CIUDAD DEL VATICANO, 15 MAY 2008 (VIS).-Quinientas mujeres, pertenecientes al Ordo Virginum, llegadas a Roma en peregrinación para participar en un congreso internacional de ese orden, fueron recibidas esta mañana por Benedicto XVI en el Vaticano.
En el discurso que les dirigió, el Papa recordó que la virginidad consagrada era "un don en la Iglesia y para la Iglesia", como dice el congreso, y las invitó a "crecer día tras día en la comprensión de un carisma tan luminoso y fecundo a los ojos de la fe, cuanto oscuro e inútil a los del mundo".
"El Orden de las Vírgenes constituye una expresión particular de vida consagrada, que volvió a florecer en la Iglesia después del Concilio Vaticano II -explicó el Santo Padre- pero sus raíces son antiguas; se hunden en los inicios de la vida evangélica cuando, como novedad inaudita, el corazón de algunas mujeres comenzó a abrirse al deseo de la virginidad consagrada: al deseo de entregar a Dios todo el ser que se realizó extraordinariamente por primera vez en la Virgen de Nazaret y en su "sí".
"Vuestro carisma debe reflejar la intensidad y también la frescura de sus orígenes", dijo Benedicto XVI, observando que al principio "no se configuraba con modalidades particulares de vida pero que, poco a poco, se fue institucionalizando hasta llegar a una consagración pública verdadera y solemne, conferida por el obispo mediante un sugestivo rito litúrgico que hacía de la mujer consagrada la "sponsa Christi", imagen de la Iglesia esposa".
Esta vocación está "profundamente enraizada en la Iglesia particular", a la que las consagradas pertenecen y "de la existencia de la diócesis, con sus tradiciones, sus santos, sus valores, límites y dificultades" estas personas llegan a "la Iglesia universal, sobre todo compartiendo la oración litúrgica". "Así vuestro yo orante -dijo el Papa- se dilatará progresivamente hasta que en la oración no haya más que un gran "nosotros". (...) En el diálogo con Dios, abrios al diálogo con todas las criaturas".
"La elección de la vida virginal es efectivamente -concluyó- un llamamiento al carácter transitorio de la realidad terrestre y un anticipo de los bienes futuros. Sed testigos de la espera vigilante y laboriosa, de la alegría, de la paz que es propia de quien se abandona al amor de Dios. Estad presentes en el mundo y peregrinad hacia el Reino".
AC/ORDO VIRGINUM/... VIS 20080515 (400)
En el discurso que les dirigió, el Papa recordó que la virginidad consagrada era "un don en la Iglesia y para la Iglesia", como dice el congreso, y las invitó a "crecer día tras día en la comprensión de un carisma tan luminoso y fecundo a los ojos de la fe, cuanto oscuro e inútil a los del mundo".
"El Orden de las Vírgenes constituye una expresión particular de vida consagrada, que volvió a florecer en la Iglesia después del Concilio Vaticano II -explicó el Santo Padre- pero sus raíces son antiguas; se hunden en los inicios de la vida evangélica cuando, como novedad inaudita, el corazón de algunas mujeres comenzó a abrirse al deseo de la virginidad consagrada: al deseo de entregar a Dios todo el ser que se realizó extraordinariamente por primera vez en la Virgen de Nazaret y en su "sí".
"Vuestro carisma debe reflejar la intensidad y también la frescura de sus orígenes", dijo Benedicto XVI, observando que al principio "no se configuraba con modalidades particulares de vida pero que, poco a poco, se fue institucionalizando hasta llegar a una consagración pública verdadera y solemne, conferida por el obispo mediante un sugestivo rito litúrgico que hacía de la mujer consagrada la "sponsa Christi", imagen de la Iglesia esposa".
Esta vocación está "profundamente enraizada en la Iglesia particular", a la que las consagradas pertenecen y "de la existencia de la diócesis, con sus tradiciones, sus santos, sus valores, límites y dificultades" estas personas llegan a "la Iglesia universal, sobre todo compartiendo la oración litúrgica". "Así vuestro yo orante -dijo el Papa- se dilatará progresivamente hasta que en la oración no haya más que un gran "nosotros". (...) En el diálogo con Dios, abrios al diálogo con todas las criaturas".
"La elección de la vida virginal es efectivamente -concluyó- un llamamiento al carácter transitorio de la realidad terrestre y un anticipo de los bienes futuros. Sed testigos de la espera vigilante y laboriosa, de la alegría, de la paz que es propia de quien se abandona al amor de Dios. Estad presentes en el mundo y peregrinad hacia el Reino".
AC/ORDO VIRGINUM/... VIS 20080515 (400)
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