CIUDAD DEL VATICANO, 21 MAR 2008 (VIS).-A las 17,00 de hoy, Viernes Santo, el Papa presidió en la basílica vaticana la celebración de la Pasión del Señor. Como es tradicional, tras la lectura de la Pasión según San Juan, el padre Raniero Cantalamessa, O.F.M. Cap., predicador de la Casa Pontificia, pronunció la homilía. A continuación, tuvo lugar la oración universal, la adoración de la Santa Cruz y la Sagrada Comunión.
A las 21,15, el Santo Padre se desplazó al Coliseo para presidir el Vía Crucis. Los textos de las meditaciones de este año han sido compuestos por el cardenal Joseph Zen Ze-kiun, S.D.B., obispo de Hong Kong. Las persecuciones que sufre la Iglesia católica en varias partes del mundo fueron el hilo conductor de las meditaciones.
En una noche fría y lluviosa, Benedicto XVI siguió la ceremonia desde la colina del Palatino y llevó la cruz al final de la última estación. Durante las otras trece estaciones la cruz fue portada por el cardenal Camillo Ruini, vicario general para la diócesis de Roma; una religiosa de Burkina Faso, una familia romana, una mujer en silla de ruedas, dos frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa y una joven china.
Al terminar la ceremonia, el Santo Padre pronunció unas palabras. "La Cruz -dijo- es la fuente de vida inmortal, es escuela de justicia y de paz, es patrimonio universal de perdón y de misericordia; es prueba permanente de un amor infinito que ha llevado a Dios a hacerse un hombre vulnerable como nosotros hasta morir crucificado".
Tras poner de relieve que "por desgracia, los seres humanos no siempre son capaces de percibir la profundidad de este amor ilimitado de Dios por sus criaturas", el Papa subrayó que "para Él no hay diferencia de raza ni de cultura. Jesucristo ha muerto para liberar a la humanidad entera de la ignorancia de Dios, del círculo de odio y venganza, de la esclavitud del pecado. La Cruz nos hace hermanos".
"Muchos, incluso en nuestra época -aseguró-, no conocen a Dios y no pueden encontrarlo en Cristo crucificado; son muchos los que buscan un amor y una libertad que excluye a Dios, muchos creen que no necesitan a Dios. Queridos amigos, después de haber vivido juntos la pasión de Jesús, dejemos esta noche que su sacrificio en la Cruz nos interpele; permitámosle poner en crisis nuestras certezas humanas; abrámosle el corazón: Jesús es la Verdad que nos hace libres para amar.¡No temamos! Muriendo, el Señor ha salvado a los pecadores, es decir, a todos nosotros".
"Esta es la verdad del Viernes Santo -terminó-: en su cruz, el Redentor nos ha restituido la dignidad que nos pertenece, nos ha hecho hijos adoptivos de Dios, que nos creó a su imagen y semejanza".
BXVI-SEMANA SANTA/VIERNES SANTO/… VIS 20080326 (400)
A las 21,15, el Santo Padre se desplazó al Coliseo para presidir el Vía Crucis. Los textos de las meditaciones de este año han sido compuestos por el cardenal Joseph Zen Ze-kiun, S.D.B., obispo de Hong Kong. Las persecuciones que sufre la Iglesia católica en varias partes del mundo fueron el hilo conductor de las meditaciones.
En una noche fría y lluviosa, Benedicto XVI siguió la ceremonia desde la colina del Palatino y llevó la cruz al final de la última estación. Durante las otras trece estaciones la cruz fue portada por el cardenal Camillo Ruini, vicario general para la diócesis de Roma; una religiosa de Burkina Faso, una familia romana, una mujer en silla de ruedas, dos frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa y una joven china.
Al terminar la ceremonia, el Santo Padre pronunció unas palabras. "La Cruz -dijo- es la fuente de vida inmortal, es escuela de justicia y de paz, es patrimonio universal de perdón y de misericordia; es prueba permanente de un amor infinito que ha llevado a Dios a hacerse un hombre vulnerable como nosotros hasta morir crucificado".
Tras poner de relieve que "por desgracia, los seres humanos no siempre son capaces de percibir la profundidad de este amor ilimitado de Dios por sus criaturas", el Papa subrayó que "para Él no hay diferencia de raza ni de cultura. Jesucristo ha muerto para liberar a la humanidad entera de la ignorancia de Dios, del círculo de odio y venganza, de la esclavitud del pecado. La Cruz nos hace hermanos".
"Muchos, incluso en nuestra época -aseguró-, no conocen a Dios y no pueden encontrarlo en Cristo crucificado; son muchos los que buscan un amor y una libertad que excluye a Dios, muchos creen que no necesitan a Dios. Queridos amigos, después de haber vivido juntos la pasión de Jesús, dejemos esta noche que su sacrificio en la Cruz nos interpele; permitámosle poner en crisis nuestras certezas humanas; abrámosle el corazón: Jesús es la Verdad que nos hace libres para amar.¡No temamos! Muriendo, el Señor ha salvado a los pecadores, es decir, a todos nosotros".
"Esta es la verdad del Viernes Santo -terminó-: en su cruz, el Redentor nos ha restituido la dignidad que nos pertenece, nos ha hecho hijos adoptivos de Dios, que nos creó a su imagen y semejanza".
BXVI-SEMANA SANTA/VIERNES SANTO/… VIS 20080326 (400)
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