestras Iglesias y vuestras naciones. Saludamos vuestra perseverancia en las dificultades, las penas y las angustias”.

“A vosotros que sufrís en vuestro cuerpo, vuestra alma y vuestro espíritu, oprimidos, expatriados, perseguidos, prisioneros y detenidos, os llevamos en nuestras oraciones. Unid vuestros sufrimientos a los de Cristo Redentor, y buscad en su cruz la paciencia y la fuerza. Mediante vuestros sufrimientos obtenéis para el mundo el amor misericordioso de Dios”.

“Nos dirigimos ahora de manera especial a las mujeres. Expresamos nuestra estima por lo que sois en las distintas edades de vuestra vida: como hijas, madres, educadoras, consagradas y trabajadoras en la vida pública. Os rendimos homenaje, pues protegéis la vida humana desde su comienzo, ofreciéndole cuidados y cariño. Dios os ha dado una sensibilidad particular para todo lo relacionado con la educación, el trabajo humanitario y la vida apostólica. Damos gracias a Dios por vuestras actividades y esperamos que ejerzáis una mayor responsabilidad en la vida pública”.

“Chicos y chicas: (…) Proyectad vuestra vida bajo la mirada amorosa de Cristo. Sed ciudadanos responsables y creyentes sinceros. La Iglesia se une a vosotros en vuestra preocupación por encontrar un trabajo, en función de vuestras competencias. (…) Superad la tentación del materialismo y del consumismo. Permaneced firmes en vuestros valores cristianos”.

“Apreciamos el papel de los medios de comunicación escrita y audiovisual. (…) De Oriente Medio, merece una mención especial el canal Télé Lumière - Noursat y esperamos que pueda continuar su servicio de información y de formación a la fe, su trabajo por la unidad cristiana, la consolidación de la presencia cristiana en Oriente, el fortalecimiento del diálogo interreligioso y la comunión entre los orientales presentes en todos los continentes”.

“A nuestros fieles en la diáspora. (…) Os acompañamos con nuestras oraciones, a vosotros hijos de nuestras Iglesias y de nuestros países, forzados a emigrar. (…) Mirad al futuro con confianza y alegría. Permaneced siempre unidos a vuestros valores espirituales, a vuestras tradiciones culturales, a vuestro patrimonio nacional, con el fin de ofrecer a los países que os han acogido lo mejor de vosotros mismos y lo mejor que tenéis. Agradecemos a las Iglesias de los países de la diáspora que han acogido a nuestros fieles y que no cesan de colaborar con nosotros para asegurarles el necesario servicio pastoral”.

“Saludamos a todos los inmigrantes, de diferentes nacionalidades que han venido a nuestros países por motivos de trabajo. (…) Solicitamos a nuestras Iglesias que presten una atención especial a aquellos hermanos y hermanas en sus dificultades, cualquiera sea su religión, sobre todo cuando sus derechos y su dignidad se ven lesionados. (…). Invitamos a los gobiernos de los países de acogida a respetar y defender sus derechos”.

III. COMUNIÓN Y TESTIMONIO CON LAS IGLESIAS ORTODOXAS Y CON LAS COMUNIDADES EVANGÉLICAS DE ORIENTE MEDIO

“Nos encontramos en el mismo camino. Nuestros desafíos son los mismos y nuestro futuro es el mismo. Queremos llevar juntos el testimonio como discípulos de Cristo. Gracias a nuestra unidad podemos cumplir la misión que Dios nos ha confiado a todos, a pesar de la diversidad de nuestras Iglesias. (...) Saludamos y animamos a todas las instancias de diálogo ecuménico en cada uno de nuestros países”.

IV. COOPERACIÓN Y DIÁLOGO CON NUESTROS CONCIUDADANOS JUDÍOS

“Las mismas Sagradas Escrituras nos unen, el Antiguo Testamento, que es la Palabra de Dios tanto para vosotros como para nosotros. (...) El Concilio Vaticano II publicó el documento “Nostra aetate” sobre el diálogo con las religiones, con el judaísmo, el Islam y demás religiones. (...) Por otro lado, hay un diálogo continuo entre la Iglesia y los representantes del judaísmo. Esperamos que este diálogo nos lleve a actuar junto a los responsables, para poner fin al conflicto político que no deja de separar y perturbar la vida de nuestros países. (...) No está permitido recurrir a posiciones bíblicas y teológicas para valerse de un instrumento que justifique las injusticias. Al contrario, recurrir a la religión debe permitirle a cada persona ver el rostro de Dios en el otro, y tratarlo según los atributos de Dios y según sus mandamientos”.

V. COOPERACIÓN Y DIÁLOGO CON NUESTROS CONCIUDADANOS MUSULMANES

“Nos une la fe en un único Dios y el mandamiento que dice: haz el bien y evita el mal. (...) Juntos, construiremos nuestras sociedades civiles sobre la ciudadanía, la libertad religiosa y la libertad de conciencia. Juntos, trabajaremos para promover la justicia, la paz, los derechos del hombre y los valores de la vida y de la familia. Nuestra responsabilidad es común en la construcción de nuestras patrias. (...) Es, pues, nuestro deber educar a los creyentes al diálogo interreligioso, a aceptar el pluralismo y el respeto y la estima recíprocos”.

VI. NUESTRA PARTICIPACIÓN EN LA VIDA PÚBLICA: LLAMAMIENTO A LOS GOBERNANTES Y A LOS RESPONSABLES POLÍTICOS DE NUESTROS PAÍSES

“Nos dirigimos a ustedes para abordar el tema crucial de la igualdad entre ciudadanos. Los cristianos son ciudadanos originarios y auténticos, leales a sus patrias y, por ende, cumplen con sus deberes nacionales. Es normal que ellos puedan gozar de todos los derechos como ciudadanos, de la libertad de conciencia y de culto, de la libertad en el ámbito de la educación, y de la enseñanza en el uso de los medios de comunicación. Os pedimos que redobléis vuestros esfuerzos para establecer una paz justa y durable en la región, y para detener la carrera armamentista, que traería consigo la seguridad y la prosperidad económica, detendría el flujo migratorio que priva a nuestros países de sus fuerzas vivas”.

VII. LLAMAMIENTO A LA COMUNIDAD INTERNACIONAL

“Los ciudadanos de los países de Oriente Medio interpelan a la comunidad internacional y en particular a la ONU para que trabajen, sinceramente, por una solución que traiga la paz justa y definitiva a la región, y ello mediante la aplicación de las resoluciones del Consejo de Seguridad y tomando medidas jurídicas necesarias para poner fin a la ocupación de los diferentes territorios árabes”.

“El pueblo palestino podrá, de este modo, tener una patria independiente y soberana y vivir allí con plena dignidad y estabilidad. El Estado de Israel podrá gozar de la paz y de la seguridad dentro de fronteras internacionalmente reconocidas. La Ciudad Santa de Jerusalén podrá obtener el estatuto justo que respete su carácter particular, su santidad y su patrimonio religioso para cada una de las tres religiones judía, cristiana y musulmana. Esperamos que la solución de los dos estados se haga realidad y no sea un simple sueño”.

“Irak podrá poner fin a las consecuencias funestas de la guerra y establecer una seguridad que proteja a todos los ciudadanos y a sus componentes sociales, religiosas y nacionales”.

“Líbano podrá gozar de su soberanía sobre todo el territorio, fortificar su unidad nacional y continuar su vocación de ser modelo de buena convivencia entre cristianos y musulmanes, gracias al diálogo de culturas y religiones y a la promoción de las libertades públicas”.

“Condenamos la violencia y el terrorismo, independientemente de donde provengan, y todo extremismo religioso. Condenamos toda forma de racismo, antisemitismo, anticristianismo e islamofobia y hacemos un llamado a las religiones para que asuman sus responsabilidades en la promoción y diálogo de las culturas y de las civilizaciones en nuestra región y en el mundo entero”.

CONCLUSIÓN. SEGUIR DANDO TESTIMONIO DE LA VIDA DIVINA QUE SE NOS PRESENTA EN LA PERSONA DE JESÚS

“En conclusión, hermanos y hermanas, os decimos con el apóstol San Juan en su primera epístola: “Os anunciamos la Vida eterna, que existía junto al Padre y que se nos ha manifestado. Lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos para que también vosotros estéis en comunión con nosotros”. Esta Vida divina (...) seguirá siendo por siempre, la vida de nuestras Iglesias en Oriente Medio y el objeto de nuestro testimonio. Sostenidos por la promesa del Señor: “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” seguimos juntos nuestro camino en la esperanza”.

“Confesamos que hasta ahora no hemos hecho todo lo que está al alcance de nuestras manos por vivir mejor la comunión entre nuestras comunidades. No hemos hecho lo suficiente para confirmaros en la fe y daros el alimento espiritual que necesitáis en vuestras dificultades. El Señor nos invita a una conversión personal y colectiva. Hoy volvemos a vosotros colmados de esperanza, fuerza y determinación, trayendo con nosotros el mensaje del Sínodo y sus recomendaciones, con el fin de estudiarlos juntos y ponerlos en práctica en nuestras Iglesias, cada una de acuerdo a su estado. Esperamos también que este nuevo esfuerzo sea ecuménico”.
SE/ VIS 20101025 (1860)

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