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El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

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jueves, 6 de mayo de 2010

OTROS ACTOS PONTIFICIOS

CIUDAD DEL VATICANO, 6 MAY 2010 (VIS).-El Santo Padre:

-Aceptó la renuncia del obispo Francis Lagan al oficio de auxiliar de la diócesis de Derry (Irlanda) por límite de edad.

-Aceptó la renuncia del obispo Francis Florunsho Clement Alonge al gobierno pastoral de la diócesis de Ondo (Nigeria) por límite de edad. Le sucede el obispo Jude Ayodeji Arogundade, coadjutor en la misma diócesis.

-Nombró a monseñor Liam MacDaid obispo de Clogher (superficie 3.456, población 112.401, católicos 86.483, sacerdotes 85, religiosos 140) en Irlanda. El obispo electo nació en 1945 en Bundoran (Irlanda), fue ordenado sacerdote en 1969 y hasta ahora era canciller de la curia. Sucede al obispo Joseph Duffy cuya renuncia al gobierno pastoral de la diócesis fue aceptada por límite de edad.

-Nombró al padre Gabriele Ferdinando Bentoglio, C.S., subsecretario del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes. El padre Bentoglio es procurador general y secretario general de la Congregación de los Misioneros de San Carlos (Escalabrinianos).
RE:NER:NA/                                    VIS 20100506 (170)

1 comentario:

  1. “Con la renuncia del Obispo de Clogher (Irlanda), Mons. Joseph Duffy, son ya cuatro las que el Santo Padre ha aceptado en los últimos meses entre los obispos de Irlanda.
    Otra de las importantes medidas tomadas por el Papa en relación a Irlanda fue la publicación de su carta pastoral en la que anunció un año de penitencia para este país, una misión para los sacerdotes y consagrados, así como una Visita Apostólica a diversas diócesis, ‘disposiciones ignoradas por casi todos los medios seculares’.
    En la misiva Benedicto XVI se dirige a todos y cada uno de los involucrados con los casos de abusos sexuales en Irlanda, y anima a la Iglesia a trabajar incansablemente por reparar, curar y reconciliar lo que estos graves hechos originaron en la comunidad católica y la sociedad” (ACI).

    “Un placer de demonios” dijo el Obispo de Córdoba (España) Mons. Demetrio Fernández González, refiriéndose al escándalo y el oportunismo de los medios seculares de comunicación ante los abusos de unos pocos sacerdotes.

    Un elixir administrado de a gotas con la calificación de “nuevos escándalos”, reiterando la noticia de hace semanas y los casos de hace años y hasta mediados del siglo pasado.
    Pero hay un gozo mayor para estos demonios: el de poder recibir y reproducir ‘el pedido de disculpas y de perdón’ de quien en realidad no es culpable sino que siente profundo dolor y pena por algunos sacerdotes de nuestra Iglesia y por sus victimas.
    Hay personas (especialmente los no católicos) que no entienden el significado del perdón pedido en nombre de la Iglesia. No comprenden que los católicos somos todos Iglesia y que nos reconocemos pecadores ante Dios.
    En los sistemas judiciales civiles, ‘la confesión’ (no obtenida con apremios ilegales cuyo extremo es la tortura) todavía es la ‘reina de las pruebas’, pese a que por distintas causales incluyendo desórdenes siquiátricos algunas personas se declaran culpables de delitos que no han perpetrado o son inexistentes.
    Benedicto XVI, cuando Cardenal Ratzinger, desde la Congregación para la Doctrina de la Fe exigió a los obispos una actuación rigurosa y coherente como efectivamente dispuso con los documentos aprobados en 2001. Hasta entonces cardenales y obispos creían que los pedófilos podían recibir terapia hasta su curación, según lo que afirmaba una mayoría de la comunidad psiquiátrica.
    Va siendo momento de que se entienda el dolor y la pena del Santo Padre acerca de los actos inicuos de algunos sacerdotes pederastas.
    No vayan a creer algunos inescrupulosos codiciosos de dinero o brillo político- que pueden ante un supuesto reconocimiento de responsabilidad- someter legalmente a alguna humillación al Vicario de Cristo. Esto alcanza también a los dignatarios de la Iglesia que, en casos de abusos, deben cuidar que se apliquen con veracidad los procedimientos del juicio canónico- a quienes sean comprobadamente culpables - y de colaboración con las autoridades civiles para separar, de lo que sea tristemente cierto, lo presunto o falsario o simplemente difamatorio.
    Por aquí, en la Argentina, desgraciadamente no nos falta experiencia luego de 8 años de infame persecución que sufrió el sacerdote Julio César Grassi.

    Horacio Castro

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