CIUDAD DEL VATICANO, 22 OCT 2010 (VIS).-Benedicto XVI recibió hoy las cartas credenciales del nuevo embajador de Portugal, Manuel Tomás Fernandes Pereira
Al inicio de su discurso, el Papa recordó su visita a Portugal el pasado mes de mayo: “Nunca olvidaré la cálida acogida que me reservaron, así como la forma amable y respetuosa con que fueron acogidas mis palabras. Creo que todo esto tiene también una importancia social: cuando la sociedad crece y las personas se fortalecen gracias al mensaje de la fe, también se beneficia la convivencia social y los ciudadanos se sienten más dispuestos a servir al bien común”.
“Con su presencia en el foro internacional, la Santa Sede –dijo- hace todos los esfuerzos por servir a la causa de la promoción integral del hombre y de los pueblos. Todos se deben convencer de que los obstáculos a dicha promoción no son sólo económicos, sino que dependen de actitudes y valores más profundos: los valores morales y espirituales que determinan el comportamiento de cada ser humano consigo mismo, con los demás y con toda la creación”.
El Santo Padre señaló que cuando la Iglesia en Portugal “promueve la conciencia de que estos mismos valores deben inspirar la vida pública y privada, no lo hace por ambiciones políticas, sino para ser fiel a la misión confiada por su divino Fundador”.
“La Iglesia –continuó- no representa modelos parciales y transitorios de sociedad, sino que tiende a transformar los corazones y las mentes, para que el se humano pueda descubrirse y reconocerse en la plena verdad de su humanidad. Y teniendo en cuenta que su misión es de naturaleza moral y religiosa, la Iglesia respeta el área específica de responsabilidad del Estado”.
Además, afirmó el Papa, la Iglesia “anima a los cristianos a que asuman plenamente sus responsabilidades como ciudadanos para que, junto con los demás, contribuyan eficazmente al bien común y a las grandes causas de la humanidad”.
“De una colaboración respetuosa y un entendimiento leal entre la Iglesia y el poder civil se derivarán beneficios para la sociedad portuguesa. Animado por esta esperanza, hace seis años nacía el nuevo concordato entre la Santa Sede y Portugal. (…) En aquella ocasión, el Papa Juan Pablo II vio en aquel instrumento jurídico la confirmación de los “sentimientos de estima que animan las relaciones mutuas” y expresó el deseo de que “el nuevo Concordato pudiese favorecer un entendimiento cada vez mayor entre las autoridades del Estado y los pastores de la Iglesia para el bien común de la Nación”. Me alegro de que usted, embajador, haya hecho referencia al deseo de alentar los esfuerzos que se están haciendo para una aplicación completa y fiel del Concordato en los diversos campos de la Iglesia católica y de la sociedad portuguesa”.
CD/ VIS 20101022 (460)
Al inicio de su discurso, el Papa recordó su visita a Portugal el pasado mes de mayo: “Nunca olvidaré la cálida acogida que me reservaron, así como la forma amable y respetuosa con que fueron acogidas mis palabras. Creo que todo esto tiene también una importancia social: cuando la sociedad crece y las personas se fortalecen gracias al mensaje de la fe, también se beneficia la convivencia social y los ciudadanos se sienten más dispuestos a servir al bien común”.
“Con su presencia en el foro internacional, la Santa Sede –dijo- hace todos los esfuerzos por servir a la causa de la promoción integral del hombre y de los pueblos. Todos se deben convencer de que los obstáculos a dicha promoción no son sólo económicos, sino que dependen de actitudes y valores más profundos: los valores morales y espirituales que determinan el comportamiento de cada ser humano consigo mismo, con los demás y con toda la creación”.
El Santo Padre señaló que cuando la Iglesia en Portugal “promueve la conciencia de que estos mismos valores deben inspirar la vida pública y privada, no lo hace por ambiciones políticas, sino para ser fiel a la misión confiada por su divino Fundador”.
“La Iglesia –continuó- no representa modelos parciales y transitorios de sociedad, sino que tiende a transformar los corazones y las mentes, para que el se humano pueda descubrirse y reconocerse en la plena verdad de su humanidad. Y teniendo en cuenta que su misión es de naturaleza moral y religiosa, la Iglesia respeta el área específica de responsabilidad del Estado”.
Además, afirmó el Papa, la Iglesia “anima a los cristianos a que asuman plenamente sus responsabilidades como ciudadanos para que, junto con los demás, contribuyan eficazmente al bien común y a las grandes causas de la humanidad”.
“De una colaboración respetuosa y un entendimiento leal entre la Iglesia y el poder civil se derivarán beneficios para la sociedad portuguesa. Animado por esta esperanza, hace seis años nacía el nuevo concordato entre la Santa Sede y Portugal. (…) En aquella ocasión, el Papa Juan Pablo II vio en aquel instrumento jurídico la confirmación de los “sentimientos de estima que animan las relaciones mutuas” y expresó el deseo de que “el nuevo Concordato pudiese favorecer un entendimiento cada vez mayor entre las autoridades del Estado y los pastores de la Iglesia para el bien común de la Nación”. Me alegro de que usted, embajador, haya hecho referencia al deseo de alentar los esfuerzos que se están haciendo para una aplicación completa y fiel del Concordato en los diversos campos de la Iglesia católica y de la sociedad portuguesa”.
CD/ VIS 20101022 (460)
No hay comentarios:
Publicar un comentario