CIUDAD DEL VATICANO, 24 MAY 2009 (VIS).-Benedicto XVI celebró la Santa Misa a las 10,15 en la Plaza Miranda de Cassino (Italia), donde llegó en helicóptero desde el Vaticano.
Hablando en la homilía de la Ascensión del Señor, que hoy se celebra en Italia y en muchos países del mundo, el Papa dijo ante unas 20.000 personas que "el cielo no indica un lugar sobre las estrellas, sino algo mucho más intrépido y sublime: indica a Cristo mismo, la Persona divina que acoge plenamente y por siempre a la humanidad, Aquél en el que Dios y hombre están para siempre inseparablemente unidos. Y nosotros nos acercamos al cielo, es más, entramos en el cielo, en la medida en que nos acercamos a Jesús y entramos en comunión con Él. Por lo tanto, la solemnidad de la Ascensión nos invita a una comunión profunda con Jesús muerto y resucitado, invisiblemente presente en la vida de cada uno de nosotros".
El Santo Padre evocó la Regla benedictina, que recomienda no anteponer nada a Cristo. "Esto -dijo- no nos distrae, al contrario, nos impulsa a un mayor compromiso para construir una sociedad en la que la solidaridad se exprese con signos concretos". En este sentido señaló que "la espiritualidad benedictina propone un programa evangélico sintetizado en el lema: "ora et labora et lege. Oración, trabajo y cultura".
"En primer lugar, la oración, que es la herencia más bella que san Benito dejó a sus monjes. (…) Es el sendero silencioso que conduce directamente al corazón de Dios; respiro del alma que nos devuelve la paz en las tempestades de la vida". Asimismo el Papa animó a cultivar "la escucha atenta de la Palabra divina, para poder ser profetas de verdad y de amor y comprometerse en la evangelización y promoción humana".
Refiriéndose al trabajo, Benedicto XVI destacó que "humanizar el mundo laboral es típico del alma del monaquismo". En este contexto expresó su solidaridad "con los que viven una preocupante situación de precariedad, a los trabajadores que cobran el seguro del paro o a los que son despedidos. Que la herida del desempleo que aflige a este territorio -pidió- impulse a los responsables de la administración pública, a los empresarios y a cuantos tienen la posibilidad, a buscar -con la contribución de todos-, soluciones válidas para resolver la crisis de desempleo, creando nuevos puestos de trabajo y salvaguardando así también a la familia".
"¿Cómo no recordar -se preguntó- que la familia tiene hoy urgente necesidad de ser mejor tutelada, porque está muy insidiada en las raíces mismas de su institución? "Pienso en los jóvenes -continuó- a los que les cuesta mucho encontrar una actividad laboral digna que les permita construir una familia. A ellos les digo: ¡No os desaniméis, queridos amigos, la Iglesia no os abandona!".
El Santo Padre habló también de la atención que prestan los benedictinos a la cultura y a la educación. "Sé -dijo- que para preparar mi visita habéis celebrado un encuentro sobre el tema de la educación para solicitar en todos la viva determinación para transmitir a los jóvenes los valores irrenunciables de nuestro patrimonio humano y cristiano. En el actual esfuerzo cultural para crear un nuevo humanismo, fiel a la tradición benedictina, queréis justamente subrayar también la atención al hombre frágil, débil, a las personas discapacitadas y a los inmigrantes".
"No es difícil percibir que vuestra comunidad, esta porción de la Iglesia que vive alrededor de Montecassino, es heredera y depositaria de la misión, impregnada del espíritu de san Benito, de proclamar que en nuestra vida nadie ni nada deben quitarle a Jesús el primer lugar; la misión de construir, en el nombre de Cristo, una nueva humanidad dispuesta a acoger y a ayudar a los más débiles".
PV-ITALIA/MISA/CASSINO VIS 20090525 (630)
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