CIUDAD DEL VATICANO, 16 FEB 2008 (VIS).-Al terminar esta mañana en la Capilla "Redemptoris Mater" del Vaticano los ejercicios espirituales para la Curia Romana, el Papa dio las gracias en nombre de todos los presentes al predicador, el cardenal Albert Vanhoye, S.I. El tema de las meditaciones de este año ha sido: "Acojamos a Cristo nuestro Sumo Sacerdote. "Ya que tenemos un Sumo Sacerdote que ha entrado en los cielos -Jesús, el Hijo de Dios-, mantengamos firme nuestra confesión de fe" (Hb 4,14).
El Papa recordó la imagen de Jesús arrodillado ante Pedro para lavarle los pies, "que he tenido siempre ante los ojos y me ha hablado durante las meditaciones. He visto que precisamente aquí, en este comportamiento, en este acto de extrema humildad se realiza el nuevo sacerdocio de Jesús. Y se realiza precisamente en el acto de la solidaridad con nosotros, con nuestras debilidades, nuestro sufrimiento, nuestras pruebas, hasta la muerte".
"También he visto con ojos nuevos las vestiduras rojas de Jesús, que nos hablan de su sangre. Usted -continuó refiriéndose al predicador- nos ha enseñado cómo la sangre de Jesús era, a causa de su oración, "oxigenada" por el Espíritu Santo. Y de este modo, se ha convertido en fuerza de resurrección y fuente de vida para nosotros".
El Santo Padre comentó también el momento en el que Pedro ruega al Señor que no solo le lave los pies, sino también la cabeza y las manos. "Me parece -dijo- que expresa -más allá de aquel momento- la dificultad del apóstol y de todos los discípulos del Señor de entender la sorprendente novedad del sacerdocio de Jesús, de este sacerdocio que es humillación, solidaridad con nosotros y nos abre el acceso al verdadero santuario, el cuerpo resucitado de Jesús".
"Durante los años como discípulo y hasta su propia crucifixión, San Pedro tuvo que escuchar siempre de nuevo a Jesús, para entrar cada vez con mayor profundidad en el misterio de su sacerdocio, del sacerdocio de Cristo comunicado a los apóstoles y a sus sucesores. En este sentido, la figura de Pedro es como la figura de todos nosotros en estos días. Usted -concluyó refiriéndose al cardenal Vanhoye-, nos ha ayudado a escuchar la voz del Señor, a aprender de nuevo en qué consiste su sacerdocio y también el nuestro. Nos ha ayudado a entrar en la participación en el sacerdocio de Cristo y a recibir el nuevo corazón, el corazón de Jesús como centro del misterio de la nueva Alianza".
AC/AGRADECIMIENTO PREDICADOR/VANHOYE VIS 20080218 (400)
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