CIUDAD DEL VATICANO, 12 JUN 2008 (VIS).-"La integridad personal y la santidad de vida son ingredientes esenciales del testimonio de los obispos", dijo el Santo Padre a los obispos de la Conferencia Episcopal de Bangladesh, a quienes recibió hoy en conclusión de su visita "ad limina".
"Los obispos -prosiguió- están llamados a ser pacientes, dóciles y amables en el espíritu de las Bienaventuranzas. De ese modo pueden hacer que los demás vean las realidades humanas a la luz del Reino de los Cielos. (...) Buena parte de vuestras gentes sufren a causa de la pobreza, del aislamiento o la discriminación y esperan de vosotros una guía espiritual que les lleve a reconocer en la fe y a experimentar con antelación que para Dios son bienaventurados".
El Santo Padre afirmó a continuación que "para la transmisión eficaz de la fe" era también necesaria la actividad de los catequistas y elogió los esfuerzos de los prelados para que estos fueran "numerosos, bien preparados y estimados por los fieles". "Como bien sabéis por vuestra experiencia pastoral- agregó- los catequistas juegan un papel central a la hora de preparar a las personas a recibir los sacramentos" y esta labor es muy importante "para que los hombres y mujeres que se preparan al sacramento del matrimonio lo reconozcan como una alianza para toda la vida de amor fiel y como un camino de santidad".
"He mencionado a menudo mi preocupación por la dificultad que tienen los hombres y mujeres de nuestros días para comprometerse de por vida", observó el Papa, recalcando que era "necesario que los cristianos reafirmen la alegría de la entrega completa de sí mismos en respuesta a la llamada radical del Evangelio" y entre los signos de respuesta están también "las numerosas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada" que experimenta actualmente Bangladesh.
"La Iglesia es católica -recordó el Santo Padre-, una comunidad que abraza a personas de todas las razas y lenguas y que no se limita a una cultura, o a un particular sistema social, económico o político. (...) Esta característica le proporciona una habilidad natural para fomentar la unidad y la paz".
"Queridos hermanos, (...) tenéis mucho que ofrecer a vuestra nación: amando a vuestro país, inspiráis tolerancia, moderación y comprensión. Alentando a las personas a compartir valores comunes para colaborar al bien común, contribuís a consolidar la estabilidad de vuestro país y a mantenerla en el futuro. Estos esfuerzos, por muy pequeños que sean, son una ayuda eficaz a la mayoría de vuestros compatriotas, que apoyan la noble tradición nacional de respeto mutuo, tolerancia y armonía social".
El Papa habló a continuación del diálogo interreligioso, "ingrediente esencial de la misión "ad gentes" de la Iglesia", afirmando que cuando éste se basa "en la verdad y el respeto mutuos no puede dejar de ejercer una influencia positiva en el clima social del país. La delicadeza de esta tarea requiere una sólida preparación del clero y los laicos, ante todo mediante un conocimiento más profundo de su propia fe y después ayudándoles a crecer en su comprensión del Islam, del Hinduismo, del Budismo y de las otras religiones presentes en vuestra región".
Al final, Benedicto XVI habló del Año Paulino, que "será para toda la Iglesia una invitación renovada a anunciar con valor incansable la Buena Nueva de Jesucristo. (...) Conozco muy bien las dificultades de la misión que se os ha confiado. Como los primeros cristianos, vivís como una pequeña comunidad en medio de una vasta población no cristiana. Vuestra presencia es un signo de que la predicación del Evangelio, que comenzó en Jerusalén y Judea, sigue difundiéndose hasta los confines de la tierra de acuerdo con el destino universal que el Señor quiso darle".
AL/.../BANGLADESH VIS 20080612 (620)
"Los obispos -prosiguió- están llamados a ser pacientes, dóciles y amables en el espíritu de las Bienaventuranzas. De ese modo pueden hacer que los demás vean las realidades humanas a la luz del Reino de los Cielos. (...) Buena parte de vuestras gentes sufren a causa de la pobreza, del aislamiento o la discriminación y esperan de vosotros una guía espiritual que les lleve a reconocer en la fe y a experimentar con antelación que para Dios son bienaventurados".
El Santo Padre afirmó a continuación que "para la transmisión eficaz de la fe" era también necesaria la actividad de los catequistas y elogió los esfuerzos de los prelados para que estos fueran "numerosos, bien preparados y estimados por los fieles". "Como bien sabéis por vuestra experiencia pastoral- agregó- los catequistas juegan un papel central a la hora de preparar a las personas a recibir los sacramentos" y esta labor es muy importante "para que los hombres y mujeres que se preparan al sacramento del matrimonio lo reconozcan como una alianza para toda la vida de amor fiel y como un camino de santidad".
"He mencionado a menudo mi preocupación por la dificultad que tienen los hombres y mujeres de nuestros días para comprometerse de por vida", observó el Papa, recalcando que era "necesario que los cristianos reafirmen la alegría de la entrega completa de sí mismos en respuesta a la llamada radical del Evangelio" y entre los signos de respuesta están también "las numerosas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada" que experimenta actualmente Bangladesh.
"La Iglesia es católica -recordó el Santo Padre-, una comunidad que abraza a personas de todas las razas y lenguas y que no se limita a una cultura, o a un particular sistema social, económico o político. (...) Esta característica le proporciona una habilidad natural para fomentar la unidad y la paz".
"Queridos hermanos, (...) tenéis mucho que ofrecer a vuestra nación: amando a vuestro país, inspiráis tolerancia, moderación y comprensión. Alentando a las personas a compartir valores comunes para colaborar al bien común, contribuís a consolidar la estabilidad de vuestro país y a mantenerla en el futuro. Estos esfuerzos, por muy pequeños que sean, son una ayuda eficaz a la mayoría de vuestros compatriotas, que apoyan la noble tradición nacional de respeto mutuo, tolerancia y armonía social".
El Papa habló a continuación del diálogo interreligioso, "ingrediente esencial de la misión "ad gentes" de la Iglesia", afirmando que cuando éste se basa "en la verdad y el respeto mutuos no puede dejar de ejercer una influencia positiva en el clima social del país. La delicadeza de esta tarea requiere una sólida preparación del clero y los laicos, ante todo mediante un conocimiento más profundo de su propia fe y después ayudándoles a crecer en su comprensión del Islam, del Hinduismo, del Budismo y de las otras religiones presentes en vuestra región".
Al final, Benedicto XVI habló del Año Paulino, que "será para toda la Iglesia una invitación renovada a anunciar con valor incansable la Buena Nueva de Jesucristo. (...) Conozco muy bien las dificultades de la misión que se os ha confiado. Como los primeros cristianos, vivís como una pequeña comunidad en medio de una vasta población no cristiana. Vuestra presencia es un signo de que la predicación del Evangelio, que comenzó en Jerusalén y Judea, sigue difundiéndose hasta los confines de la tierra de acuerdo con el destino universal que el Señor quiso darle".
AL/.../BANGLADESH VIS 20080612 (620)
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